Unos minutos más tarde, escucho que tocan la puerta y pienso que son Mare y Simon que han olvidado algo. Pero cuando abro, me llevo una gran sorpresa al ver a Nathan en el pasillo. Me lanzo a sus brazos y lo beso emocionada, estoy tan feliz de que esté aquí. —Me mentiste, dijiste que llegarías mañana. —Quise sorprenderte —responde sonriendo. —Gracias a Dios por eso. No sabes lo que ha sido este día. Deseaba verte. —Y yo a ti. —Me besa en los labios acunándome el rostro—. Sabes a tequila. ¿Estabas bebiendo? —Mare hizo margaritas. Larga historia —suspiro. —¿Has dicho que fue un mal día? —Frunce el ceño. —Sí, pero no tengo ganas de hablar. —Le rodeo el cuello—. Te extrañé. —Yo más. —Me toma por la cintura y me besa con pasión, cerrando la puerta detrás de nosotros. La ropa comienza a volar por todas partes y pronto estamos desnudos, en el sofá, él sobre mí. Todo sucede rápido. Nos pudieron las ganas, el deseo reprimido por la distancia. Pasamos al baño y hacemos buen uso de la du
Nathan se viste con su ropa y se va la cocina a preparar un desayuno rápido, necesita pasar por su apartamento a cambiarse por un traje para ir a la oficina. Yo elijo blue jeans, una blusa estilo hindú y botines bajos. Simon me llama y me quedo hablando con él en la habitación. —America se ha ido —murmura con la voz rota. ¡Al final lo hizo! Pensé que cambiaría de idea cuando hablara con él. —Lo siento mucho, Simon. Espero que regrese pronto y logre recuperarse —pronuncio conmovida, me duele escuchar a mi hermano tan triste. —¿Por qué no puede hacerlo conmigo? ¿Por qué necesita alejarse de mí? —Lamenta frustrado. Y no sé qué decirle, igual no hará ninguna diferencia que lo haga—. ¿Qué m****a se supone que haré sin ella? ¡America es todo mi puto mundo! —No se ha ido para siempre, ella volverá y estarán juntos otra vez —emito en tono conciliador, no debe hundirse en la desesperanza, necesita ser fuerte por los dos. —¿Y si no lo hace? —Su voz es un susurro quebrantado. Me parte el c
Nathan me busca en la galería antes de las seis, hoy es la inauguración de Inspiration y quiero llegar primero que todos. Estoy muy emocionada. Antes, vamos a su apartamento a vestirnos para la ocasión. Nathan elige un traje azul con camisa blanca y corbata gris que lo hace lucir guapísimo. Mi novio es todo un galán. Yo me pongo un vestido negro de falda corta –por encima de la rodilla–, cuello alto y sin mangas, con un precioso decorado de flores que inicia en el hombro y concluye en el bordillo de la falda en el lado izquierdo. En el derecho, el detalle va del hombro a la cintura. Fue pintado a mano por una artista local que hace bellezas en tela. Tengo varios bolsos y bailarinas decoradas por ella. Completo el look con zapatos rosa pálido punta aguja de tacón que compré especialmente para la ocasión, espero no terminar con un tobillo lesionado porque llevo tiempo sin usar tacones. Me dejo el pelo suelto en ondas, me aplico un poco de color en las mejillas y en los labios y rímel en
Nathan y yo nos reunimos con Gunther detrás del bar y le avisamos que estamos listos. Él nos indica que al terminar la canción que están tocando entraremos nosotros para dar el discurso de bienvenida y ofrecer el brindis. Y así lo hacemos. En primer lugar, agradezco a Nathan por haber creado Inspiration, a Gunther por el esfuerzo que ha hecho durante las últimas semanas para sacar todo adelante y, por último, a los asistentes por venir esta noche. Vuelvo a dar las gracias tras una ronda de aplausos y esperamos a que los mesoneros sirvan el champán para que Nathan dirija el brindis. Cuando todos obtienen una copa, inicia con un saludo formal y luego se dirige a mí, dedicándome unas palabras que no esperaba escuchar, suele ser muy reservado, esta es la primera vez que lo escucho hablar en público. —… Contigo tengo todo lo que siempre he querido, me has dado un motivo y una dirección. Me sentía perdido hasta que llegaste a mí. Tú eres Inspiration, Evelyn. Y brindo en tu honor porque sin
