25. Grave descuido

Lluvia.

No tenía idea de quién era ese enorme lobo y ese no era el momento para averiguarlo, lo que presencié, me dejó en estado de shock, el gran lobo puso su pata en el pecho desnudo de Ryan y en una fracción de segundo le arrancó el brazo con el que pretendía golpeado, el sonido de la carne siendo rasgada, los huesos rompiéndose, sangre salpicando el piso y los claros gritos de agonía y dolor de Ryan me hicieron transportarme a otro lugar, le di la espalda al brutal asesinato que se estaba llevado a cabo tras de mí, me hice bolita abrazando mis rodillas y solo podía escuchar los gritos de Ryan combinados con otros tantos en mi mente, cerré los ojos con fuerza y me llevé las manos a los oídos intentando desesperadamente no escuchar más, y aunque en un momento los gritos de Ryan cesaron, los de las demás personas siendo asesinadas seguían en mi cabeza.

Me quedé perdida en ese momento, aferrada en ese recuerdo y hundiéndome en él, hasta que sentí el contacto de una mano en mi hombro
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