Capítulo 16

Las piernas me tiemblan como gelatina recién salida de la nevera.

Toco mis labios con la yema de los dedos, recordando el momento en que sus labios acariciaron los míos.

—¡Estoy jodida! — Levanto el trasero del piso y corro hasta mi habitación, busco por todos lados a Sebastián, en vano, no está por ningún lado.

Quizás mamá lo haya guardado.

Antes de preguntarle por teléfono, marco el número de mi amado, ex jefe quien responde al segundo timbre.

—¡Hola Sammy!

—¡Hola jefe!, digo ex jefecito

—Seguiré siendo tu jefe en la compañía, y tu amigo fuera de ella, digamos que estas de vacaciones, hasta nuevo aviso.

—¿Puedo pensarlo?

—No—espeta serio, mas, imagino su rostro con una sonrisa dibujada.

—El caso es que no lo llamé para eso.

—Sin rodeos Sammy—indica porque sabe perfectamente que me voy por las ramas.

—Arturo y yo nos besamos—se instala un silencio tras la línea—en la boca—sigo con la aclaración—no quiero que lo mate.

—Sammy, estas muy grandecita para diferenciar el bien del mal.

—Si,
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