AMALIA— Sí señor…Empino más mis nalgas facilitando la penetración de su falo hasta el fondo, mis pies descalzos, de puntillas, erguida sobre el suelo frío y mis manos cerrándose en puños sobre la pared.Mis gemidos se amortiguan contra su ancha palma y afuera me siguen llamando para tomar la invitación, pero ahora mismo solo pienso con la vagina, esa misma que está siendo follada bien rico, por el sexy Alfa gruñendo contra mi nuca y tomándome sin misericordia.Coloco un brazo delante de mi rostro para protegerme cada vez que soy empujada hacia delante, las puntas de mis senos rebotan y rozan constantemente la rugosa pared haciendo que escalofríos de placer bajen por mi espalda empapada en sudor.Llevo la otra mano hacia atrás, hundiendo mis garras de loba en su cadera que oscila vigorosa, sin dejar de chocar contra mis nalgas, cada vez más duro y rápido. “Espera, Ajax, más suave amor, aahhh, nos van a descubrir Alfa…”“No puedo, nena, no puedo parar ahora… Sshhh ah joder qué rico s
AJAX Desde que Edgar entró por la puerta supe que esto sería un teatro, ambos fingiríamos, estoy seguro de que Alfred le había llenado la mente de mentiras y manipulaciones. Si a mí me lo hizo, ¿cómo no lo lograría con el corazón codicioso de mi sobrino? El Rey Hechicero me habló de un hechizo en particular que preparó para el Alfred, no pude creer que fuese Edgar quien lo hiciera al final. Mi corazón hasta el último momento le dio un voto de confianza, sin embargo, de nuevo terminó por rompérmelo. — Lo sé todo, tío, el Rey me lo dijo, que te estabas convirtiendo en un Renegado ¡¿Por qué nunca me lo contaste?! ¿Tanto así me odias? ¡Soy tu familia al final, la única que te queda! ¡No Kane, ni nadie más, solo yo! – me gritó levantándose del sillón frente a mí. Yo solo tomaba mi bebida, sentado en el sofá de cuero y lo escuchaba, mordiéndome la lengua para no decirle, que ya quisiera él llegarles a los tobillos de mi fiel Beta. Ese sí que era mi amigo y me lo había demostrado hasta
EDGAR— Mi tío y yo vamos a un sitio que no te interesa, mejor métete en tus asuntos, nunca olvides que eres solo el Beta de esta manada – “y no por mucho tiempo”Pensé girándome para enfrentarlo y fulminarlo con la mirada. Odiaba a este maldit0 de Kane casi igual que a Ajax.— Y tú no eres nada en esta manada, Edgar, todo lo que tenga que ver con el Alfa es mi asunto…— Tío, dile que irás conmigo a un lugar.— Iré con Edgar a un lugar – repitió mecánicamente, pero enseguida lo empujé por el hombro para sacarlo de la casa.No podía dar tiempo a que Kane sospechara nada. Se quedó ahí, de pie, desconcertado, en el medio del hall.Que disfrutara las horas que le quedaban en esta manada.Le ordené subirse en el asiento del copiloto e incluso tuve que ponerle el cinturón porque ya estaba más que sonso.Subí del lado del conductor de mi Mercedes y arranqué, dando un suspiro de alivio, porque todo salió mejor y más fácil de lo que imaginé.Durante el camino y al verlo ya en coma, con los ojo
ALFREDAbro de inmediato la puerta que lleva a la entrada subterránea que casi nadie conoce y lo observo en el pasillo oscuro de pie.— ¿Lo lograste? ¿Acabaste con él? – le pregunto con el corazón latiendo salvaje en mi pecho.— Si me dejas pasar, te lo muestro – me dice y me retrocedo, a una distancia prudencial.No confío en nadie realmente, ¿y si Edgar se ablandó y está conspirando contra mí y a favor de Ajax?Él accede entonces al enorme salón con paredes recubiertas en finas maderas y adornos de oro y plata, un enorme tragaluz en el techo acristalado, sobre el artefacto de la Diosa, alumbra con los últimos rayos del atardecer, la noche se acerca y el momento de la ceremonia también.— Aquí está, justo como lo prometí, él se tomó ese veneno y firmó los documentos, luego lo traje en el auto antes de que se desmayara y sospecharan sus hombres— me explica y empuja una camilla donde un cuerpo descansa encima con una sabana blanca que lo cubre.Todo eso fue dejado en el aparcamiento se
