No podía creer lo que estaba viendo, ere perturbador que la tumba de Marcos estaba abierta, no solo eso, sino que su cuerpo no estaba. Todos estábamos desesperados y sin saber qué hacer, Marcos se tomaba la cabeza caminando en círculos. No me imagino qué se debe de sentir ver mi propia tumba vacía. Daphne y Nathaly estaban llorando además de los dos chicos que estaban con ellas.—Daphne, Nathaly, ¿pueden decirnos qué pasó? —les hablaba Travis con un tono elevado. —Si ustedes tuvieron algo que ver con esto llamaremos a la policía.—No tenemos nada que ver Travis, solo vinimos acá a como lo habíamos acordado y cuando nos acercamos a la tumba de Marcos ya estaba vacía, si quieres puedes preguntarle a los demás, todos nos sorprendimos al ver eso. Fue por eso que gritamos —respondió Daphne con lágrimas en su rostro.Todos nos quedamos viendo sin idea alguna de qué hacer. —Tengo una idea —dijo Laura.—Sabemos que con el hecho que estemos acá nos haría sospechosos de la tumba profanada y no
—¿Donde estuvo hoy a las tres de la mañana? —el oficial era un hombre mayor, su cabello era blanco y tenía un puro encendido entre sus dientes. El aula estaba vacía y un poco oscura, el cielo se había puesto nublado amenazando con llover. Solo estábamos él y yo. Y Marcos claro está. —En mi casa, dormida —respondí tratando de que mi voz no sonara temblorosa. Me preguntaba qué habrían dicho los demás. —Según Laura, —leyó en una carpeta algo escrito— pasó la noche con usted. ¿Eso es cierto? —Así es. —¿Hay alguna persona que nos confirme lo que me está diciendo.?Sí, estaba mi madre, pero desde un principio no quería involucrarla en estas cosas. Sin embargo, no había más opción que decirlo. Solo por esta vez. —Mi madre, ella recibió a Laura por la tarde y cuando yo llegué se quedó a dormir conmigo. —¿De donde venías, Silvia? —me preguntó, parecía que me acusaba. Marcos se posicionó detrás de él como leyendo sus apuntes. —De una cita —mentí. No era una cita mi salida con Damián. —¿
—¿Quieres un poco de café? —preguntó Magda. —Si, por favor —respondí, mientras me acomodaba en una silla que estaba en la sala. Marcos estaba en el sofá acostado, parecía cómodo; después de todo era su casa. —No tienes idea de cómo he sufrido desde que Marcos nos dejó, Silvia, tuvimos que tratar con cautela este tema con los medios y su papá también tuvo problemas con la empresa, el hecho de que él muriera nos había dejado mal posicionados en el negocio e incluso su padre estuvo cerca de ser destituido y ahora sucede esto. Es inaudito, no entiendo como los jóvenes de hoy en día hacen todas esas atrocidades. —¿Usted tiene idea de por qué harían eso? —No lo sé, pero tendré que averiguarlo aunque contrate a un detective privado, ya que la policía aún no da con el paradero de esa gente, todavía el incompetente de Tom no hizo bien su trabajo, creo que hablaré para que lo despidan. —Creo que no sería correcto si me disculpa, señora Megan, no justifico los actos que se han estado cometi
—Buenos días, Silvia —la voz de Marcos resuena en alguna parte de la habitación. No puedo verlo porque aún tengo mis ojos cerrados, aún tengo un poco de sueño. —Vamos, despierta. Me removí en la cama mientras ponía la almohada en mi cara. —Recuerda que tenemos que salir —insistió. Me restregué los ojos y lo miré, estaba sentado en el borde de mi cama. Su cabello estaba despeinado dándole un aire súper tierno a Marcos, eso hizo que mi corazón diera un vuelco y ni siquiera sabía por qué. Me senté en la cama, bostezando. —Es muy temprano, Marcos —lo miré fijamente— Las ocho de la mañana. —Por alguna razón no tengo sueño —se puso de pie, caminando de un lado a otro. Parecía inquieto—Estoy muy pensativo últimamente: ¿quién se llevó mi cuerpo, Silvia? ¿Y quién me mató? No lo entiendo. Siento que no avanzamos nada. —Marcos, no digas eso, ¿okay? Hemos avanzado bastante. Salí de la cama y me puse de pie para consolar un poco a Marcos, la luz del sol se colaba por mi ventana. —¿Lo averi