En menos de quince minutos, llegamos al moderno edificio de ocho pisos, sede principal de Müller Enterprise. Nathan me lleva de la mano al interior y cruzamos el amplio vestíbulo de pisos lustrados, ante la atenta mirada de la recepcionista, quien nos observa con mucha atención sin disimular su sorpresa. —Buenos días, señor Müller —dice poniéndose en pie cuando comenzamos a acercarnos. Es una mujer muy guapa, parece salida de una revista de modas. Sus labios voluminosos, pintados en un rosa claro, forman una sonrisa que no llega a sus ojos oscuros. —Buenos días, señorita Durand —pronuncia él con un movimiento de la cabeza sin detenerse a hablarle. Frío y distante. —¿Qué ha sido eso? —Le pregunto cuando entramos al ascensor, siento que me estoy perdiendo de algo. —¿Qué? —Me mira por encima del hombro pareciendo confundido. —¿Por qué fuiste tan indiferente con ella? —Porque así evito enviar señales equivocadas. Ya pasó una vez y no quiero que suceda de nuevo —responde serio, sin da
Transcurre casi una hora antes de que Nathan regrese disculpándose por la demora. Me entretuve mirando fotografías de arte en P*******t, es la única red social que visito con frecuencia. Abrí una cuenta en I*******m porque Mare no dejaba de insistir, pero casi no la uso. Antes de salir de la oficina, me pone las bragas y me besa sobre la tela en mi zona púbica, gesto que causa una conmoción en mis entrañas. ¡Es un provocador! Me despido de Dean con un gesto de la mano cuando pasamos junto a él y pronto estamos de vuelta en el auto, transitando las calles de la mundialmente conocida capital de la moda. Pero para mí Milán es mucho más: es arte, arquitectura y cultura en su máxima expresión. —Collette me llamó cuando salía de la reunión para invitarnos a comer con ella y Anette. Había planeado algo distinto para hoy, pero no pude decirle que no. —Me dice mirándome por encima del hombro mientras conduce. —Por mí encantada, sabes que muero por conocer a tu hermana. —Y ella por conocerte
La cita misteriosa fue un paseo nocturno por el canal Naviglio Grande, subimos a una embarcación que recorrió durante casi una hora Los Navigli, uno de los barrios más populares de Milán. Fue fascinante. Es increíble como todo se ve distinto cuando el sol ha caído y las calles se inundan de luz y color creando un escenario romántico e inspirador. Soy una fiel amante de los paisajes nocturnos, pinté toda una colección de ello. La velada finalizó con una cena al aire libre en la terraza de un restaurante especializado en comida de mar. Nathan me animó a probar el carpaccio de pez espada y no me arrepentí. Al día siguiente, después de compartir un desayuno que me preparó mi chef personal, visitamos la Galería Vittorio Emanuele II, el lugar al que ansiaba regresar. La impresionante estructura fue construida en el siglo XIX en forma de cruz, en la que sobresale una gran cúpula acristalada, uniendo dos de las plazas más importantes de la ciudad, la Plaza del Duomo con la Plaza de la Scala.
Evelyn Disfruté mucho mi estadía en Milán, me encantó conocer a la familia y a los amigos de Nathan, fue positivo para nuestra relación, nos permitió conectar un poco más y nos acercó como pareja. He estado hablando por W******p con Anne, como me pidió que la llame. Está muy feliz de que sea la novia de su hermano, me confesó que temía que se apareciera con alguien que no le agradara, pero que quedó gratamente sorprendida conmigo. Fue lindo saber que piensa así de mí, es una chica muy dulce a la que le tomé mucho cariño a pesar de lo poco que compartimos. Espero volver pronto y pasar más tiempo con ella y con todos. Kerstin se asoma a mi oficina y me dice que debe irse ya, tiene una cita con el dentista, y bajo con ella a la galería para hacerme cargo de los visitantes. Inauguramos una nueva exposición hace poco y ha tenido una buena acogida. Son las cuatro de la tarde, queda una hora para cerrar y un poco más para que Nathan me busque, hoy iremos a ver a Simon para intentar animarle