Mi corazón golpea contra mi pecho de una manera tan descontrolada que lo siento palpitar en mi garganta y oídos, conozco este miedo, esta impotencia, esta desesperación, de no saber que será de ti en cuestión de minutos, que tu vida pende de un hilo y así como estas respirando puedes dejar de hacerlo en un segundo. Miro a mi lobo feroz a los ojos, las lágrimas se me escurren por las mejillas, no quiero morir, no estoy lista, esta vez no, hay vida dentro de mi que se apagara si me muero, pero en la posición que estamos Julienth tiene las de ganar, un movimiento de cualquiera y él rebana mi garganta de lado a lado logrando su cometido, matarme, llevarnos a la muerte a ambos. Pasos por las escaleras hacen que nuestra atención se vaya en dirección al sonido, baja un hombre ya un tanto mayor, de ojos rojos y cabello blanco acompañado de otros más, no prestan atención a los lobos, no intentan atacarlos, aquí el principal objetivo, es el hombre tras de mí. — Julienth... jamás creí verte c
Creo que me desmaye... Cuando abro los ojos de nuevo todo me da vueltas y estoy acostada en una gran cama, la habitación es enorme, de lujo y con un estilo demasiado imperial para mi gusto, me siento con dificultad, mi espalda duele por el impacto con la pared y mi pierna está completamente vendada, tengo puesto un camisón blanco, me abrazo a mi misma. Una oleada de pánico se apodera de mí, de pronto tengo la idea de que todo fue un sueño, que Rexon junto con los demás lobos y vampiros perdieron la batalla y que estoy en una habitación de Julienth encerrada. La puerta principal de la habitación se abre y suspiro aliviada al ver a Rexon entrar con la cara agachada, al levantarla y verme corre a donde yo estoy. — Lluvia... amor, ya despertaste.- se sienta en la orilla de la cama y me abraza con fuerza, ignoro el dolor que eso me ocasiona en mi espalda y también lo abrazo. Al separarnos notó varios rasguños en su cara al igual que sus brazos descubiertos.– Sanaré rápido — ¿Ganamo
Los primeros rayos del sol se cuelan a través de las blancas, casi transparentes cortinas, abro los ojos poco a poco deshaciéndome de los rastros de sueño que aún quedan en mí, siento cierta calidez en mi mejilla, mi cabeza sube y baja a un ritmo lento y suave. Es el pecho de Rexon, tengo mi mano sobre sus fuertes abdominales, mi mirada se va directo al bello anillo de compromiso que adorna mi dedo, no puedo evitar sonreír al recordar el momento de anoche; una lástima que no pude convencer a Rexon de hacer algo más que acostarnos a dormir, él no quería lastimar mi pierna más de lo que estaba.Me muevo lentamente esperando escapar de su pesado brazo que tiene sobre mi espalda sin despertarlo, me siento algo entumecida por dormir en esa posición, necesito estirarme un poco; pero apenas y logre moverme unos centímetros cuando rodea mi cintura con su brazo y me acerca a su cuerpo, girando para que quedemos frente a frente. Sus ojos se abren y me roba el aliento con tan solo una simple mi
Rexon Le hice el amor a Lluvia dos veces antes de dejarla salir de la habitación, y hubieran sido más veces de no ser que su estómago comenzó a quejarse exigiendo alimento; estamos desayunando en una mesa del jardín. Lluvia tiene la cara roja, no se atreve a levantar la mirada, se me olvido decirle que mi padre nos esperaría para desayunar hoy, y llegamos con un elegante retraso de 20 minutos, y creo que por la mirada asesina que me lanzo Lluvia antes estoy en problemas. — Felicidades por su compromiso, no creí que este día llegaría para ti Rexon.- mi padre responde después de que Lluvia le contara de mi declaración anoche. — Todos cambian cuando llega la persona indicada.- le digo a mi padre sin mirarlo, mis ojos están fijos en la mujer a mi lado que llego a volverme loco, en el buen y mal sentido a veces, poner mis ideales patas arriba y de quien me enamore perdidamente como un tonto sin que ella fuera consiente de que con cada sonrisa se me metía más al corazón. — Tienes toda
