—¿En serio crees que yo tuve algo que ver tu con muerte? ¿En serio, Marcos Megan? Después de todo lo que he venido haciendo por ti piensas dudar en mi?—Es que son idénticas, Silvia, míralas tú misma, convéncete. Tomé el cuaderno que tenía Marcos y tomé la carta con ira, estaba muy enojada por la desconfianza que él tenía en mi. Mientras estaba comparando las letras, Marcos estaba de brazos cruzados bastante ansioso.—No entiendo, Marcos, en realidad es mi letra, pero yo jamás haría tal cosa, ni siquiera tendría el valor de matar a una cucaracha como para llegar a matar a una persona.—Que decepción —Marcos repetía una y otra vez.—¿Qué dices? —le pregunté mientras me acercaba a él.—Que me decepcionas, Silvia, confié en ti todo este tiempo pensando que encontraríamos a mi asesino y vaya con que cosas nos fuimos a encontrar.—Eres el tipo más estupido, Marcos Megan, por un momento creí que habías cambiado, pero eres el mismo. Que tonta fui al hacerte caso con este plan. Estás dudand
—Te juro haber visto a Peter, Marcos —insistí abriendo la puerta de mi casa y entrando. Marcos entró detrás de mí. Dejé la mochila en el sofá y me dirigí hacia la cocina. Necesitaba comer algo. —Te creo, es solo que me parece extraño... —murmuró. Al llegar a la cocina me preparé un sándwich. —¿Quieres? —lo molesté un poco, aunque me pareció un poco cruel de mi parte así que me arrepentí al segundo. —Las ventajas de estar muerto es que no siento nada de hambre así que no me puedes hacer desear —me guiñó un ojo. Mientras me sentaba en una silla cerca de la mesa a comer me acordé de su mamá. —Tengo que ver a tu mamá al rato —le dije. —Gracias por eso. Eres una buena persona, Silvia, no mereces que las personas te traten mal o te digan groserías. Lo miré. Marcos estaba un poco serio, parecía que me decía las cosas de todo corazón. —¿Gracias? —elevé una ceja. —Es la verdad, no mereces las mentiras de tus amigos; tampoco mereces el cómo te tratan algunos chicos. Incluyéndome. Estan
—Sabía que en algún momento aceptarías que no podías seguir huyendo del gran Damián, siempre he sabido la atracción que tienes hacia mí desde hace años Silvia, pero no te preocupes, entiendo qué se siente eso —presumía Damián mientras no me quitaba su brazo en mi hombro.Juro que quería golpear a este tipo por arrogante. A Marcos se le notaba que no le gustaba la idea que estuviera con Damián, pero era la única oportunidad que tendríamos para sacarle información, pistas teníamos, pero necesitábamos pistas más concretas.—Y a todo esto ¿me puedes decir de una vez por todas donde vamos Damián? —pregunté con un tono irónico.—Iremos al cine, quiero que miremos una película de terror, si sientes miedo puedes lanzarte a mis brazos —él sonreía.Marcos hizo una mueca con su cara.Marcos caminaba junto a nosotros, pero no había hablado en todo el camino, estaba serio. Levanté mis hombros haciendo seña de ¿Qué pasaba?—Es esta escena, Silvia, no soporto ver a este Nerd estupido presumiendo y
—Marcos, no bromees con eso —abrí la puerta de casa y me adentré, él me siguió. —¿Qué? ¿Acaso no harías bonita pareja con Damián? Ve el lado positivo, te hará las tareas —me siguió molestando Marcos, así había estado en todo el camino. Rodé los ojos, iba a responder pero mamá salió de la cocina y me vio, tenía sus brazos cruzados. —Mamá —murmuré entre dientes. —¿Venías con alguien? —miró para todos lados. —Hmm no —respondí indecisa. —Creo que te escuchó hablando sola, Silvia —me dijo Marcos. —Silvia, ¿estás bien? Te he visto últimamente extraña. Hablas sola, y creo haber escuchado el nombre de Marcos —comentó mi madre. —¿Marcos? Qué extraño, hablaba por celular con Laura. —Yo estoy aquí —Laura aparece detrás de mamá. Tragué grueso porque no tenía idea de que ella estuviera aquí. Además de que estaba segura que me había oído hablar sola, y peor mencionando a Marcos. —Laura, ¿qué haces aquí? —le sonreí fingidamente. —Quería hablar con mi amiga —me respondió, acercándose. —Si
