Me ausenté de la oficina de Erick el día del funeral de Elisa sin avisar que no llegaría, a fin de cuentas, él estaba más informado que yo en ese momento y me sentía tan mal que no me importaba un comino si decidía despedirme. Recuerdo haber visto a Erick a lo largo ese día, justo detrás de un arbusto a unos 10 metros de donde se daba la ceremonia, todo estuvo muy hermoso, incluso un par de las chicas del club cantaron un par de canciones de despedida que realmente me hicieron llorar. Luego de la ceremonia todos se reunieron en casa de la madre de Elisa, yo preferí no ir. Mi madre se molestó diciendo que solo una persona sin sentimientos podría marcharse del lugar. Desde mi punto de vista, al perder a un ser querido, la compañía te invade tu espacio para llorar a esa persona, debes mostrarte fuerte ante los demás, además de serviles aperitivos para que se queden. ¡Qué estupidez! Elisa fue mi mejor amiga, pero en ese aspecto, yo prefería llorar su muerte sola y libremente, sin tener q
Erick salió poco después de la oficina, se miraba tranquilo, pero preocupado. Quizás la conversación con Antonio no había sido tan buena como debió. –¿Te sientes mejor? –preguntó. –Estoy bien–. –Entiendo, lamento no ser el Antonio que quieres en tu vida–dijo sin más–.Hice un mal gesto y tomé asiento nuevamente en mi silla. Yo realmente admiraba la manera en que Erick cambiaba repentinamente, ojalá algún día pudiera saber lo que está pensando. Nunca logro entender su actitud, es tan temperamental o simplemente es muy idiota. –Mariana, ¿te importaría ir a cenar conmigo hoy? –preguntó Antonio cuando nos encontramos en el lobby del edificio–.–Creo que ya no me debes disculpas, estamos a mano–.–No es por disculparme, esta es una salida para compartir un momento agradable contigo, no tengo muchos amigos en la ciudad y comer solo todo el tiempo, no ayuda mucho–.–Entiendo, aunque no creo que sea buena idea–.–¿Por Erick? –.–¿Disculpa? –.–No lo sé, lo he visto porque todos dicen que
–Bueno Mariana, déjame decirte que me parece un lugar espectacular, a pesar de la multitud, el ambiente se mira agradable y la comida está exquisita. Te he notado algo tensa desde que venimos, ¿Te pasa algo o simplemente mi compañía no te causa confianza? –preguntó–. Me sentí apenada por el tema y sonreí sin responder a nada sobre lo que había dicho. Realmente ni siquiera sabía porque no disfrutaba del lugar, ni de la comida. –Discúlpame, creo que he tenido demasiado trabajo y bueno, eso me distrae un poco. Las citas vienen a mi mente y mi subconsciente me comienza a cuestionar si le anuncié al respecto a Erick–. –¿Siempre ha sido así? ––Eh–. –Erick. ¿Siempre ha sido tan controlador? –. –Bueno, no siempre es así, por ahora imagino que es por el problema de los contratos, debe ser muy cuidadoso con eso–dije, intentando defender a un hombre que no hacía más que insultarme cuando podía–. –Creo que se tienen mucha estima–. –Es solamente porque trabajamos juntos–dije–.–Ya lo creo,
Si mi noche no había estado como esperaba, ahora con Erick en el mismo restaurante, era peor, además de sentirme tan mal por haber dicho eso. ¿Por qué me pasaba eso a mí? ¡Estúpido Antonio! Me hubiera hecho alguna señal de que la persona de quien estábamos hablando se encontraba en ese lugar.Nos marchamos antes de las 8.00 pm de aquel restaurante. Erick se miraba feliz conversando con esa señora. No quise preguntar de quien se trataba y Antonio tampoco comentó nada al respecto. Se había quedado un poco apenado por haberme puesto en esa posición. De hecho, cambié mi estado de animo después de eso y el ambiente se sentía tenso. No era para menos, con las ganas que tenía de estamparle un puñetazo a Antonio por haberme dejado en esa posición. –Gracias por acompañarme a cenar y lamento lo que pasó con Erick, espero que no les afecte en el trabajo–comentó Antonio a las afueras del restaurante–. –Tranquilo, no te preocupes por eso –dije–. –¿Te paso dejando por tu casa? –. –Estoy muy cer
