—Tu cena ya está lista —dice mirándome.

Veo a Margaret y ella está tan enfocada en el enojo que no sabe lo que eso significa, sin embargo, ya pronto lo sabrá, no voy a flaquear, esto es por mi hijo y nada está por encima de ello. Respiro hondo para demostrar que tengo control de mí, conozco este tipo de pruebas, tengo que demostrar que esto me nace o siempre estaré a prueba.

En lo que me levanto y camino hacia ella, veo a Debon, quien se aleja con temor mientras niega, sé que después de esto, va a suceder algo difícil de pensar, un Debon que me teme, ¿Por qué difícil? Porque él nunca me temió, ni siquiera cuando me encontró, en su mente nunca pasó en que le haría daño a él y ahora si lo siente, puedo olerlo.

Termino de acercarme a Margaret y se pone desafiante, la sostengo por la cintura y pego su cuerpo contra el mío, con la mano libre tomo su barbilla y le robo un beso, al principio está difícil, pero me lo sigue, luego me aleja y la veo a los ojos.

—Lo siento, pero mi hijo está pri