Desperté adolorida, parecía que me había pasado un camión por encima. Hacía mucho que no salía a beber, eso quizás fue lo que sucedió, beber como una puerca y bailar durante toda la noche.
Ni siquiera quería elevarme aún, no cuando me sentía tan estúpida. Allí, tumbada, no podía dejar de pensar en Agustín, en cómo le dejé en la ciudad, mientras yo huía a resguardarme a las faldas de mi madre, cómo solía hacer cuando era pequeña.
Debo admitir que antes de que fallase él, lo hice yo. Me besé con otro tío con el que ya no tenía contacto, mi compañero de trabajo y amigo, del que tuve que alejarme después de saber que él tenía intenciones más heavies conmigo. Y otro día, en la despedida de soltera de una compañera de la universidad, me acosté con un tipo al que ni siquiera recuerdo. En la época en la que eso sucedió nuestra relación no atravesaba por el mejor momento.
Recuerdo que incluso le dije de dejarlo porque no me sentía bien estando con él después de haber sido infiel, pero él insistió en volver, aseguró que me perdonaba, que me quería y que entendía lo sucedido.
Yo no lo entendía en aquel momento, lo sucedido, no cuando estábamos mejor que bien, incluso sospechaba que iba a pedirme matrimonio. ¿Por qué se acostó con nuestra vecina entonces?
Mis lágrimas empezaron a salir, y el llanto comenzó a llenar la habitación, despertando a Macarena que se hallaba a escasos centímetros de mí, recostada en mi cama.
No quería hablar, no podía, así que agradecí que ella sólo me abrazara, apretándome contra ella para que me apoyase en una vieja amiga.
Ambas nos sentamos en la cama, mientras ella volvía a abrazarme, dándome todo su apoyo. Me encantó eso, que a pesar del tiempo que habíamos estado separadas, siguiésemos siendo inseparables.
¿Os he dicho alguna vez que el blanco es mi color favorito? Incluso los bikinis me gustan de ese color. Así que justo debajo del vestido ajustado llevaba uno.
Mi hermano no dejó de darme besos y abrazos en cuanto me vio aparecer junto a mis amigas, y el capullo no dijo nada sobre nuestra llegada, no dejó de mirar hacia Macarena, con cara de pocos amigos.
La mirada que me echó me indicó claramente que Maca tenía razón, ese tipo quería intentar algo conmigo, pero yo no iba a dejarme engatusar. Ni siquiera cuando se quitó la camiseta, aunque reconozco que me faltó el aliento cuando le vi sin ella, y sus manos no me pasaron desapercibidas. Tenía unas manos preciosas, delgadas y con las uñas anchas, huesudas, pero no en exceso, dedos largos, y tez morena.
Acababa de salir del agua, con una cadena dorada en su pecho, las gafas de sol, el cabello mojada y su barbita de dos días mostrándose. ¡Por Dios! Estaba pa’mojar pan.
Me quité el vestido, quedándome en bikini, para luego dejar mi copa en la mano de mi hermano, dándole un beso en la mejilla, sonriéndole divertida, mientras él le daba un codazo a su amigo.
Su piel cálida bajo la mano que había apoyado en su pecho la atravesó, haciendo que miles de sensaciones, me cortasen la respiración, como un rayo.
Narrado por Miguel:Dos puntas semanas y no había conseguido nada, empezaba a plantearme que iba a perder esa apuesta que ni siquiera quería llevar a cabo, os lo prometo. Probablemente debía aceptarlo, tres meses acostándome solo con Maca no sonaba tan mal en mi cabeza, sobre todo porque esa mujer se dejaba hacer de todo, no me desagradaba la idea.Justo lo había decidido, que iba a tirar la toalla, cuando la vi, mientras yo soltaba el amarre de mi barco. Estaba discutiendo, a pleno pulmón con un tipo. Lucía realmente harta, pero ni siquiera me quedé a preocuparme por ella, tenía que poner toda mi atención en otra cosa, porque no quería recordar mis putas mierdas.Atravesé la cubierta, hasta llegar al timón, encendí el motor, porque no hacía suficiente viento como para que las velas hiciesen su trabajo por sí sol
Una puta enajenación mental, eso es lo que tenía en mente, y ni siquiera se detuvo, aun cuando hubimos esclarecido nuestros términos. No podía arrepentirme, fue una de sus peticiones.Me vestí con un vestido blanco de flores, y le aseguré a mamá que iba a salir con las chicas, no había más que puesto un pie en la calle cuando el teléfono comenzó a sonar. Era Maca.Hola pedorra – saludé, echando a andar hacia el norte de la isla, justo donde se encontraba el hotel en el que habíamos quedado.Lu, tenemos que hablar – aseguró, preocupándome. Me paré en seco y la escuché – quedemos para hablar sobre ello.Justo esta noche no puedo – le dije, metiéndome por una estrecha calle para acortar el camino – tengo planes, pero te prometo que
