—–Tómate este medicamento —–Antonio me acercó un frasco rojo que no pude distinguir—–, te hará dormir |
—–Es por tu bien, Adrián, éstas no tienen efectos secundarios —–abrió la tapa y extrajo una capsula del mismo color del frasco—–. Sólo tienes que tomar una para relajarte y dos para dormir profundamente. Jamás te excedas de esa dosis, el Doctor Montesinos dice que puede ser peligroso. De igual forma me encargaré de hacerlo.
Sabía que todo lo que hacia mi hermano era por mi bien. Últimamente había empezado a tener lapsus mentales: me encontraba en un lugar sin saber cómo ni por qué había llegado allí.
Ese era uno de esos casos: estábamos en nuestra casa, sentados en mi cama, sin saber qué es lo que había pasado antes de estar en esas condiciones. Me s
DEMENCIAA esas instancias sabía que algo no iba bien en mi cerebro a pesar de que era consciente de todas las experiencias vividas. Como no iba a ser consciente, si lo vivía intensamente; cada detalle, cada destello de color.Podía sentir mis pies en el suelo, la brisa sobre la piel y las manos de Jazmín en mi rostro. A pesar de eso lo único que me hacía comprender que seguía vivo eran los latidos de mi corazón; los oía muy claro. Aún no comprendía, era evidente que por muy intensos y vívidos que fueran los sueños sólo eran eso: sueños. Pero ¿qué tan alejados estaban de la realidad en donde me acababa de despertar? De igual manera apreciaba la luz con la misma intensidad entrando por la ventana; debían de ser alrededor de las dos de la tarde. La luz del sol estaba a punto de llegar a la manija del escaparate. También sentí la textura de mi colchón y las sábanas, era igual
EL DESPERTARYa sólo quedaban ruinas de lo que un día se llamó cordura. ¿Qué se suponía que iba hacer?La duda apareció de nuevo.—–¿Qué estoy haciendo aquí? —–dije en voz baja, y una ráfaga gélida de viento se llevó las palabras para sumergirme en el silencio.—–Tengo que salir de aquí —–el miedo empezó a ganar la batalla.Comenzó una lucha interna insoportable; quería huir pero, ¿qué haría después que me marchara?, ¿seguiría vagando en un mundo de sueños interminables?No continuaría con esa incertidumbre, ya había llegado hasta ahí así que no daría marcha atrás. Tomé el pico y empecé a desgarrar la tierra húmeda por el agua. Cada golpe al suelo eran diez en mi corazón.Seguí cavando.Al principio sentí que no lograba nada, el gran esfuerzo que hacía para remover algo de tierra se anulaba cuando el agujero quedaba hecho un lago que tapa
EPÍLOGOCuando escribo estas líneas rememoro cada detalle de la historia que les acabo de relatar como si fuera una película reproduciéndose en mi cabeza. Hubo situaciones de intenso temor, sí; pero… es difícil de explicar, las palabras me limitan.Lo intentaré:Estoy seguro que ocupé cada espacio de las realidades que se me presentaron. También es claro, para mí, que todas las sensaciones que experimenté se llevaron a cabo a un nivel fisiológico, incluyendo el miedo. Pero a lo que de este lado del velo llamamos “miedo” ya no existe en mí fisiología. Es por eso que ese sentimiento, hoy en día, sólo es una palabra a la que no le encuentro ningún sentido. La muerte es la fuente de todos los miedos; cuando comprendes que la muerte no existe, no hay motivos para temer.Tuve períodos de intensa paz y felicidad, dos poderosas energías que no me han abandonado desde el día del despertar. Muchas veces las percibo como una lejana melodía que se acerca a susurrarme a