Lluvia. Salgo con los ojos llorosos cerrándolos con fuerza, sostengo un paño frente a mi rostro que cubre mi boca y nariz, el aire del exterior me parece tan fresco mientras me golpea la cara refrescándome y secando las perlas de sudor que se me habían formado en la frente. — ¿Segura que estás bien?... porque no parece.- Kurt me mira de arriba abajo, está tan cerca de mí con los brazos extendidos como si pudiera caer de repente en cualquier momento. — Estoy bien... .- me aparto el paño del rostro para limpiar mi nariz y las comisuras de mi boca.— Esto es normal en el embarazo. Después de que Rexon se marchara Kurt apareció para hacerme compañía, termine de comer y me ofreció darme un tour por los jardines, para mi mala suerte a los pocos minutos (cuando pasamos por una área de aspersores en donde parece que planean plantar más flores) me dieron unas náuseas tremendas en cuanto me llego el aroma de la tierra mojada, lo cual me parece de lo más extraño, ese aroma siempre me pareció
Rexon. Las piernas me tiemblan ligeramente mientras más me acerco a la entrada del lugar, en donde estará Devora y su manada, esto debe ser una puta broma del destino, ¿Qué hace esta mujer aquí? ¿Por qué ahora? ¡Mierda! Porque aparece justo ahora, en este momento que estoy hasta el cuello de líos y pláticas pendientes con mi ricitos... solo espero que venga por algo y se largue lo más rápido posible. Al llegar al gran salón principal veo a una chica de rodillas recogiendo las piezas de lo que supongo es uno de los jarrones que estaban a los lados de la entrada, le dije a mi padre que estaban mal puestos ahí y que alguien los podría tirar al entrar, dicho y hecho. — No puedo cree que seas tan torpe Nala... - esa voz molesta y despectiva la conozco bastante bien, cuando mis pasos aproximándose llegan a sus oídos y me voltean a ver, los ojos de Devora se iluminan como si acabara de encontrar un oasis perdido, la ignoro y continuo acercándome a ellos. — RexonElla se acerca a mí, más b
Lluvia. Le suministro la medicina a Kurt para la alergia y a los pocos minutos se recompone, quería bombardearlo de preguntas sobre esa mujer, ya que estoy segura de que él sabe quien es ella, pero no quiero ponerlo en una situación embarazosa, al único que le corresponde darme explicaciones y respuestas a mis preguntas es a Rexon. Le dije a Kurt que no me sentía muy bien y quería dormir, él se marchó dejándome sola en la habitación, no es mentira del todo, después de vomitar me siento algo débil y con mucho sueño, me acuesto en la cama cubriendo mi cuerpo con la fina sabana a pesar de no sentir frío, pero si sentirme expuesta, no logro borrarme de la cabeza esa imagen de la mujer abrazando a Rexon de esa manera, quizás solamente estoy celosa, no me había tocado ver a una mujer interesada en él, más que mi prima, pero de ella no sentí esta opresión en el pecho, estoy segura de que esa mujer y mi prometido comparten un pasado, y de los pesados. La puerta de la habitación se abre, vo
Rexon. Como lo suponía estamos todos en la mesa cenando, mi padre, la manada de Devora y yo, ella está hablando con mi padre de lo sucedido en su casa y la invasión por renegados, yo ni siquiera la presto atención, la única mujer digna de ella no está aquí con nosotros y mi manada está disfrutando de su libertad en la ciudad, después de muchos años entre bosques, no salen de allá A Lluvia le propuse pasear por el palacio, antes de la cena, mostrarle la biblioteca, pero ella comenzó a tener muchas náuseas, me dijo que se sentía débil y con mucho sueño así que tomaría una pequeña siesta, pero llego la hora de la cena y no quise despertarla para venir aquí a pasar un mal rato, porque sin duda no estaría comoda con la bruja de Devora en la misma mesa. — ¿Dónde está tu Luna Rexon? Tu humana aún no tiene el título de reina y ya se cree exclusiva para no convivir con los demás. - mi mirada que se podría comparar como un puñado de cuchillos afilados se va en dirección a donde ella esta, mi