Capítulo 122 Cede inmediatamente
Las acciones estaban rubricadas a nombre de los Segundos y Terceros Tíos abuelos. Rosalía observó que las acciones que poseían eran casi tan grandes como las de la primera casa. Temía que estas acciones habiesen sido adquiridas en secreto por la segunda y la tercera casa sin su conocimiento, ya que llevaba mucho tiempo sumando estas acciones dispersas.

Evidentemente, la segunda y la tercera casa llevaban mucho tiempo preparándose para esta junta de accionistas. No se sabía cuánto habían planeado en realidad.

El rostro ya pálido de Rosalía se volvió aún más blanco. Eran una familia, pase lo que pase. Nunca imaginó que llegarían tan lejos. Si su difunto esposo siguera vivo, ¿cómo podría tolerar semejante desatino?

Las acciones del acuerdo de distribución le asestaron un golpe mortal a Rosalía, cuyo cuerpo comenzó a temblar ligeramente. Yune lo notó y se acercó de inmediato, agarrando los hombros de Rosalía.

—Mamá, ¿estás bien?

—Abuela —Claus también fruncióel ceño.

—Yo... estoy bien.
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