38.

Sus manos acarician cada parte de mi cuerpo, apretando con suavidad mientras me besa. Sus labios vuelven a mi cuello, pero no se quedan ahí y besa la piel de mis senos que el brasier no cubre. Se cuela por debajo de mi espalda y yo me arqueo un poco para facilitarle el trabajo, dejándome desnuda de la cintura para arriba.

Su boca se adueña de mis pechos y yo me arqueo, de manera involuntaria, al sentir las corrientes eléctricas adueñarse de mi cuerpo. Su lengua hace maravillas en mis pezones y yo gimo sin poder contenerme, mientras sus manos magrean la carne de mi cintura y caderas con precisión. Sus besos húmedos viajan por mi abdomen y muerde con delicadeza un costado de mi cuerpo, haciéndome respingar.

Sus manos traviesas me bajan, con una tortuosa lentitud, las bragas y me dejan completamente expuesta a él. Besa la cara interna de mis muslos, haciendo que me remueva en mi lugar y cubro mi rostro con las manos cuando lo siento bajar y bajar hasta rozar con su respiración mi intimid
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