Rexon Empiezo a pensar que esto no fue buena idea, no voy a negarlo, estoy sumamente excitado ante nuestro juego, pero la seguridad de ganar se hizo polvo en cuanto ella dejó de darme la espalda. Mi valentía me abandonó, la única razón por la que pensaba que podría resistirme a tocarla en primera fue porque ella me retó y mi orgullo me empujó aceptar el reto, en segunda me convencía de no ponerle la mano encima porque si llegábamos hacer algo más todos en casa se darían cuenta, sería vergonzoso para ella y yo no quiero que los demás la escuchen. Pero ahora, estando frente a frente uno del otro, sin ninguna prenda que cubra nuestros cuerpos me siento expuesto y vulnerable de mil maneras. No se siente igual, no es lo mismo a cuando solía andar en pelotas por la casa para meterme al lago con los demás, todo es diferente cuando estás con tu persona especial. Las costras de la espalda de lluvia ya se han caído, cuando se dio la vuelta mis ojos casi salen de su lugar, no le presté mucha
El cuerpo de Lluvia se retuerce de una manera deliciosa bajo mi cuerpo, tengo una de mis manos sujetando su nuca y la otra entre sus piernas, pasando mis dedos delicadamente por la entrada a su cuerpo, su piel está tan húmeda y sensible que le causa espasmos cada que paso mis dedos al frente y a tras acariciando esa zona. — Rexon... para... Se separa de mi boca, jadeando, su voz me vuelve loco, sus pupilas están dilatadas, su aliento es cálido, nuestras bocas están tan cerca, miro sus labios con hambre, después los poso en sus ojos azules, tiene la mirada perdida, trata de aferrarse a algo para no perder la poca cordura que le queda y quiero arrebatarle eso. — ¿Por qué tormenta?... ¿No te gusta? — No es eso es solo que…- muevo mis dedos de nuevo, cierra los ojos con deseo, los aparto solo para pasarlos en su clítoris y comienzo a mover mis dedos en ligeros y suaves círculos.— Rex... nos pueden escuchar. Ahora parece asustada, sonrió con malicia, su cuerpo comienza a doblegarse an
Lluvia. No tengo palabras para describir este momento, sabía que meternos los dos juntos en la ducha acabaría en caos, pero no me imaginé que llegaríamos tan lejos, en mi cabeza estaba la posibilidad de besos, unas cuantas caricias, pero al momento de pasar a más allá de eso, me dije a mi misma que si él no lo hacía, yo me iría. Pero nada resultó como lo pensé, el hecho de que él me dijera las razones por las cuales no podíamos hacerlo ayer en la noche y me dejara en claro que ahora no había más impedimentos, me hizo ligeramente cambiar de opinión, aunque en el fondo tenía miedo y más que nada vergüenza a ser escuchados, poco a poco comenzó a importarme poco. Quería pararlo, pero después ya ni yo entendía muy bien el porqué, él tenía razón yo lo deseaba tanto como él a mí, mi cuerpo no mentía y yo ya me sentía lista para entregarme a él. Su cuerpo es perfecto, cada músculo bajo mis manos es firme y definido, su piel es suave y puedo sentir una que otra cicatriz bajo mis yemas, pero
Rexon. Lluvia duerme tranquilamente en mi pecho, paso mi mano acariciando su cabeza, mi atención total está en escuchar los latidos de su corazón y su suave respiración, la adoro, no dejo de pensar en lo que paso en el baño, cada vez que las imágenes de su rostro y bello cuerpo llegan a mi cabeza un escalofrío recorre mi cuerpo, quería más, deseaba más, pero después de haberla hecho correrse dos veces se miraba exhausta y no estaba equivocado, después de lavar nuestros cuerpos con rapidez y salir de la ducha, ella quedó totalmente dormida, estábamos desnudos sobre la cama, ella arropada con varias cobijas al rededor parece que mi calor corporal no es suficiente para tenerla cómoda. Alguien toca la puerta, un gruñido molesto se forma en mi interior y mi mal humor se intensifica cuando el aroma de Kurt llega a mi nariz, estaba a punto de gritarle que se largara, pero eso despertaría a mi ricitos así que me detuve, con cuidado comencé a salir de la cama, hice a un lado su brazo, estaba