No podía creer lo que estaba viendo, ere perturbador que la tumba de Marcos estaba abierta, no solo eso, sino que su cuerpo no estaba. Todos estábamos desesperados y sin saber qué hacer, Marcos se tomaba la cabeza caminando en círculos. No me imagino qué se debe de sentir ver mi propia tumba vacía. Daphne y Nathaly estaban llorando además de los dos chicos que estaban con ellas.—Daphne, Nathaly, ¿pueden decirnos qué pasó? —les hablaba Travis con un tono elevado. —Si ustedes tuvieron algo que ver con esto llamaremos a la policía.—No tenemos nada que ver Travis, solo vinimos acá a como lo habíamos acordado y cuando nos acercamos a la tumba de Marcos ya estaba vacía, si quieres puedes preguntarle a los demás, todos nos sorprendimos al ver eso. Fue por eso que gritamos —respondió Daphne con lágrimas en su rostro.Todos nos quedamos viendo sin idea alguna de qué hacer. —Tengo una idea —dijo Laura.—Sabemos que con el hecho que estemos acá nos haría sospechosos de la tumba profanada y no
—¿Donde estuvo hoy a las tres de la mañana? —el oficial era un hombre mayor, su cabello era blanco y tenía un puro encendido entre sus dientes. El aula estaba vacía y un poco oscura, el cielo se había puesto nublado amenazando con llover. Solo estábamos él y yo. Y Marcos claro está. —En mi casa, dormida —respondí tratando de que mi voz no sonara temblorosa. Me preguntaba qué habrían dicho los demás. —Según Laura, —leyó en una carpeta algo escrito— pasó la noche con usted. ¿Eso es cierto? —Así es. —¿Hay alguna persona que nos confirme lo que me está diciendo.?Sí, estaba mi madre, pero desde un principio no quería involucrarla en estas cosas. Sin embargo, no había más opción que decirlo. Solo por esta vez. —Mi madre, ella recibió a Laura por la tarde y cuando yo llegué se quedó a dormir conmigo. —¿De donde venías, Silvia? —me preguntó, parecía que me acusaba. Marcos se posicionó detrás de él como leyendo sus apuntes. —De una cita —mentí. No era una cita mi salida con Damián. —¿
—¿Quieres un poco de café? —preguntó Magda. —Si, por favor —respondí, mientras me acomodaba en una silla que estaba en la sala. Marcos estaba en el sofá acostado, parecía cómodo; después de todo era su casa. —No tienes idea de cómo he sufrido desde que Marcos nos dejó, Silvia, tuvimos que tratar con cautela este tema con los medios y su papá también tuvo problemas con la empresa, el hecho de que él muriera nos había dejado mal posicionados en el negocio e incluso su padre estuvo cerca de ser destituido y ahora sucede esto. Es inaudito, no entiendo como los jóvenes de hoy en día hacen todas esas atrocidades. —¿Usted tiene idea de por qué harían eso? —No lo sé, pero tendré que averiguarlo aunque contrate a un detective privado, ya que la policía aún no da con el paradero de esa gente, todavía el incompetente de Tom no hizo bien su trabajo, creo que hablaré para que lo despidan. —Creo que no sería correcto si me disculpa, señora Megan, no justifico los actos que se han estado cometi
—Buenos días, Silvia —la voz de Marcos resuena en alguna parte de la habitación. No puedo verlo porque aún tengo mis ojos cerrados, aún tengo un poco de sueño. —Vamos, despierta. Me removí en la cama mientras ponía la almohada en mi cara. —Recuerda que tenemos que salir —insistió. Me restregué los ojos y lo miré, estaba sentado en el borde de mi cama. Su cabello estaba despeinado dándole un aire súper tierno a Marcos, eso hizo que mi corazón diera un vuelco y ni siquiera sabía por qué. Me senté en la cama, bostezando. —Es muy temprano, Marcos —lo miré fijamente— Las ocho de la mañana. —Por alguna razón no tengo sueño —se puso de pie, caminando de un lado a otro. Parecía inquieto—Estoy muy pensativo últimamente: ¿quién se llevó mi cuerpo, Silvia? ¿Y quién me mató? No lo entiendo. Siento que no avanzamos nada. —Marcos, no digas eso, ¿okay? Hemos avanzado bastante. Salí de la cama y me puse de pie para consolar un poco a Marcos, la luz del sol se colaba por mi ventana. —¿Lo averi