“Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consiente su oscuridad” Carl Jung Observo a mi hermana Katherine mirarse al espejo el vestido de novia que lleva puesto es estilo princesa con escote ilusión en forma de corazón con un delicado encaje cubriendo sus hombros y pecho. Retrocedo mucho tiempo atrás cuando éramos niñas y me gustaba admirarla mientras se arreglaba frente al espejo, soy menor que ella y siempre ha sido el ejemplo a seguir, aunque, no recuerdo cuando perdí ese camino. —¿Crees que me hace ver gorda este diseño? —me saca de mis pensamientos, da vueltas para ver la parte de atrás y luego adelante. —¿Verte gorda? —me rio ante semejante cosa— no te ves gorda hermanita —Me acerco a ella y tomo su mano para darle una vuelta—, estas hermosa, el vestido es perfecto para ti. —la acerco a mí y la abrazo, soy más voluptuosa que ella, t
“Encuentras mis palabras oscuras. La oscuridad está en nuestras almas ¿No crees?” James Joyce Salimos de la boutique y caminamos hacia el estacionamiento, un hombre está a punto de subir a su auto que está estacionado al lado del nuestro, al verlo de inmediato me aferro al brazo de mi hermana, es un hombre alto y de gran contextura, nos observa y por instinto me escondo tras la espalda de Katherine. Él nos sonríe y saluda con un asentamiento, abre la puerta de su auto, se sube y arranca, al tiempo que suspiro de alivio, observo a mi hermana y ella me da unas palmaditas en mi mano que aprieta la suya. Se muy bien que aún no estoy bien y temo enfrentarme a esos fantasmas que me atormentan día a día. Nos subimos a su auto y ella conduce hasta la casa, cuando llegamos el primero en recibirnos es mi lindo Raptor, corre hacia mi encuentro y de inmediato acaricio su cabeza tratándolo como a un bebé, mi herman
“No importa lo rápido que viaje la luz, siempre se encuentra con que la oscuridad ha llegado antes y la está esperando” Terry Pratchett Muy temprano a eso de las seis de la mañana Arturo estaciona su auto frente a la casa, salgo y le doy una sonrisa a boca cerrada mientras me cubro con la franela, no es que sea desconfiada pero no uso mucha ropa provocativa como antes. Raptor camina a mi lado y Arturo se baja del vehículo, mi perro sale a su encuentro y lo saluda, al parecer le cae muy bien, quizá sea el hecho de la confianza y tranquilidad que emana de este joven abogado. —Buenos días, para ti también —acaricia la cabeza de mi pequeño—, eres un buen chico Raptor —lo sigue mimando—, ¿quién es un buen chico?, tú, tú lo eres. —Le caes demasiado bien —su mirada celeste me observa y sonríe —Buenos días, Cinthya, ¿cómo estás? Este chico es muy j
“A veces de noche, enciendo la luz para no ver mi propia oscuridad” Antonio Porchia Una mesera llega para tomar nuestra orden —Disculpen, soy Emisellys —se presenta la camarera viéndome a los ojos—, Vero ya me conoce, pero ustedes dos no. ¿Qué van a pedir estas bellezas? —Emisellys tráeme una hamburguesa y papás fritas con queso extra. —Para mí unas alitas picantes —veo el menú de bebidas antes de escoger— y un té de limón frío, por favor. —¿Y para este cosito hermoso? —mi perro le ladra en contestación, le agrada. —Nada, ya comió y está a dieta —Raptor agacha la cabeza lloriqueando—, no me pongas esa cara señorito. Emisellys ríe a carcajadas al ver al perro hacer un drama, su risa nos contagia por completo y reímos junto a ell
“A veces hace falta oscuridad para ver mejor las cosas” Donato Sandra entra después de que Raptor obedece mi orden de apartarse de su camino y sigue los pasos tras de ella perdiéndose escaleras arriba. —¿Por qué decidieron mudarse? —pregunto mientras bajamos las tres escaleras del porche de la casa. —La abuela de las niñas vivía ahí, así que les heredó su casa, además que es mucho más grande. —Me llamó mucho la atención que dijeras “cuando las niñas llegaron a formar parte de la familia” te refieres a que… ¿son adoptadas? —Así es, me removieron la matriz cuando estaba comprometida, así que soy más estéril que el desierto —sonríe con melancolía—, pensé que mi prometido me dejaría por ello, pero sucedió lo contrario, me cuidó como no tienes idea —lo dice con tanta ternura, sus ojos se iluminan ante el recuerdo, y algo en mi pecho se enciende de emoción, ella transmite mucho—, decidimos ad
“Existe un lado oscuro de todo”. Prince. Doy tres respiraciones ondas para encontrar el valor y toco el timbre. —¡¡Y ya lo hice amigo!! —susurro nerviosa hacia mi can. La puerta se abre y ahí está Sandra, nos observa con interés como es al parecer su costumbre. —¡Cinthya! —eleva la voz más de lo necesario—, ¡Qué bueno que te hayas decidido venir! ¡Pero ¿porque no pasas?! —sigue en la puerta, obstruyendo nuestro paso. Elevo una ceja que le dice lo obvio— ¡Ups! ¡Que descuidada! —vuelve a elevar la voz. —¿Por qué estas gritando? —pregunto intrigada con su actitud. —¡¿Gritando?! ¡¿Yo?! ¡Para nada! —la dirección de su voz va hacia un lado de la puerta. —Creo que vine en mal momento —me incomoda su actitud, no sé qué esperar de ella. —¡No! Espera… solo dame —forcejea con la hoja de la puert
“La vida es sólo una pequeña luz entre dos grandes oscuridades.” José Narosky Mi celular suena con la notificación de una llamada entrante, en la pantalla dice, Valentino. Deslizo el dedo para responder. —¡Dios! ¿Estás bien? Ya estamos en el auto, vamos por ti. —¿Qué te pasa? ¿De qué demonios estás hablando?, debes tranquilizarse. —Te llamamos y no respondías, estábamos al borde de la desesperación. —No me había percatado de la llamada, llegué muy bien, así que no te atrevas a venir ¿entendido? —¿Segura? —Pregunta mi hermana con tono de preocupación. —Segura —susurro al darme cuenta del espectáculo que estoy dando con mis gritos—, estoy con la vecina y su familia. —Cuantas personas están contigo… —Seis. —¡Wow! Seis personas, y ¿cuántos son hombres? —Dos. —¡Wow!
“A veces de noche, enciendo la luz para no ver mi propia oscuridad” Antonio Porchia Dante Sandra es una chica de buen corazón, lo único que hay que hacer es no meterse con lo que más ama, su familia y en especial, con su Nati. Alboroto su bonito cabello y me da una mirada cómplice, peleamos todo el tiempo, sin embargo, nos llevamos bien, aunque puede ser un dolor de cabeza y muy vengativa. El recuerdo de estas dos niñas de nueve y diez años cuando vinieron por primera vez a Homeless está grabado en mi mente como si fuese ayer. —¡Oye! Dante —me llama el demonio que ha terminado la conversación con su adorado señor M—. ¿Qué tal lo del bufete de abogados? Se refiere al bufete más prestigioso en donde hace meses se descubrió el peor de los escándalos, la corrupción, de la que me salvé, de haber aceptado trabajar para ellos no