NathanNos despedimos y Evelyn se bajó del auto. Reinicié la marcha y conduje al cementerio. No fue algo planeado, solo sentí la necesidad de ir. Había pasado un año sin visitar la tumba de Eliah. Al reconocer mis sentimientos por Evelyn, no supe cómo manejar la culpa, fue más fácil alejarme. Luego de enterarme que ella esperaba un hijo de mi hermano, creí que era necesario volver y hablarle. Sabía que no podía escucharme, pero ese era el único lugar que me conectaba con él.—No sé cómo empezar —murmuré de pie frente a su tumba. Los crisantemos del arreglo floral dentro del jarrón comenzaban a marchitarse. Había dispuesto que, una vez a la semana, colocaran un arreglo nuevo en su tumba con esas flores. No sabía si Evelyn aún lo visitaba, había dejado de seguirla hacía mucho tiempo, y tampoco tenía idea de si Herman y su esposa lo hacían, no supe más de ellos desde el entierro—. Hoy me enteré de que esperaban un bebé. Mi sobrino. —Tragué el nudo en mi garganta antes de continuar—. Habr
NathanPasé toda la tarde inquieto y ansioso, Evelyn me había escrito en la mañana diciendo que iría a su apartamento por unas cosas. Y aunque le aseguré que yo podía buscar lo que necesitara, insistió con ir ella. La llamé un segundo después, conociéndola, ya estaría por salir o en camino.—Luka te llevará, dame un minuto para pedirle que te recoja —pronuncié apenas contestó.—No necesito un guardaespaldas, te lo dije antes —refunfuñó con tono de fastidio. Habíamos discutido por el mismo asunto cuando le comenté que había contratado a Luka para su protección. A ella nunca le había gustado tener guardaespaldas o choferes, jamás se lo aceptó a sus hermanos porque no quería ser «controlada». Y no era lo que intentaba, ¡joder!, yo solo quería mantenerla a salvo.—Por favor, Evelyn. Ve con Luka o no podré trabajar pensando en que algo pueda pasarte —insistí, esperando convencerla. Evelyn podía ser testaruda, mas no insensata.—Bueno, pero volveremos a hablar de esto —replicó con el mismo
NathanHabía llegado a la salida e intentaba abrir la puerta con Evelyn en mis brazos cuando la escuché decir con determinación que hablaría con sus hermanos. Entonces la dejé ir, jamás haría algo en contra de su voluntad.—Es tu jodida culpa, pasó porque ella fue a buscarte a ti —señaló Sebastian, apuntando en mi dirección, cuando Evelyn les contó lo que había sucedido. Y no pude refutarlo, tenía razón.—¡No peleen! Ya pasó, estoy bien. Solo quiero irme, le dije a Nathan que me llevara a casa y es lo que intentaba —expuso ella en tono conciliador.—Lamento mucho que esto pasara, hablaré con David para que se asegure de que ese imbécil no ponga otro pie aquí —sostuvo Sebastian decidido.—Y yo iré a darle su merecido al maldito —añadió Simon antes de dar media vuelta y alejarse con las manos empuñadas. America lo siguió; detrás, se fue Sebastian.—Ve, no dejes que hagan ninguna tontería. —Le pidió Evelyn a Keira.—Vamos, te sacaré de aquí. —Tomé su mano con suavidad y ella se zafó de m
NathanNo pasó mucho antes de que las primeras notas de la marcha nupcial se escucharan, consiguiendo que mi corazón enloqueciera. ¡Realmente estaba pasando! ¡Evelyn sería mi esposa y dedicaría cada día de mi vida a ella! No necesitaba más en el mundo para ser feliz. No importaba cuántas batallas tuviera que librar para estar a su lado, cada una valdría la pena.Cuando la vi caminando hacia mí, el tiempo pareció ralentizarse, como si todo transcurriera en cámara lenta. Lucía hermosa, radiante, como un ángel. La amaba con locura y sin medida, la amaba con cada parte de mi ser, con cada respiro. No imaginaba la vida sin ella. Se convirtió en el centro de mi existencia, lo era todo para mí.La miraba enajenado, perdido en su hermosura y en la candidez de sus ojos ámbar. Ella era el sol y yo orbitaba a su alrededor. No había nadie en el mundo que amara más que a esa pequeña y preciosa mujer que se adueñó de mi vida entera.—Cuídala —pronunciaron Sebastian y Simon a una voz cuando entregar
