Ante la noticia, Yune sintió cómo su cuerpo se desestabilizaba y dio un paso hacía atrás. Estrella reaccionó rápidamente y se apresuró a sostener a Yune antes de que se cayera. —Tía, ten cuidado.Yune parecía un poco aturdida, pero al escuchar la voz de Estrella, recobró algo de claridad. Se levantó con la ayuda de la mano de Estrella.—Gracias, Estrella.—No fue nada —Estrella aprovechó para soltar su mano. Claus también lucía pálido. Durante todos esos años, había buscado por todo el mundo una cura para la enfermedad crónica de Rosalía, pero nada había funcionado. Rosalía era como una lámpara cuyo aceite se había agotado y cuya luz estaba a punto de extinguirse.Estrella se acercó por detrás de Claus y se quedó pensativa. Rosalía le agradaba demasiado. Cada vez que la veía, sentía un cariño tan profundo como si fuera su propia abuela. Era una de las pocas personas en la vida de Estrella que le daba el calor que necesitaba. No podía quedarse de brazos cruzados mientras veía morir
Claus parecía una estatua inmóvil, no logró convencerlo en absoluto. Y sería todavía más difícil convencer a Yune. Ante esto, Estrella sintió un leve dolor de cabeza.Para su sorpresa, no tuvo que preocuparse en absoluto por Yune, pues al poco tiempo se ofreció a marcharse.La empresa era un caos y la anciana, el pilar de la empresa, se había desmayado. La empresa estaba en un completo caos. Alguien tenía que estar allí para mantener las apariencias y calmar a la gente. Rosalía cayó enferma y ella tenía que sostener la empresa. Claus no podía exponerse demasiado ahora, tenía que aguantar por el futuro de la familia Burgos.La segunda y la tercera casa difundieron la noticia de la inminente muerte de Rosalía y los accionistas de la empresa necesitaban una respuesta certera. Aunque muchos de los accionistas ya no estaban de su lado, en la superficie todavía debían disimular.Yune se arregló el pelo y se limpió los rastros de lágrimas de las comisuras de sus ojos.—Claus, tú te quedas aqu
Estrella estaba un poco ansiosa, ¿cómo iba a salvarla si Claus no se iba? De ninguna manera podía colocar las agujas delante de Claus. Si la veía, Claus probablemente sería capaz de adivinar que su identidad no era sencilla. Su identidad no podía ser revelada. En ese momento, César salió de la sala. Había estado ocupado toda la noche y el cansancio en su cuerpo era evidente.—Tío — llamó Claus.—¿Quieres entrar a ver a la abuela? —Preguntó César.Claus asintió con seguridad. —Está bien que entres, pero la señora necesita recuperarse tranquilamente, no soportará ningún estímulo fuerte.En la UCI, solo puede entrar una persona y debes salir después de media hora de visita, con esto en mente puedes entrar.Como su tío, César quería decir algo para consolarlo, pero rara vez se involucra en los asuntos que conciernen a la familia Burgos, excepto en el trato que daba a Rosalía. No sabía como empezar a expresar su preocupación, así que optó por una actitud profesional. No tenía mucho contac
A Estrella no le fue fácil persuadirlo para que la dejara entrar, pero una vez obtuvo el permiso de Claus, ingresó inmediatamente en la unidad de cuidados intensivos. César cerró la puerta cuando ella entró. La señora estaba dentro de la UCI, tenía tubos en el cuerpo y una máscara de oxígeno en la cara. Estaba demacrada y no era nada comparada con su aspecto anterior. Era como si Estrella hubiera retrocedido al día en que su abuela se marchó, su corazón palpitaba de dolor. Extendió la mano ligeramente vacilante, cerró los ojos, apenas era capaz de filtrar las desgarradoras imágenes de su mente. Sólo cuando recobró la compostura puso su mano en la muñeca de Rosalía.Después de mirarla un plan se formó en su mente. Tras encontrar el punto adecuado, sacó las agujas de plata de su bolso y las clavó suavemente en los puntos de acupuntura de Rosalía. A diferencia de Claus, quien era un adulto fuerte, ella era mayor y más débil, por lo que los movimientos de Estrella fueron muy cuidadosos a
