Una vez leí una frase que decía: Si no fueras capaz, nada de esto estaría sucediendo.

Recuerdo que anhelaba tanto un cambio en mi vida pero sin duda no era que me despidieran del trabajo o que ahora tuviera a Andrés detrás de mí mientras que mis ojos tenían todo el rímel regado y mi cara hinchada por el llanto que veía aguantando todo el camino.

-Sí, te recuerdo Andrés –digo volteando y quedando de frente intentando limpiarme los ojos con mis manos-, entonces era literal cuando dijiste que vivías a cinco minutos de distancia.

Andrés se ríe dejándome ver sus dientes y yo me siento muy apenada por lo que desvío la mirada.

-Vivo en el mismo lugar que tu solo que en el piso de arriba.

-Qué bueno saberlo, que tengas linda noche –es todo lo que digo cuando la puerta del ascensor se abrió, escuché su respuesta de: igual, ya cuando voltee las puertas se habían cerrado.

Me pregunto si cuando me vio dejó cerrar las puertas del ascensor solo para hablar conmigo…

Al entrar al apartamento lo primer