ENRICO COLOMBO
Salí de la oficina a recoger a mi hija, el mismo día cuando supe del problema con el cual había nacido el niño, no pude soportar la noticia y regresé con ella a Roma, también me había traído a Rebecca, ella pensó era para vivir juntos darle un puesto en los tribunales, pero en realidad la traje para ponerla a cuidado de Amarantha mientras yo trabajaba.
Al principio ella no quería aceptar mi propuesta, hasta terminar convenciéndola, por otra parte, la niña no le gustaba quedarse con ella, por lo cual al principio debía dejarla llorando, sin embargo, cuando los días fueron pasando se fue acostumbrando, mas si se notaba más silenciosa, no reía mucho y su rostro siempre tenía una expresión triste.
No me gustaba verla de esa manera, porque esa niña para m&ia
Tabata BelliniMe quedé observándolo desafiante, mientras él no podía ocultar su expresión de asombro, por un momento se mantuvo en silencio, hasta reaccionar segundos después.—¿Piensas tendré miedo de ti? ¡Eres tan ilusa! No me hagas reír por tu estupidez. Si hasta ahora no has sido capaz de denunciarme no lo harás nunca. Además, ahora estoy en un tribunal penal y dentro de no mucho tiempo seré designado magistrado ¿Crees puedes ser un enemigo competente para un hombre como yo? —inquirió con burla.—Por defender a mi hijo soy capaz de hacer cuanto sea necesario. De enfrentarme al mundo entero, él y su hermana son el impulso, la energía en mi vida, por protegerlos poco me importa enfrentarme al mismísimo diablo si es necesario —espeté
Tabata BelliniEra increíble el descaro de este hombre, nunca terminaría de sorprenderme, no podía creer estaría otra vez sometida a sus constantes maltratos, por un momento, tuve la tentación de insultarlo, hacerle saber con todas y cada una de las palabras mi desprecio, sin embargo, recordé a mi amiga, la única persona quien me había ayudado a superar un poco estos turbios momentos. Debía ser inteligente y ganar tiempo, por eso terminé conteniéndome.—¿Es eso lo que quieres volver conmigo? —movió la cabeza afirmativamente mientras enmarcaba mi rostro con sus manos, tragué la bilis por el asco producido por su cercanía—. Está bien, pero no te será fácil, primero tu tratamiento, segundo debes enamorarme, cautivarme, tampoco tratarás de obligarme a estar contigo, deberás corteja
Donatto RussoEstaba en la oficina, revisando y firmando unos documentos. Últimamente esta era mi rutina, desde hacía un par de semanas cuando terminé separándome de Catalina, por eso me quedaba trabajando hasta tarde, de esa manera estaría desocupado los fines de semana, para pasar tiempo con mi hijo, no obstante, para poder verlo era una lucha titánica con ella. Decidí marcharme, aunque la casa era una herencia familiar, la dejé allí por no causar ningún cambio drástico en la rutina de Marino.En ese momento, timbró el celular, se trataba de una llamada de la directora del colegio de mi hijo.—Buenas tardes, señor Russo, nadie ha venido a buscar al niño…—De inmediato le impedí continuar hablando.—Buenas tardes, señora Martelli ¿Qué dice? ¿
Cuando posó sus labios en mi boca, una sensación de intenso calor me recorrió, sentí como si pequeñas hormigas caminaran por mi cuerpo, el corazón comenzó a bombearme con fuerza, por segundos quise empujarlo, pero las emociones fueron tan abrumadoras y fascinantes que cerré los ojos, dejándome llevar por esas sensaciones. Él me tomó por la nuca acentuando el beso, mis pezones se irguieron debajo del brasier y mi vagina comenzó a palpitar.Tenía más de dos años sin sentirme de esa manera, esa penetrante excitación, obnubilando todos mis sentidos, solo en el pasado sentí algo similar cuando empecé a enamorarme de Enrico y los tres meses antes de saber del embarazo de mi hija mayor, cuando pensé era el príncipe encantado de los cuentos infantiles, el hombre de mi vida. El recordar esa situación me hizo darme cuenta
Me quede observándola extasiado, nunca imaginé sentirme tan atraído por una mujer que no fuera mi esposa, de hecho ni siquiera con ella sentía tan acelerados los latidos de mi corazón, era una sensación única y abrumadora. Nos arrancamos la ropa con desespero, la sangre se me agitaba caliente en mi interior, era urgente apagar ese intenso fuego, el cual nos iba consumiendo a los de forma voraz.Una vez estuvimos desnudos, me aparté de ella por unos segundos para mirarla, no pude evitar recorrerla de pies a cabeza, con un gesto de admiración al ver la radiante belleza reflejada, su piel era suave, blanquecina como el color de las perlas, con el dorso de mis dedos la acaricié con delicadeza, tratando de guardar cada uno de esos recuerdos de ella. Enseguida me incliné, besé sus rojos labios, devorándolos con pasión, con pequeños besos fui descendiendo por el cue
DONATTO RUSSOA pesar de haberme dormido a las cinco de la mañana, una hora después me desperté, giré mi vista a un lado y por unos segundos quedé observando a esa hermosa mujer. Tabata dormía plácidamente, su cabello extendido en la almohada provocaba en mí, unas inmensas ganas de acariciarlo y repetir la noche anterior, un leve gesto parecido a una sonrisa se dibujaba en su rostro.Incliné el cuerpo hacia su boca y le di un suave beso, el deseo por ella se acrecentó en mi interior, sin embargo, no podía despertarla, tampoco quería abandonar mi comodidad con ella, pero tenía un compromiso con mi hijo, debía buscarlo para llevarlo al colegio.Con cuidado de no despertarla, me levanté de mala gana, fui al baño a ducharme con premura, una vez vestido, pensé en escribirle una nota, no quería se ma
Por un momento no encontré las palabras, estás se negaron a salir de mi boca, conté hasta cinco y pude responderle.—Seguro me fui a un bar toda la noche a beber, a divertirme hasta el amanecer. Aprovechando tu ausencia y lejanía de aquí—respondí, sin embargo, como mi tono de voz sonó de burla, él no lo creyó.—¡Muy graciosa Tabata! Confío en mis hombres, jamás te dejarían salir y si lo hicieras terminarían informándome, no lo hicieron. Solo te pregunto porque llamé a la casa y nadie respondió, estuve a punto de tomar un avión para regresar a Nápoles—expresó más calmado.»Te llamé para informarte que debo irme de viaje por varias semanas a una convención sobre los derechos humanos, por eso no podré ir a visitarlos durante todo
Donatto RussoEstaba en el despacho, leyendo los avances sobre la búsqueda de Tabata, no habían conseguido nada y eso me tenía mortificado, cuando regresé al hotel esperaba encontrarla, entré eufórico, tenía numerosos planes para nosotros, sin embargo, cuando llegué, se había ido, sin dejarme siquiera una nota. En ese momento pensé, que quizás para ella no había sido tan significativo ese momento como fue para mí.La impotencia me embargaba, estaba ansioso por encontrarla, es como si la tierra se la hubiese tragado, además no tenía mayores datos sobre ella para poder localizarla, era muy poco la información manejada. En ese momento, mis pensamientos fueron interrumpidos cuando escuché un alboroto fuera de la oficina, extendí la vista y vi el forcejeo entre la secretaria y Catalina. La primera estaba muy páli