NathanNos fugamos de la fiesta en cuanto pudimos, no fue fácil, porque eran pocos invitados y nuestra ausencia sería notada con facilidad. Había una limusina esperándonos en el estacionamiento subterráneo. Abrí la puerta y esperé a que Evelyn entrara antes de seguirla. Descorché una botella de champán, serví dos copas, le di una Evelyn y brindamos por el inicio de una nueva etapa juntos. Chocamos los cristales y bebimos, compartiendo una mirada que lo dijo todo. No me atreví a besarla porque terminaría haciéndole el amor en el jodido asiento del auto. Aunque no pensaba que fuera una mala idea, no era así como quería recordar nuestra noche de bodas. Reservé una suite en el mejor hotel de la ciudad y pedí que decoraran la habitación principal con velas y pétalos de rosas blancas. Era una ocasión especial, sería la primera vez que le haría el amor a Evelyn como mi esposa.La alcé en mis brazos antes de entrar a la suite desde el ascensor. Ella rio y se colgó de mi cuello encantada, amab
NathanPresenteNo, no puedo dejar que se vaya así, necesito que me escuche. Si le cuento toda la historia, tal vez, me perdone. Corro por el pasillo esperando alcanzarla y llego justo en el momento que las puertas del ascensor comienzan a cerrarse con Evelyn dentro. Está sentada en el suelo llorando duro, temblando y sollozando. ¡Todo por mi jodida culpa! Uso las escaleras de emergencia y desciendo a toda prisa hasta la última planta, donde supongo que Evelyn se bajará. No sé a dónde piensa ir ni qué planea hacer, solo sé que no puedo dejarla ir en ese estado. Temo que algo malo le suceda.Espero delante del ascensor mirando la pantalla, en la que indica que está a dos pisos de llegar. Estoy agitado y sudoroso, hice un gran esfuerzo en venir aquí lo más rápido posible, esperando poder interceptar a Evelyn cuando salga.—¡Mierda! —espeto cuando aparece la letra “E” en la pantalla.¡Se dirige al estacionamiento! Me apresuro a bajar por las escaleras y cruzo la puerta de salida en el
NathanTan felices que éramos esta mañana, haciendo planes de tener hijos, celebrando nuestro amor de la mejor manera que sabemos, y tuvo que aparecer Stella y arruinarlo todo. Me llamó cuando vio las fotografías de nuestra boda en una revista de farándulas, me dijo que lo sabía todo, que estaba enterada de que Evelyn era la prometida de mi hermano Eliah, por eso estaba tan ansioso por legalizar nuestra unión, porque tenía miedo de que todo saliera a la luz y no hubiera nada que nos uniera. Lo que debí hacer fue decirle la verdad, en lugar de pagar por el silencio de Stella.—¡Idiota! ¡Idiota! ¡Idiota! —grito enfurecido.Una llamada de Annette ingresa en mi teléfono móvil en ese momento. No respondo, no quiero hablar con nadie, todo lo que deseo es que Evelyn me perdone. Espero que America la haga entender, es mi única aliada en esto. Annette vuelve a llamar, lo hace dos veces más y luego me llama Collette.¿Por qué tanta insistencia? Hablamos esta mañana, ¿será que pasó algo? Cambio
Nathan Un mes, un puto mes desde que Evelyn se fue, no sé a dónde. Me he enfrentado a sus hermanos para intentar obtener alguna información, pero ellos aseguran que no saben nada, que le perdieron la pista y que no han parado de buscarla. De haber sabido que haría algo así, me habría apostado frente a la casa de Sebastian para asegurarme de saber todos sus movimientos.Intento no pensar en que algo malo haya pasado; como dijo America, las peores noticias no tardan en llegar. Ruego a diario porque aparezca, estoy desesperado y asustado, toda mi vida es ella, si algo malo le pasa por mi culpa, no sé qué haré.Son las nueve de la mañana cuando recibo un mensaje de Collette. Ella y Grayson están al mando de los negocios desde que Evelyn se fue, no tengo cabeza para pensar en otra cosa más que en encontrarla.«Hola, cariño. No quiero molestarte con estas cosas, pero necesitamos que firmes unos documentos importantes. ¿Crees que puedas venir a Milán para hacerlo?»«Hola. Sí, iré en dos día