TABATA BELLINI
Al salir el médico de la habitación sus recriminaciones no tardaron en llegar, si pensé no poder odiar más a Enrico, en ese momento lo supe, aún él no había dado lo peor de sí.
—¡Eres una descarada! ¿Lo intentaste abortar? Dime ¿Qué hiciste para dañarlo? Porque si ese niño salió enfermo, ¡La única responsable eres tú! —
Ante sus palabras, solo apreté mis puños con fuerza a un lado de mi cuerpo, como me mantuve en silencio, su enojo creció, vociferó más, al punto de tomarme por los hombros y sacudirme. No pude contenerme más, expresé mi molestia burlándome de su actitud.
—Para ser según, un hombre preparado, eres un ignorante. Primero, jamás haría algo para lastimar a
DONATTO RUSSOLa miraba incrédulo, me parecía increíble ¿Cómo Catalina era capaz de hacer semejante pantomima? Había sido ella misma quien se había lastimado, por subirse encima de mi mientras me atacaba, solo fue un auto reflejo, buscaba la manera de evitar su ataque. Cuando me giré, ella cayó, golpeándose la frente, aunque conociéndola, lo más probable es que se haya lanzado a propósito para lastimarse.Intenté acercármele para revisarle la herida y saltó histérica.—No te me acerques, ni se te ocurra. Ya verás, como te irá, tú nunca vas a poder conmigo, ni siquiera con todo el poder de los Russo ¿Sabes por qué? Eres demasiado gentil y la gente como tú es fácil de pisotear —sonrió con malicia.Sin
ENRICO COLOMBOSalí de la oficina a recoger a mi hija, el mismo día cuando supe del problema con el cual había nacido el niño, no pude soportar la noticia y regresé con ella a Roma, también me había traído a Rebecca, ella pensó era para vivir juntos darle un puesto en los tribunales, pero en realidad la traje para ponerla a cuidado de Amarantha mientras yo trabajaba.Al principio ella no quería aceptar mi propuesta, hasta terminar convenciéndola, por otra parte, la niña no le gustaba quedarse con ella, por lo cual al principio debía dejarla llorando, sin embargo, cuando los días fueron pasando se fue acostumbrando, mas si se notaba más silenciosa, no reía mucho y su rostro siempre tenía una expresión triste.No me gustaba verla de esa manera, porque esa niña para m&ia
Tabata BelliniMe quedé observándolo desafiante, mientras él no podía ocultar su expresión de asombro, por un momento se mantuvo en silencio, hasta reaccionar segundos después.—¿Piensas tendré miedo de ti? ¡Eres tan ilusa! No me hagas reír por tu estupidez. Si hasta ahora no has sido capaz de denunciarme no lo harás nunca. Además, ahora estoy en un tribunal penal y dentro de no mucho tiempo seré designado magistrado ¿Crees puedes ser un enemigo competente para un hombre como yo? —inquirió con burla.—Por defender a mi hijo soy capaz de hacer cuanto sea necesario. De enfrentarme al mundo entero, él y su hermana son el impulso, la energía en mi vida, por protegerlos poco me importa enfrentarme al mismísimo diablo si es necesario —espeté
Tabata BelliniEra increíble el descaro de este hombre, nunca terminaría de sorprenderme, no podía creer estaría otra vez sometida a sus constantes maltratos, por un momento, tuve la tentación de insultarlo, hacerle saber con todas y cada una de las palabras mi desprecio, sin embargo, recordé a mi amiga, la única persona quien me había ayudado a superar un poco estos turbios momentos. Debía ser inteligente y ganar tiempo, por eso terminé conteniéndome.—¿Es eso lo que quieres volver conmigo? —movió la cabeza afirmativamente mientras enmarcaba mi rostro con sus manos, tragué la bilis por el asco producido por su cercanía—. Está bien, pero no te será fácil, primero tu tratamiento, segundo debes enamorarme, cautivarme, tampoco tratarás de obligarme a estar contigo, deberás corteja
Donatto RussoEstaba en la oficina, revisando y firmando unos documentos. Últimamente esta era mi rutina, desde hacía un par de semanas cuando terminé separándome de Catalina, por eso me quedaba trabajando hasta tarde, de esa manera estaría desocupado los fines de semana, para pasar tiempo con mi hijo, no obstante, para poder verlo era una lucha titánica con ella. Decidí marcharme, aunque la casa era una herencia familiar, la dejé allí por no causar ningún cambio drástico en la rutina de Marino.En ese momento, timbró el celular, se trataba de una llamada de la directora del colegio de mi hijo.—Buenas tardes, señor Russo, nadie ha venido a buscar al niño…—De inmediato le impedí continuar hablando.—Buenas tardes, señora Martelli ¿Qué dice? ¿
Cuando posó sus labios en mi boca, una sensación de intenso calor me recorrió, sentí como si pequeñas hormigas caminaran por mi cuerpo, el corazón comenzó a bombearme con fuerza, por segundos quise empujarlo, pero las emociones fueron tan abrumadoras y fascinantes que cerré los ojos, dejándome llevar por esas sensaciones. Él me tomó por la nuca acentuando el beso, mis pezones se irguieron debajo del brasier y mi vagina comenzó a palpitar.Tenía más de dos años sin sentirme de esa manera, esa penetrante excitación, obnubilando todos mis sentidos, solo en el pasado sentí algo similar cuando empecé a enamorarme de Enrico y los tres meses antes de saber del embarazo de mi hija mayor, cuando pensé era el príncipe encantado de los cuentos infantiles, el hombre de mi vida. El recordar esa situación me hizo darme cuenta
Me quede observándola extasiado, nunca imaginé sentirme tan atraído por una mujer que no fuera mi esposa, de hecho ni siquiera con ella sentía tan acelerados los latidos de mi corazón, era una sensación única y abrumadora. Nos arrancamos la ropa con desespero, la sangre se me agitaba caliente en mi interior, era urgente apagar ese intenso fuego, el cual nos iba consumiendo a los de forma voraz.Una vez estuvimos desnudos, me aparté de ella por unos segundos para mirarla, no pude evitar recorrerla de pies a cabeza, con un gesto de admiración al ver la radiante belleza reflejada, su piel era suave, blanquecina como el color de las perlas, con el dorso de mis dedos la acaricié con delicadeza, tratando de guardar cada uno de esos recuerdos de ella. Enseguida me incliné, besé sus rojos labios, devorándolos con pasión, con pequeños besos fui descendiendo por el cue
DONATTO RUSSOA pesar de haberme dormido a las cinco de la mañana, una hora después me desperté, giré mi vista a un lado y por unos segundos quedé observando a esa hermosa mujer. Tabata dormía plácidamente, su cabello extendido en la almohada provocaba en mí, unas inmensas ganas de acariciarlo y repetir la noche anterior, un leve gesto parecido a una sonrisa se dibujaba en su rostro.Incliné el cuerpo hacia su boca y le di un suave beso, el deseo por ella se acrecentó en mi interior, sin embargo, no podía despertarla, tampoco quería abandonar mi comodidad con ella, pero tenía un compromiso con mi hijo, debía buscarlo para llevarlo al colegio.Con cuidado de no despertarla, me levanté de mala gana, fui al baño a ducharme con premura, una vez vestido, pensé en escribirle una nota, no quería se ma