Capítulo 124 No te menosprecies
Ante la noticia, Yune sintió cómo su cuerpo se desestabilizaba y dio un paso hacía atrás.

Estrella reaccionó rápidamente y se apresuró a sostener a Yune antes de que se cayera.

—Tía, ten cuidado.

Yune parecía un poco aturdida, pero al escuchar la voz de Estrella, recobró algo de claridad. Se levantó con la ayuda de la mano de Estrella.

—Gracias, Estrella.

—No fue nada —Estrella aprovechó para soltar su mano.

Claus también lucía pálido. Durante todos esos años, había buscado por todo el mundo una cura para la enfermedad crónica de Rosalía, pero nada había funcionado. Rosalía era como una lámpara cuyo aceite se había agotado y cuya luz estaba a punto de extinguirse.

Estrella se acercó por detrás de Claus y se quedó pensativa.

Rosalía le agradaba demasiado. Cada vez que la veía, sentía un cariño tan profundo como si fuera su propia abuela. Era una de las pocas personas en la vida de Estrella que le daba el calor que necesitaba. No podía quedarse de brazos cruzados mientras veía morir
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