AMALIAUna fuerte bofetada me hizo despertar de golpe.Aturdida, con la cabeza colgando, miré confundida a mis rodillas y mis pies.Estaba sentada sobre una silla y mis manos se encontraban atadas sobre mi regazo.— Hasta que despiertas, ¿qué te crees, que esta es tu casa? – la voz enojada de una mujer, me hace levantar la vista para fijarla en el rostro de esa rubia, la tal Vivianne, la usurpadora de mi lugar.Estamos en lo que parece una cava subterránea de vinos, media oscura y solo unas luces amarillas en el techo alumbran la instancia.— ¿Por qué me estás haciendo esto? ¿Acaso la familia real trata así a los invitados? – le pregunté mostrándome indignada, llevaba el hechizo para cambiar mi forma, no sabía si me habían descubierto, pero no regalaría mi identidad, así como así.— No te hagas más la señorita Agnes, sé muy bien que eres la zorra del Alfa Ajax – se acercó hacia mi posición, saliendo de las sombras, moviendo en su mano un afilado puñal.Mis ojos no podían apartarse de
AMALIA— ¡Suelta a mi hermano, o destripo a tu mujercita, Alfa Ajax! – gritó agarrándome por el cuello y hundiendo la punta de la daga, casi hasta llegar a mi yugular.Apreté los dientes ante el dolor de la herida.La pelea se detuvo de inmediato, tiempo que aprovechó Alfred para salir del cerco de Ajax.— ¡Suéltala, le haces daño y te juro…!— ¡No estás en posición de amenazarme, maldito Ajax, lo creas o no voy a matar a esta mujer, aléjate de mi hermano ahora mismo! – le gritó y pude ver el miedo en los ojos de Ajax al observar la herida en mi cuello y los moretones en mi rostro.Apretó los nudillos con impotencia, pero retrocedió sin dejar de mirarme.— ¡Suéltala, hagan lo que quieran conmigo, pero déjenla ir, no se imaginan las consecuencias si le hacen daño a ella! – Le rugió principalmente a Alfred, que se incorporaba llevándose la mano a las costillas con una expresión dolorosa.Su ropa hecha jirones, marcas de garras por toda la piel ensangrentada y me preguntaba por qué en es
AMALIAAjax me rugió desesperado, mis dedos a solo centímetros de la superficie reluciente.— ¡Alfred, voy a asesinarte a ti y a toda tu maldit4 familia!El tiempo pareció congelarse en un segundo, sentía los gritos de Ajax, sus pasos apresurados corriendo hacia mi posición, me gritaba en la mente que huyera, que podía destruirme la energía del cáliz sin haber sido bendecida todavía.La presencia de Vivianne se cernía detrás de mi espalda, el filo del puñal brilló con los reflejos de la luna, lo sabía, ellos no permitirían que yo viviera porque entonces, ella no tenía posibilidad de ser la elegida.Arriesgándolo todo y siguiendo mis instintos, tomé el pesado artefacto de oro en mis manos, traspasando el hechizo asesino que lo protegía de intrusos.Siseé y apreté los dientes, ante el dolor de la quemadura en mis manos unidas por las amarras, pero no lo solté, con todas mis fuerzas lo cargué por el lado más estrecho y con la adrenalina corriendo por mis venas, me giré y golpeé a Viviann
AMALIAPero de nuevo no pude llegar a él y eso me tenía demasiado nerviosa.Lo sentía, Ajax estaba en un momento crítico, demasiada ira en su interior y en el límite de convertirse también en un lobo sin humanidad.Salí corriendo por la misma puerta que había escapado Vivianne, me di cuenta de que existían varios accesos a este laboratorio.A través de túnel oscuro que llevaba a un sitio desconocido, la rastreé y la perseguí.“¡Kane, KANE!”, llamé como desquiciada a mi otra esperanza, en lo que corría desenfrenada.“¡Amalia, estamos atacando la mansión, luchando con los guardias, pero el Rey sigue vivo, siento aún el lazo con la raza! ¡¿Qué está sucediendo ahí?!”, casi respiro de alivio al escucharlo.“¡Renegados, Kane, hay como veinte Renegados sueltos por la loca de la hermana del Rey, temo por Ajax y por ustedes!”, le avisé alertándolo.“¡Amalia, esa mujer salió por aquella puerta hace unos segundos!”, mi loba me anuncia.“¡Amalia, escapa entonces, no te pongas en riesgos, Ajax es