–Es una noche hermosa y llena de vida para arruinarla con lágrimas y llanto de cosas que posiblemente no podemos mejorar o cambiar, claro que ayuda sacarlas, pero no cuando estás al aire libre, intentando hacer sentir mal a medio mundo–comentó una voz irritante y soberbia a mi espalda–.–De haber sabido que el parque era un lugar privado, hubiera ido al cine a llorar mis penas–dije–.–Lamento si te ofendí, de hecho, ese era mi mejor intento de sacarte una sonrisa–dijo–.Sonreí.–Lo he conseguido, ¡Sí! –dijo en tono de celebración.–Gracias por eso–dije, levantando la cabeza, lo miré y tenía una cara hermosa, se miraba niño para mi edad, pero tenía unos brazos grandes y un cabello liso y rubio ¡Qué hombre! – comenté en mi mente, porque decirlo sería muy descarado.–Descuida, de no haber sido por ti, esta hubiera sido mi llorada… número 5 –dijo después de contarlas con los dedos –pero verte llorar hizo que me diera cuenta lo insufrible que me veo cada vez que lo hago, así que también te
Me había decidido, al menos de todas las cosas que no tenía clara, esa si lo era y resplandecía enormemente. Tendría la vida con la que tanto soñaba así tuviera que trabajar para ella toda mi vida. Erick se había marchado a su viaje y yo me quedé recibiendo sus mensajes y llamadas, ninguno de los dos mencionó la última conversación durante sus días de viaje. Ninguno se disculpó, ni dijo nada al respecto, quizás eso era lo que más me gustaba de él. Su discreción, al menos la tenía cuando se encontraba lejos, si él tenía una característica muy bien marcada, era decir las cosas en la cara de las personas. Nunca se guardaba nada o hablaba por las espaldas de las personas. Quizás por esa razón en ocasiones le daba el recurso de la duda, sobre si había sido él quien había comentado todo sobre mi pasado. Antonio también se había desaparecido, lo miré un par de veces enamorando a la cajera del edificio. A decir verdad, se miraban bien juntos y en lo que a mí respecta, estaba mejor con ella.
Me encontraba sola y pensativa sobre mi decisión, fue la elección más estúpida que pude hacer, yo lo sabía, mi interior lo sabía, el universo entero lo sabía. Caminé alrededor de 45 minutos y finalmente llegué a mi destino. La casa de Erick se divisaba desde el portón principal.–Buenas noches–dijo un guarda de seguridad en el portón, ubicado en la oscuridad para asustar a cualquier indigente que deseara entrar sin permiso. Yo no me escapé del susto–.–Buenas noches, me gustaría hablar con Erick Black –dije, sobando mi pecho del susto que me había dado Jacinto, por su etiqueta en la camisa–.–¿Tiene cita con él? –.–No señor–.–Me regala su nombre–.–Mariana Sandoval–.–Le informaré al joven, un momento–.Esperé
Me sentí que me había quitado un peso de encima al haberle dicho a Erick que quería su ayuda, al menos dejé de sentirme estúpida, ahora solo debía aceptar que la situación que debía enfrentar no sería nada fácil, pero sabía que con la ayuda de Erick podía lograr salir libre de esa demanda.Pasamos la primera sesión y debo decir que fue lo peor, el demandante me acusaba de haber tomado su idea y de hacerla mi negocio. Yo levanté esa idea desde que estaba trabajando en el Night Club y nunca comenté nada con nadie hasta que la idea fue materializada. El nombre, los productos y servicios, fueron mi idea, no necesité robar la idea de nadie, pero en esa primera sesión se encargaron de hacerme quedar como una ladrona. Al menos me trataron con respeto y nada de mi pasado salió a flote, el abogado que Erick había asignado, fue una estrella, consigui&