–Bueno Mariana, déjame decirte que me parece un lugar espectacular, a pesar de la multitud, el ambiente se mira agradable y la comida está exquisita. Te he notado algo tensa desde que venimos, ¿Te pasa algo o simplemente mi compañía no te causa confianza? –preguntó–. Me sentí apenada por el tema y sonreí sin responder a nada sobre lo que había dicho. Realmente ni siquiera sabía porque no disfrutaba del lugar, ni de la comida. –Discúlpame, creo que he tenido demasiado trabajo y bueno, eso me distrae un poco. Las citas vienen a mi mente y mi subconsciente me comienza a cuestionar si le anuncié al respecto a Erick–. –¿Siempre ha sido así? ––Eh–. –Erick. ¿Siempre ha sido tan controlador? –. –Bueno, no siempre es así, por ahora imagino que es por el problema de los contratos, debe ser muy cuidadoso con eso–dije, intentando defender a un hombre que no hacía más que insultarme cuando podía–. –Creo que se tienen mucha estima–. –Es solamente porque trabajamos juntos–dije–.–Ya lo creo,
Si mi noche no había estado como esperaba, ahora con Erick en el mismo restaurante, era peor, además de sentirme tan mal por haber dicho eso. ¿Por qué me pasaba eso a mí? ¡Estúpido Antonio! Me hubiera hecho alguna señal de que la persona de quien estábamos hablando se encontraba en ese lugar.Nos marchamos antes de las 8.00 pm de aquel restaurante. Erick se miraba feliz conversando con esa señora. No quise preguntar de quien se trataba y Antonio tampoco comentó nada al respecto. Se había quedado un poco apenado por haberme puesto en esa posición. De hecho, cambié mi estado de animo después de eso y el ambiente se sentía tenso. No era para menos, con las ganas que tenía de estamparle un puñetazo a Antonio por haberme dejado en esa posición. –Gracias por acompañarme a cenar y lamento lo que pasó con Erick, espero que no les afecte en el trabajo–comentó Antonio a las afueras del restaurante–. –Tranquilo, no te preocupes por eso –dije–. –¿Te paso dejando por tu casa? –. –Estoy muy cer
–Es una noche hermosa y llena de vida para arruinarla con lágrimas y llanto de cosas que posiblemente no podemos mejorar o cambiar, claro que ayuda sacarlas, pero no cuando estás al aire libre, intentando hacer sentir mal a medio mundo–comentó una voz irritante y soberbia a mi espalda–.–De haber sabido que el parque era un lugar privado, hubiera ido al cine a llorar mis penas–dije–.–Lamento si te ofendí, de hecho, ese era mi mejor intento de sacarte una sonrisa–dijo–.Sonreí.–Lo he conseguido, ¡Sí! –dijo en tono de celebración.–Gracias por eso–dije, levantando la cabeza, lo miré y tenía una cara hermosa, se miraba niño para mi edad, pero tenía unos brazos grandes y un cabello liso y rubio ¡Qué hombre! – comenté en mi mente, porque decirlo sería muy descarado.–Descuida, de no haber sido por ti, esta hubiera sido mi llorada… número 5 –dijo después de contarlas con los dedos –pero verte llorar hizo que me diera cuenta lo insufrible que me veo cada vez que lo hago, así que también te
Me había decidido, al menos de todas las cosas que no tenía clara, esa si lo era y resplandecía enormemente. Tendría la vida con la que tanto soñaba así tuviera que trabajar para ella toda mi vida. Erick se había marchado a su viaje y yo me quedé recibiendo sus mensajes y llamadas, ninguno de los dos mencionó la última conversación durante sus días de viaje. Ninguno se disculpó, ni dijo nada al respecto, quizás eso era lo que más me gustaba de él. Su discreción, al menos la tenía cuando se encontraba lejos, si él tenía una característica muy bien marcada, era decir las cosas en la cara de las personas. Nunca se guardaba nada o hablaba por las espaldas de las personas. Quizás por esa razón en ocasiones le daba el recurso de la duda, sobre si había sido él quien había comentado todo sobre mi pasado. Antonio también se había desaparecido, lo miré un par de veces enamorando a la cajera del edificio. A decir verdad, se miraban bien juntos y en lo que a mí respecta, estaba mejor con ella.
