Puta mierda, sí que estaba nervioso.
Veía detrás del telón la capilla donde mi hermana se casaría en pocos minutos, las espaldas de los invitados sentados en los bancos de la iglesia y... Ninguna de esas espaldas era de Abigail.
¿Iba a venir? ¿Cambiaría de opinión en el último minuto? ¿O estaría escondida buscándome, así como yo lo hacía con ella?
―Pareces una adolescente acosand
Miraba el bulto inerte a mis pies sin poder creerme que aquello realmente había sucedido. ― ¿Es en serio? ―Pronuncié sin dirigirme a nadie en específico, ya que la única persona conmigo, se encontraba desmayada ante mí. Acerqué mi pie derecho hasta el estómago de Alex y lo moví suavemente para ver si reaccionaba, pero ni eso funcionó. ―Alex, despierta ya―Dije sin conseguir ninguna respuesta. Un año después en algún lugar del Atlántico. ― ¿Tienes los anillos? ―Pregunté a Mark. ―Por enésima vez, si―Respondió este exasperado. ― ¿Por qué tarda tanto? ―Dije caminando ansioso por el altar. ―Amigo, vistes de blanco, ¡Deja de moverte tanto! ―Exclamó mi padrino mirándome molesto. Unete a mí en la nueva entrega de esta entrañable saga. Christopher Royce tuvo una vida dura desde sus inicios, lo que lo llevó a ser una persona retraída y sería. Esto se agrava aun más después de un hecho que marcó su vida, por lo que Christopher se decide a enfocarse solamente en su trabajo, volviéndolo aún más solitario de ser posible. Hoy en día, solo confía en un par de personas pues se le hace imposible volver a abrirse una vez más. Lleno de rencor, desconfianza y cansado con la vida que lleva, acepta el regalo que su mejor amigo le hace para su cumpleaños: Un viaje a Hawaii. Lo que Christopher no espera, es que este viEPILOGO. ALEX
CHRISTOPHER
En ese momento, todo era mágico.No había dolor.No había recuerdos tortuosos.No existía nada.Solo existía la grandiosa y regordeta boca de la morena de ojos verde que estaba hincada frente a mí y el placer
Había muerto.Tenía que haber muerto y entrado al cielo.¿De qué otra manera se explicaría que tuviese sobre mí, al más hermoso ángel de cabellos rubios?Su cabello estaba desordenado, claro, disparado hacia todas las direcciones, pero era hermosa y lucia tan inocente...Aunque me parecía ext
― ¿Entonces aquí es donde llegan las cajas? ―Pregunté volteándome para mirarla.―Si―Asintió y corrió hacia la orilla hasta pararse a unos metros de mí―Justo aquí las consigo siempre.― ¿Y tú las llevas hasta la cabaña? ―Cuestioné incrédulo―Son al menos dos kilómetros hasta allá.Esa caja pesaba al menos 20 kilos, no creía posible tal hazaña viniendo de tan peque&nti
―Y entonces me dijo que tuviese algo de dignidad... ¿Cómo se supone que deba actuar, Peter?Mi amigo plumífero bateó sus alas en forma de respuesta.―Si, ya sé que no he mostrado mi mejor actitud, pero me pone nerviosa ¿Sabes? Cada vez que veo sus ojos, mis manos tiemblan y mis pensamientos se dividen―Expliqué confundida.Peter saltó de mis piernas y comenzó a correr mientras piaba fuerte, haciéndome reír a
―Alex, creo que moriré... ―Resiste, sé que lo lograremos. ―Duele mucho, Alex... ―Silencio cariño, ahí vienen. ―No importa, igual ya estoy muerta... Desperté sobresaltado, producto del relámpago que resonó en la oscuridad de la habitación. La pesadilla me dejó confundido al no recordar en donde me encontraba, pero pronto mi mente se despejó. Estaba en la cabaña de Abbie, y esta no se encontraba en su cama. Me senté, aun intentando normalizar mi respiración, y escaneé la habitación en busca de la dueña. Otro relámpago alumbró la estancia, haciendo que la cabaña se estremeciera y pude visualizar una sombra frente a la ventana que daba a la playa. ― ¿Abbie? Me levanté y me acerqué a ella, ya que, al parecer, no me había escuchado cuando la llamé. ― ¿Abbie? ―Se sobresaltó cuando la tomé de sus hombros para girarla― ¿Qué pasa, pequeña? ¿No puedes dormir?