Lluvia. Cuando me desperté Rexon no estaba conmigo en la cama, a pesar de que estaba envuelta en varias cobijas la falta de la calidez del cuerpo de Rexon fue eminente y bueno estaba desnuda, me levanté y fui a buscar ropa, me duele todo el cuerpo, pero es un dolor hasta cierto punto agradable, no me quejo. Con rapidez voy al armario y agarro unas licras térmicas y me pongo los jeans encima, dos camisas de manga larga, y un suéter esponjoso color durazno, me pongo tres pares de calcetines después mis pantuflas y salgo de la habitación, me voy directo a la cocina, después de tantas sopas en estos días mi estómago comienza a exigir algo pesado. Todo esta en silencio y no veo nadie en casa, después investigaría, primero mi estómago, para mi sorpresa y mala suerte la cocina había sido saqueada, siempre conté con que pasara algo así... por eso tenía reservas, me pare en la barra con cuidado, hasta la parte de atrás del refrigerador había dejado una bolsa de harina, la tome y casi grito d
Miro el pequeño rastro de sangre con la cara agachada no me atrevo a mirar a Rexon a los ojos, esto es algo vergonzoso, pero el tono de alarma en su voz me obliga a levantar la cabeza. — ¡Lluvia! ¡Lluvia! ¡Por todos los cielos! ¿Estás bien? Te dije que esto no era buena idea... ¿Dónde te lastimaste? Se acerca de una manera torpe a donde yo estoy, estirando sus brazos para mantener el equilibrio en lo que resbala sus pies para avanzar por el lago congelado, apoyo mis manos detrás de mí y siento mis manos hundirse en la suavidad de la nieve, me apoyo en ellas y me hago para atrás sentándome en ella y dejando de estar sobre la helada nieve. — Estoy bien.- le digo a Rexon, cuando esta cerca de mí, se resbala y cae de boca en la nieve al lado de mí, me pongo a reír, pero no sigue mi humor, esta aún con esa preocupación en su rostro que no le permite nada más.— Estoy bien lobito, es solo mi periodo. — ¿Periodo? ¿Qué es eso? Seguro una de tus mentiras para que no me preocupe... ven acá.-
Rexon. Después del incidente con las toallas femeninas y que Lluvia explicara que no se iban a ir volando los 3 lobos quedaron como tontos, de Said y Kurt no me sorprende, pero de Dan... creo que me hubiera cuestionado la idea de que algo dentro de ese paquete tuviera alas para salir volando, pero mi querido Beta era tan inteligente e imbécil al mismo tiempo y dependía mucho de con quien se juntaba. Lluvia estaba cansada, eché a todos de la habitación después de quitarles las toallas, esperé a que ella se quedara dormida para salir de la habitación y buscar a Colier, tenía una plática pendiente con él. La manada de apoyo se había marchado, todo parecía estar bajo control así que la habitación que antes era de Lluvia quedaba vacía de nuevo, Colier se instaló en la habitación que era de Ali. Fui a buscarlo ahí, la puerta estaba entreabierta, Colier estaba sentado en la cama mirando una fotografía de Ali con unos cuantos lobos más, después de su exilio nadie se tomó la molestia de tir
Lluvia. Las siguientes horas de la madrugada fueron muy largas, la pastilla ayudo a reducir los cólicos menstruales, pero tenía dolor en la parte baja de la espalda, era algo común cuando me llegaba mi periodo, pero esta vez, se tornaron casi insoportables, sentía como si no tuviera piel en esa parte y el aire glasear golpeara directamente sobre mis huesos, lloré, lloré de dolor, no podía tomar más dosis de las pastillas necesarias, al final de cuentas Rexon terminó llamando a su abuela en la madrugada para preguntar que podría hacer. La abuela de Rexon le dijo que a lo que se pudo dar cuenta en el tiempo que estuvo aquí fue que yo era bastante friolenta y los dolores se podrían deber al clima, recomendó ponerme algo tibio en la parte del dolor para ver si pasaba. Rexon puso su mano sobre mi espalda baja mientras me abrazaba con fuerza, la piel cálida de su mano se sintió como una braza ardiente sobre mi piel congelada, se la pasó toda la madrugada en vela, cuidando mantener su mano