Me encontraba sola y pensativa sobre mi decisión, fue la elección más estúpida que pude hacer, yo lo sabía, mi interior lo sabía, el universo entero lo sabía. Caminé alrededor de 45 minutos y finalmente llegué a mi destino. La casa de Erick se divisaba desde el portón principal.–Buenas noches–dijo un guarda de seguridad en el portón, ubicado en la oscuridad para asustar a cualquier indigente que deseara entrar sin permiso. Yo no me escapé del susto–.–Buenas noches, me gustaría hablar con Erick Black –dije, sobando mi pecho del susto que me había dado Jacinto, por su etiqueta en la camisa–.–¿Tiene cita con él? –.–No señor–.–Me regala su nombre–.–Mariana Sandoval–.–Le informaré al joven, un momento–.Esperé
Me sentí que me había quitado un peso de encima al haberle dicho a Erick que quería su ayuda, al menos dejé de sentirme estúpida, ahora solo debía aceptar que la situación que debía enfrentar no sería nada fácil, pero sabía que con la ayuda de Erick podía lograr salir libre de esa demanda.Pasamos la primera sesión y debo decir que fue lo peor, el demandante me acusaba de haber tomado su idea y de hacerla mi negocio. Yo levanté esa idea desde que estaba trabajando en el Night Club y nunca comenté nada con nadie hasta que la idea fue materializada. El nombre, los productos y servicios, fueron mi idea, no necesité robar la idea de nadie, pero en esa primera sesión se encargaron de hacerme quedar como una ladrona. Al menos me trataron con respeto y nada de mi pasado salió a flote, el abogado que Erick había asignado, fue una estrella, consigui&
Finalmente miré salir a ambos hombres, darse la mano en la salida y despedirse de una vez. –Bueno, creo que podré saberlo en este momento–comentó Sebastián–.–Mariana, podrías venir a la oficina por favor –dijo Erick–.–Bueno, ya lo sabes, quizás en otro momento podamos hablar–.–El parque a las 7.00 pm. Te estaré esperando –dijo–.Se marchó y yo entré a la oficina con Erick.–Toma asiento–.Hice caso sin preguntar. –He visto el grandioso trabajo que has hecho y lo bien que has reportado todo, realmente aprecio tu orden con respecto a mis citas, todo eso era un desastre antes que vinieras. Por eso y otras razones laborales he decidido brindarte un aumento del diez por ciento sobre tu salario actual–.–Entiendo, aunque me parece que no es solo por mi buen trabajo–.–Créeme que es lo más profesional que he hecho en todo este tiempo–dijo–.–No creo que pueda aceptarlo–.–No es necesario, ya está hecho lo aceptes o no, solo te informaba al respecto–dijo–.–Entiendo, gracias–.–Continúa
Fui a la empresa al siguiente día, con toda la actitud de ser la persona más proactiva. Erick miró mi motivación y aunque no hizo una pregunta directa, lo miré con ganas de preguntarme algo.Ese día tenía la primera cita con Sebastián y la emoción se me notaba por los poros. Me había dicho que no podía aceptar ninguna relación de alguien que conociera a Erick, pero no sabía porqué con Sebastián todo era diferente. Si era posible lo haría funcionar. Una relación realmente me hacía mucha falta.Ese día, después del trabajo, Sebastián me llegó a recoger al trabajo. Tomamos la ruta hasta el centro de la ciudad y cenamos en un fino restaurante. Al principio pensé que íbamos caminando hacia su auto, pero en realidad tuve que caminar unas 50 calles hasta llegar al centro de la ciudad. Fue algo cansado,