Narrado por Miguel.Eran las siete de la mañana, y ni siquiera me importaba no haber dormido, no cuando había podido disfrutar del cuerpo de esa mujer durante toda la noche. Miré hacia la cama, sentándome en ella, haciendo el menor ruido posible, observándola allí, dormida. Se había quedado dormida después de salir de la ducha, mientras yo terminaba de enjabonarme la cabeza.Era incluso más preciosa dormida.Ni siquiera sabía qué demonios estaba haciendo, ¿qué cojones había prometido? ¿Exclusividad? ¿yo? Me prometí a mí mismo que nunca me dejaría engatusar por una chica, y allí estaba ella, que sin tan siquiera saberlo me tenía loco.Hacía mucho tiempo que no me corría de esa manera. A ver… os explicaré algo, solía aguantar mucho en correrme y cu
Miguel se empeñó en llevarme a casa, era demasiado insistente, así que acepté, y cuando llegamos frente a su coche no me lo podía creer. Tenía un cochazo. Me abrió la puerta del copiloto y me invitó a entrar.Dime la verdad – comencé por el camino, haciendo que dejase de prestar atención a la carretera un momento y se fijase en mí – robas coches en tu tiempo libre – rompió a reír, divertido, volviendo a fijarse en la carretera.Te dejo en la esquina de tu calle, para evitar rumores innecesarios – asentí, agarrando mi bolso, más que dispuesta a abandonar el coche – gracias por esta noche, Lu.Me giré para observarle, sonriente, besando su mejilla, bajando un poco hasta encontrarme con sus labios, atreviéndome a besarlos también, con ambos obse
Narrado por Miguel.Tuve un día de mierda, de reuniones, pues mi hermana pequeña me encontró dos días atrás, por culpa de una publicación de Facebook de David, en la que yo aparecía, y juró decírselo a nuestros padres si no asistía a la reunión telemática de la clínica.Fue duro volver a ver a ese cabrón, pero fue satisfactorio ver su cara desencajada cuando mi hermana le dijo que asistiría a la reunión, como favor personal.Entre ella y mamá me convencieron para volver al negocio, por el momento sólo daría consulta online, pues no estaba preparado para volver aún.Mamá y Patricia querían saber qué era lo que me había hecho huir de esa forma, cancelar el compromiso con Cata, abandonar mi puesto de trabajo cediéndole la mitad de mis acciones a m
Las gaviotas daban la bienvenida al nuevo día, y los rayos de sol se colaban por las ventanas, pero sin lugar a dudas, el mejor despertar me lo daba él, sobre mí, clavándomela duro, pero más lento que la noche anterior, intentando prolongar aquel momento, y mis gemidos, la forma en la que nuestros labios se unían, nuestras miradas entrelazándose, su piel caliente sobre la mía, erizándola, sus gemidos rebotando en mi piel, disfrutando con aquello que hacíamos.Estaba a punto, podía sentirlo en la fiereza con la que me tomaba. Agarré su barbilla, buscando inmortalizar aquel momento, porque me encantaba su rostro desencajado cuando se corría sobre mí.La agarré cuando empezó a escupir, ayudándole, haciendo que le gustase incluso más, gimiendo como un loco, sobre mí. Manchándome hasta los pechos. Sonreí, mordi&eacu
Narrado por Miguel.Llevaba dos putas semanas acostándome con esa mujer, cada noche, en mi cama, y joder, no estaba ni un poco tentado a dejar de hacerlo.Aquella noche terminé de trabajar tarde, ni siquiera me di cuenta de la hora que era, hasta que ella entró sin esperar invitación, con un corto kimono sobre su piel y una mirada maliciosa en su rostro.Hora de jugar – me dijo, soltando el cordón de aquella bata azul tan corta, que llevaba, dejándome ver su precioso conjunto de lencería negro, que marcaba sus atributos de forma sensual. Joder, se me puso dura con tan sólo mirarla, de arriba abajo, fijándome en cada una de sus curvas. Se mordió el labio, mientras yo dejaba el ordenador de cualquier forma en la silla, sin tan siquiera poner cuidado, observando cómo se quitaba el sujetador frente a mí, dejándole caer al sue
Podría poneros mil excusas sobre la razón por la que estaba allí, dejando que aquel hombre me tomase de forma hostil, con sus peligrosos juegos, cada noche, pero lo cierto es que su extraña forma de tomarme, esa mezcla de dolor y placer, me hacía sentir viva, como jamás antes me había sentido.Un trato eso era lo que protegía mi corazón de todo aquello, de la cercanía de nuestros cuerpos sudados, de esa conexión que me hacía perder la cordura cada maldita noche, en su barco. Esa locura clandestina de la que no quería huir.Ni siquiera sabía lo que estaba haciendo allí, metida en el baño de un tío, mientras mi hermano reía con él, en el exterior. ¿Cuándo se había vuelto todo tan irreal? ¿En qué demonios había estado pensado para meterme con el mejor amigo de mi hermano?Me colo