Por otro lado, el Segundo y el Tercer Tíos abuelos ya estaban preparando una fiesta de celebración. Creían que el Grupo Burgos ya estaba en sus manos y que cuando cayera Rosalía, caería toda la casa principal. —Vamos, hermano, a partir de ahora disfrutaremos juntos de esta posición que está por encima de todas las demás y nunca más tendremos que vivir mirando la cara de esa vieja zorra —dijo el Segundo Tío abuelo con la cara enrojecida, bebía vaso tras vaso.—Hermano, llegaste a ese puesto por una muy buena razón, todo el mundo conoce tus capacidades y hoy estoy aquí para felicitarte por adelantado —el Tercer Tío abuelo levantó su copa y se bebió el vino de un trago. Había trabajado a las órdenes de su segundo hermano durante muchos años y sabía que, más tarde, cuando llegaran los beneficios no iba a olvidarse de él. A diferencia del hermano mayor que siempre reprimía sus acciones. Estaba más dispuesto a apoyar a su segundo hermano que a su hermano mayor porque los dos son muy pareci
La segunda y tercera casa estaban esperando que la anciana diera su último suspiro cuanto antes. Sin embargo, al día siguiente llegaron noticias del hospital: el estado de la anciana había mejorado y había salido del coma. Se estabilizó y fue trasladada a la sala general tras medio día de observación.Estrella y Claus estaban presentes. Habían estado en el hospital todo el tiempo y no se habían alejado ni un solo paso. Cuando se enteraron de que la anciana había mejorado, acudieron de inmediato. El rostro de Rosalía ya se estaba coloreando de un rojo potente, se había sonrojado y parecía de buen humor. —Creí que no volvería a verte —Rosalía se lamentó.Estrella se acercó y se sentó junto a la cama de Rosalía.—Abuela, eres una buena persona y por eso Dios te ayudará. Te ha favorecido, ya verás, tu enfermedad se curará pronto. Creo que el futuro será cada vez mejor.—Eres la única que sabe decir cosas bonitas. Aún tengo que cargar a tu bebé y al de Claus, así que por supuesto que no p
Por otro lado, Yune sentía que se le iba a caer el pelo del estrés. Acababa de ocurrir un acontecimiento muy grande. Rosalía volvió a caer enferma y ella tuvo que ocuparse de muchas cosas, pasó la noche realizando tareas diversas pero no improductivas.Al final, gracias a que los apaciguó, los accionistas aplazaron la reelección del presidente hasta que Rosalía se encontrara lo suficientemente mejorada como para discutir los detalles. Al fin y al cabo, nadie podía igualar la contribución de Rosalía a la empresa a lo largo de los años. De hecho, las palabras del Segundo y Tercer Tíos abuelos no eran del todo infundadas. Era cierto que en los últimos años no se habían desarrollado nuevos proyectos en el Grupo Burgos bajo la dirección de Rosalía y que la actividad de la anciana era mucho más baja que antes. Cuando se quedaba despierta hasta tarde para ocuparse del papeleo, tenía que beber taza tras taza de café para refrescarse, su cuerpo tampoco sería capaz de soportar esto por mucho ti
Rosalía recuperó la salud y, por supuesto, todos se alegraron. Pero su recuperación era sospechosa, como si hubiera sido verdaderamente obra de Dios. Todos sabían que la realidad era temible y que la enfermedad era la que era, sobre todo, con este tipo de casos médicos. No existía la casualidad. Zamora hacía su seguimiento, así que siempre estuvo al tanto del estado de Rosalía, él era quien mejor conocía la salud de Rosalía. La vio cuando su cuerpo estaba completamente agotado y solo le quedaba un suspiro, cuando incluso los latidos de su corazón y su respiración se habían vuelto débiles. Pero ahora, en cambio, la anciana se encontraba bastante bien, fue capaz de regresar de aquel túnel oscuro.¿Cuál era la razón de su mejora?, Zamora no se lo creía, debía haber alguna explicación. Por eso, volvió a examinar todo su cuerpo mientras Rosalía dormía, sin dejar de lado ni un solo detalle. Finalmente, en las venas de la anciana, Zamora encontró la marca de una aguja, había tres o cuatro en