¿Por qué Marcos saldría como un loco corriendo?¿Dónde iría? Por su culpa ahora me tengo que ir sola, aunque pensándolo bien siempre caminaba sola, solo yo lo podía ver.Se detuvo un coche bajando los vidrios delanteros.—Nos vamos? —pregunta un sujeto de gafas negras.—No, gracias, prefiero caminar, es más saludable para mi, además mi casa queda cerca.—¿No me reconoces, Silvia?—No, en realidad no sé quién eres y ¿Cómo sabes mi nombre?—Cómo pasa el tiempo, aún recuerdo cuando jugábamos por las calles de tu cuadra.—¿Perdón?—fruncí el ceño.Bajó más los vidrios del coche y se quitó las gafas.—Soy Robert,?tu vecino de infancia.—¿Robert Smith?—El mismo de siempre, Silvia, vamos sube.—¡Cuánto gusto me da verte!—A mi también, Silvia, tenemos muchos años que no nos vemos, ¿creíste que era uno de esos pervertidos? Por eso no querías subir al auto.—La verdad si, tú sabes que andan muchos de esos hombres por ahí y no quiero salir en las noticias, pero cuéntame ¿Qué has hecho? ¿Qué hac
—¡Silvia! —la voz de Marcos me hace ponerme rígida de inmediato. Me remuevo de mi cama y abro los ojos un poco soñolienta. —¿Qué quieres? —recordé lo de ayer, su trato. —Necesito hablar contigo. Anoche no pude decirte nada porque cuando vine ya estabas dormida —comentó, se notaba un poco preocupado. —¿Qué cosa? —al parecer queríamos actuar como si nada de lo de ayer había pasado. En parte lo agradecí porque me sentía con algo de vergüenza. Si Marcos quería actuar así entonces yo también. Y podía hacerlo mucho mejor. —Es sobre Emma. En cuanto dice eso me reincorporo, sentándome en la cama. Era sábado, pasadas las diez de la mañana. Sí que había dormido mucho hoy. —¿Qué pasa con ella? Marcos suspira profundo para después contarme: —Anoche la encontré en el parque escribiendo en su diario, me desconcertó un poco lo que leí así que la seguí a su casa. Silvia, su padre le pega —confesó. Fruncí mi ceño sin entender mientras que un escalofrío recorría mi cuerpo— Como lo oyes, el padr
Regresamos a casa, la tarde había sido especial, el hecho de que Marcos había hecho su primera acción buena y de corazón me llenaba de paz, él estaba cambiando, se estaba transformando en el hombre que siempre imaginé tener. No podía negar que me estaba enamorando de él, todo el tiempo que hemos convivido juntos ha hecho una unión fuerte, tan solo se puede ausentar un poco y ya lo extrañaba, sé que todo lo que sentía era una arma de doble filo, pero no podía restringir mis sentimientos, al menos estando conmigo tenía que valorar ese tiempo.Emma venía en el asiento delantero con Damián hablando de cosas que tenían en común, mientras que yo venía en el asiento trasero recostada al brazo de Marcos. El venía acariciandome el cabello y parte de mi rostro. Damián era un poco cursi que todo el camino venía poniendo música romántica. En el fondo también me sentía feliz por Emma, verla sonreír, verla contenta. Eso no tenía precio y saber que en la universidad la tienen como rara, tan solo es
El teléfono de casa suena una y otra vez, me remuevo en mi lugar sintiéndome un poco incómoda; luego de eso también suena otro y otro. Abrí los ojos un poco soñolienta, aún seguíamos en la casa de Nathaly, estábamos de Pijamada así que como era domingo queríamos dormir hasta tarde. Pero parecía que ahora sería imposible. Me levanté de la cama en busca de mi celular, al igual que las demás. —¿Quién molesta tan temprano? —me preguntó Daphne. Cada una tomó su celular, al igual que yo, y contestamos: —¿Hola?—Silvia, te estamos llamando de la universidad. Necesitamos a los alumnos aquí a las diez de la mañana. Hoy tenían una excursión con el profesor Martín y se nos ha pasado por completo avisarles. —¿A las diez? —me quise asegurar. Escuché cómo las demás se desconcertaban por lo sucedido. —Así es. Te esperamos aquí. —Gracias. Corté. —¿Excursión? —Laura se levantó— ¿Por qué no nos avisan antes? Emma se dirigió a mi, tomando sus cosas. —Silvia, ¿nos vamos? No quiero llegar tard