Taxón se retuerce y me mira con enojo, mientras me clava los dedos en el brazo que lo sostiene, Dan agarra mi otro brazo asustado intenta que lo suelte, pero yo no puedo apartar los ojos de mi hermano, todo esta bastante turbio y confuso, si bien todo lo que dice parece indicar que Colier es el culpable de todo, es él quién tenía clavada la daga que le di a mi mujer para defenderse si era necesario, bien dicen que una imagen vale más que mil palabras y por tener esa daga clavada, la suya esta en duda ahora para mí. — Rex… ¿Qué haces? suelta a tu hermano.- Dan esta asustado, sé que puedo terminar detenido, pero mis instintos en alerta me gritan que no confié en él, que Taxón oculta algo. — Tenía clavada la daga que le dimos a Lluvia para protegerse.- le digo a Dan mirándolo con molestia para que me suelte, vuelvo a poner mi atención en mi hermano, ambos arrojamos flamas por los ojos.– la única razón que encuentro para que te la hubiera clavado es porque lo hizo para protegerse de ti.
Lluvia. Poco a poco vuelvo a sentir mis extremidades que estaban hechas polvo, mi cuerpo vuelve a formarse a partir de la ceniza que se junta y lo primero que hago es tomar una fuerte bocanada de aire, unos finos labios fríos se posan en mi mejilla y se acercan a mi oído. — Te extrañé amor mío. Doy un brinco para alejarme de esa presencia que tenía en la espada y me doy la vuelta, él esta ahí, parado frente a mí, mirándome con eso ojos rojos fijos en mi rostro, tiene esa mirada escalofriante que recuerdo, mi memoria muscular pone a temblar cada centímetro de mi cuerpo, él comienza a reír al darse cuenta. — Dejame decirte que te extrañaba, verte de esa manera, asustada... con miedo de mí. - mete las manos en los bolsillos de su impecable traje negro.— El pasar de los años en vez de ser negativos fueron favorecedores para ti, te ves hermosa, serás la reina más bella que estos parásitos han tenido. — ¿De qué hablas? ¿Cómo que reina? Tú ya estás casado.- aún le temo, no lo voy a nega
Empujo a Julienth y él se aparta de mí voluntariamente, sé que con mi fuerza no podría moverlo ni un centímetro, estoy en shock, estoy... estoy embarazada... un bebé, un pequeño producto del amor mío y de Rexon, me es difícil salir de mi asombro. — Estoy... embarazada... ¿Pero? ¿Cuándo fue que...? — Tienes unas 8 semanas aproximadamente, me da gusto ver que no estás nada emocionada con ser madre, la verdad a mis milenios de años tampoco estoy listo para ser padre soy muy joven aún. — ¿Pero qué dices? Este bebé es mío y de Rexon... no tuyo.- él me mira divertido, como siempre soy un chiste para él, se va a sentar a uno de los sillones que están del lado izquierdo. — No estoy hablando de ese... esos bebés.- ¿¡Son dos!?.— Ni siquiera van a nacer. — ¡No permitiré que mates a mis hijos! Me agarro el vientre por instinto, un instinto protector que ha despertado en mí de repente, él comienza a reírse de mí, me siento tan vulnerable, tan frágil y un nuevo nivel de miedo se desbloquea en
Mi corazón golpea contra mi pecho de una manera tan descontrolada que lo siento palpitar en mi garganta y oídos, conozco este miedo, esta impotencia, esta desesperación, de no saber que será de ti en cuestión de minutos, que tu vida pende de un hilo y así como estas respirando puedes dejar de hacerlo en un segundo. Miro a mi lobo feroz a los ojos, las lágrimas se me escurren por las mejillas, no quiero morir, no estoy lista, esta vez no, hay vida dentro de mi que se apagara si me muero, pero en la posición que estamos Julienth tiene las de ganar, un movimiento de cualquiera y él rebana mi garganta de lado a lado logrando su cometido, matarme, llevarnos a la muerte a ambos. Pasos por las escaleras hacen que nuestra atención se vaya en dirección al sonido, baja un hombre ya un tanto mayor, de ojos rojos y cabello blanco acompañado de otros más, no prestan atención a los lobos, no intentan atacarlos, aquí el principal objetivo, es el hombre tras de mí. — Julienth... jamás creí verte c