EPÍLOGO DEL AUTORNo es mucho lo que puedo agregar sobre el relato anterior. La vida de sus personajes continuó y yo tuve la gran suerte de encontrarme con uno de sus protagonistas. En cuanto a Jazmín, por mucho que indagué, no obtuve información de su vida ni de su muerte. Sólo llegué a especular el año de su partida de acuerdo a la fecha del último retrato pintado por Adrián y algunas conversaciones que tuvimos. En todo caso esos detalles carecen de importancia ante el mensaje esperanzador que este hombre extraordinario me confió y que comparto con el lector.Y no, no se me ha olvidado:—–¿Quién o Que es Dios?—–¿Puedes beber el agua de todos los océanos del planeta?—–Claro que no.—–Querido amigo, ¡Dios es un océano infinito! Tratar de comprenderlo, del todo, es intentar beber toda el agua.Lo que si podemos hacer es bañarnos en El, sentir el impacto de sus olas y refrescarnos. Cuando sea la hora de abandonar nuestro soporte físico, no
REFERENCIASRef_1. Así como Adrián me animó a indagar en la Cábala, yo hago lo mismo con el estimado lector. Adrián acertó; fue mejor así. La repuesta que encontré me maravilló. (Nota del autor)Ref_2. A estas alturas de mi vida, tras la experiencia que en las siguientes líneas relataré, creo haber encontrado la respuesta. Explicarlo sería entrar en el ámbito de las conjeturas, pero, estoy seguro, no es un tema que tenga que ver con la cotidianidad de los individuos. La respuesta está en la metafísica. (Nota de Adrián)Ref_3. He querido llamar la atención, del hipotético lector de estas líneas, a través de estos títulos y autores, debido a que, después de lo ocurrido, tuve la oportunidad de leer cada uno de ellos, y fueron los que me dieron una luz para entender un poco lo que me sucedió. (Nota de Adrián)Ref_4. Cuando escribo estas memorias, puedo dirigirme a estos recuerdos y revivirlos claramente como si fuera un e
RESÚMEN¿Qué pasa cuando las estructuras mentales que amoldan la realidad que conoces se derrumban por completo? ¿Que sucede si descubres que lo que crees ser es un espejismo, una fachada de una realidad inimaginable a los ojos de la humanidad? ¿Cuales serían tus pensamientos si tuvieras la certeza que la vida, tal como la conoces, es un sueño del cual despertarás en cualquier momento, que la muerte no existe y supieras, con toda seguridad, que solo es un juego que tu mismo creaste y planificaste desde antes de nacer?Por medio de estas líneas quiero que conozcan la historia de Adrián, un hombre particular que conocí en mi estadía como pasante universitario y que cambió mi forma de ver el mundo por completo y para siempre. Al principio tuve miedo, me estaba enfrentando a un conjunto de hechos que estaban fuera de toda lógica racional y que tenían a gran parte de los habitantes del domicilio, donde me hospedaba, desconcertados y at
AL OTRO LADO DEL VELOEl despertarPor: MANUEL L.Copyrignt 2018. MANUEL L. Todos los derechos reservadosAl silencio que, a veces, puedo oírCONTENIDOPROLOGO DEL AUTORPRIMERA PARTE: DE COMO CAMBIÓ MI VIDASEGUNDA PARTE: EL DIARIOLA PRIMERA EXPERIENCIANOCHE DE ABRILLA TRAGEDIAENSOÑACIÓNLA DESPEDIDAALUCINACIÓNESDEMENCIAEL DESPERTAREPÍLOGOEPILOGO DEL AUTORREFERENCIASLa realidad que conoces puede ser tan sólo un sueño.PROLOGO D
PRIMERA PARTE: DE COMO CAMBIÓ MI VIDA No pude evitar el temblor en mis manos y algunas gotas de sudor frio empezaron a correr por mi frente. Estaba ansioso, en las cuatro paredes de mi cuarto, bajo la tenue luz de una lámpara y acompañado por mis latidos de corazón. Pero en contraste, me sentía muy feliz, aliviado, y con una gran expectativa. Lo había logrado, después de algún tiempo de desventuras y decepciones, pude descifrar la clave que en mis manos puso el enigmático señor Adrián; que, según él, me llevaría a la respuesta de la pregunta número once y ultima que le formulé. La llave giró con una facilidad que se diferenciaba con lo duro que habían sido aquellas noches de desvelo ante lo que se convirtió en una obsesión: revelar el criptograma que permitía abrir el cofre en el cual acababa de girar la llave. –––Es el secreto que me permite hacer lo que h