- ¡Joder, que despiertes de una vez!
Abrí los ojos solo par
― ¡Joder, que despiertes de una vez!
Abrí los ojos solo para encontrarme con el cielo comenzando a oscurecerse y a un furibundo Tom cernido sobre mí.
― ¿Qué...? ―Aclaré mi garganta al no poder hablar bien― ¿Qué sucedió? ¿Dónde estoy?
Todo era una pesadilla. Solo seguía durmiendo y estaba teniendo un mal sueño. En algún momento sentiría los labios de Alex besándome desde la mejilla hasta mi pecho para despertarme y poder hacer el amor en plena madrugada, tal como había sucedido unos días atrás. No había sido secuestrada, no había visto caer por segunda vez al hombre que amaba y tampoco había sido drogada, traída a algún sitio escondido hasta de la mirada de Dios y por supuesto mis manos no fueron amarradas a m
―Alex.Levanté la cabeza de entre mis manos al escuchar la voz de Mark desde la puerta de la oficina.― ¿Qué haces aquí? ―Pregunté levantándome del sofá, mi voz salió rasposa por el llanto contenido.Joder, me sentía entumecido por el tiempo que llevaba sentado en aquella posición desde que me llamara Arthur. ― ¿Estás bien así?―Si.― ¿Estás segura? Puedo colocarte otra almohada si lo deseas―Siguió insistiendo.―Alex―Le corté la diatriba diaria―Estoy bien, estoy cómoda, no necesito nada más.Me miró serio fijamente unos segundos antes de bajar la mirada, girarse y salir de mi habitaci&oacut31 ABBIE
―Ah, mierda―Murmuré mirándome al espejo. El tipo que me devolvía la mirada no se parecía en nada al que yo conocía. Lucía demacrado, ojeroso, había perdido peso y en su mirada se veía mucha tristeza. Eso es lo que más resaltaba entre todo, desafortunadamente no había mucho qué hacer para cambiar ese hecho. Salí del baño apagando la luz, cerrando la puerta detrás de mí y sorprendiéndome cuando me encontré con mamá y mi hermana en mi oficina. ―Bueno―Comenzó a decir mi madre mirándome con ojo crítico―Al menos se quitó la barba. ―Ya no parece un indigente―Estuvo de acuerdo Alessia asintiendo. ― ¿Qué demonios quieren? ―Dije yendo hacia mi escritorio y sentándome ante él―Por si no lo notan, estoy trabajando. ―Siempre estás trabajando―Espetó mamá cruzándose de brazos―Dime, Alex ¿Cuándo fue la última vez que estuviste en tu apartamento? ―Ayer lo hice―Murmuré apartando la vista. ―Mamá se refería a la última vez q
Puta mierda, sí que estaba nervioso.Veía detrás del telón la capilla donde mi hermana se casaría en pocos minutos, las espaldas de los invitados sentados en los bancos de la iglesia y... Ninguna de esas espaldas era de Abigail.¿Iba a venir? ¿Cambiaría de opinión en el último minuto? ¿O estaría escondida buscándome, así como yo lo hacía con ella?―Pareces una adolescente acosand
Miraba el bulto inerte a mis pies sin poder creerme que aquello realmente había sucedido. ― ¿Es en serio? ―Pronuncié sin dirigirme a nadie en específico, ya que la única persona conmigo, se encontraba desmayada ante mí. Acerqué mi pie derecho hasta el estómago de Alex y lo moví suavemente para ver si reaccionaba, pero ni eso funcionó. ―Alex, despierta ya―Dije sin conseguir ninguna respuesta. Un año después en algún lugar del Atlántico. ― ¿Tienes los anillos? ―Pregunté a Mark. ―Por enésima vez, si―Respondió este exasperado. ― ¿Por qué tarda tanto? ―Dije caminando ansioso por el altar. ―Amigo, vistes de blanco, ¡Deja de moverte tanto! ―Exclamó mi padrino mirándome molesto. Unete a mí en la nueva entrega de esta entrañable saga. Christopher Royce tuvo una vida dura desde sus inicios, lo que lo llevó a ser una persona retraída y sería. Esto se agrava aun más después de un hecho que marcó su vida, por lo que Christopher se decide a enfocarse solamente en su trabajo, volviéndolo aún más solitario de ser posible. Hoy en día, solo confía en un par de personas pues se le hace imposible volver a abrirse una vez más. Lleno de rencor, desconfianza y cansado con la vida que lleva, acepta el regalo que su mejor amigo le hace para su cumpleaños: Un viaje a Hawaii. Lo que Christopher no espera, es que este viEPILOGO. ALEX
CHRISTOPHER