Creo que me desmaye... Cuando abro los ojos de nuevo todo me da vueltas y estoy acostada en una gran cama, la habitación es enorme, de lujo y con un estilo demasiado imperial para mi gusto, me siento con dificultad, mi espalda duele por el impacto con la pared y mi pierna está completamente vendada, tengo puesto un camisón blanco, me abrazo a mi misma. Una oleada de pánico se apodera de mí, de pronto tengo la idea de que todo fue un sueño, que Rexon junto con los demás lobos y vampiros perdieron la batalla y que estoy en una habitación de Julienth encerrada. La puerta principal de la habitación se abre y suspiro aliviada al ver a Rexon entrar con la cara agachada, al levantarla y verme corre a donde yo estoy. — Lluvia... amor, ya despertaste.- se sienta en la orilla de la cama y me abraza con fuerza, ignoro el dolor que eso me ocasiona en mi espalda y también lo abrazo. Al separarnos notó varios rasguños en su cara al igual que sus brazos descubiertos.– Sanaré rápido — ¿Ganamo
Los primeros rayos del sol se cuelan a través de las blancas, casi transparentes cortinas, abro los ojos poco a poco deshaciéndome de los rastros de sueño que aún quedan en mí, siento cierta calidez en mi mejilla, mi cabeza sube y baja a un ritmo lento y suave. Es el pecho de Rexon, tengo mi mano sobre sus fuertes abdominales, mi mirada se va directo al bello anillo de compromiso que adorna mi dedo, no puedo evitar sonreír al recordar el momento de anoche; una lástima que no pude convencer a Rexon de hacer algo más que acostarnos a dormir, él no quería lastimar mi pierna más de lo que estaba.Me muevo lentamente esperando escapar de su pesado brazo que tiene sobre mi espalda sin despertarlo, me siento algo entumecida por dormir en esa posición, necesito estirarme un poco; pero apenas y logre moverme unos centímetros cuando rodea mi cintura con su brazo y me acerca a su cuerpo, girando para que quedemos frente a frente. Sus ojos se abren y me roba el aliento con tan solo una simple mi
Rexon Le hice el amor a Lluvia dos veces antes de dejarla salir de la habitación, y hubieran sido más veces de no ser que su estómago comenzó a quejarse exigiendo alimento; estamos desayunando en una mesa del jardín. Lluvia tiene la cara roja, no se atreve a levantar la mirada, se me olvido decirle que mi padre nos esperaría para desayunar hoy, y llegamos con un elegante retraso de 20 minutos, y creo que por la mirada asesina que me lanzo Lluvia antes estoy en problemas. — Felicidades por su compromiso, no creí que este día llegaría para ti Rexon.- mi padre responde después de que Lluvia le contara de mi declaración anoche. — Todos cambian cuando llega la persona indicada.- le digo a mi padre sin mirarlo, mis ojos están fijos en la mujer a mi lado que llego a volverme loco, en el buen y mal sentido a veces, poner mis ideales patas arriba y de quien me enamore perdidamente como un tonto sin que ella fuera consiente de que con cada sonrisa se me metía más al corazón. — Tienes toda
Lluvia. Salgo con los ojos llorosos cerrándolos con fuerza, sostengo un paño frente a mi rostro que cubre mi boca y nariz, el aire del exterior me parece tan fresco mientras me golpea la cara refrescándome y secando las perlas de sudor que se me habían formado en la frente. — ¿Segura que estás bien?... porque no parece.- Kurt me mira de arriba abajo, está tan cerca de mí con los brazos extendidos como si pudiera caer de repente en cualquier momento. — Estoy bien... .- me aparto el paño del rostro para limpiar mi nariz y las comisuras de mi boca.— Esto es normal en el embarazo. Después de que Rexon se marchara Kurt apareció para hacerme compañía, termine de comer y me ofreció darme un tour por los jardines, para mi mala suerte a los pocos minutos (cuando pasamos por una área de aspersores en donde parece que planean plantar más flores) me dieron unas náuseas tremendas en cuanto me llego el aroma de la tierra mojada, lo cual me parece de lo más extraño, ese aroma siempre me pareció