Travis. Miro a través de la pared de vidrio. La ciudad de Boston, y el sin fin de edificios que nos rodean. Con ventanales de espejos, estructuras elegantes y hasta las más simples. En silencio escucho la disputa que hay detrás de mi. —¡Es mi hijo, debes dejar que yo también comparta con él! —reclama mi padre irado. —¡Ahora si es tú hijo, Taylor! —replica Pamela de inmediato—. ¡Después de no querer darle el apellido, porque creíste que no era tuyo! — le recuerda con sus ojos puestos sobre mi padre. Suelto un suspiro cansado y deslizo mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón. Dándome cuenta que no me gustaría que ocurriera esto conmigo si algún día llego a Casarme. Realmente es una tortura. Mi padre perdió a una buena mujer y la cual lo amaba, por una aventura. Nunca hay que perder algo estable, a causa de lo inestable. Hacer eso es un grandísimo error. Es normal en los hombres que sean tentados por otras mujeres que no sean sus esposas, pero Joder, realmente me gustar
Travis.Lentamente deslizo una sonrisa mientras las miro, y ella simplemente sonríen con ternura. —Felicidades —extiendo mi mano hasta ella, quien aún sin dejar de sonreír la sujeta—. Me alegro por ustedes —esta vez estiro mi mano para Preston, quien también mirándome con una sonrisa alegre, deja caer su mano sobre la mía—. Saben muy bien que si empezamos esto juntos, lo terminaremos juntos. Solo siento como ambas aprietan mi mano con suavidad. —Bueno ya, van a pensar que me acuesto con mi esposa y con su amiga —muevo mis ojos de un lado a otro, mirando a mi alrededor y soltando sus manos—. La gente espera cualquier cosa de que hablar sobre las familias que menos ruido hacen. Nora suelta una risa divertida. —Ya quisieran ellos ser como tú salir con la esposa y la amante —agrega, Preston sonriendo. —Serás su padre legal por unos meses —comenta Nora. —Tengo el derecho de escoger el nombre ¿Cuantos meses tienes? —Cuatro, es niña. Y por supuesto que no. Los tres lo haremos —comenta
Barbra. Al abrir la puerta soy recibida por Nutella, quien algo inquieta camina de aquí para allá alegre por mi presencia. No tenemos mucho tiempo juntas y ya somos inseparables. Realmente es el mejor regalo que he recibido, aparte de la sudadera tejida que mi madre me envió desde Alaska. —Te traje nuevamente tus galletitas de hueso —expreso, y al ponerme en cuclillas la sujeto y acurrucándola entre mis brazos me levanto nuevamente, mientras con ayuda de mis propios pies me quito los zapatos y después me dirijo en dirección a mi típico y cómodo sofá—. Veamos algo, Nutella, para no aburrirnos. Tomo el control remoto y cambio a varios canales, en busca de algo entretenido que ver. Y después de tanto cambiar y cambiar me detengo en FootNetwork. Y en silencio observo las técnicas de la chef. Pero al ver tanta comida deliciosa y mirar que mi reloj marca la hora de cenar. Tomo mi teléfono y decido pedir una exquisita hamburguesa de cerdo, carne, pollo y lo demás incluido. Así que me li
Barbra.En cuanto llego a la parte de arriba me detengo y observo las otras dos escaleras que conducen al tercer piso. En medio de ellas hay dos gigantes puertas doradas que están cerradas. A mi derecha hay un pasillo largo con hileras puertas dobles de vidrio y transparente a ambos lados. También lámparas del mismo modelo y en ese tono de luz. Ha si mismo como en mi lado izquierdo. El piso de esta zona es negro, casi que de espejo. Hay una que otra pareja recostadas de las paredes, hablando, besándose, y claramente se puede ver como hay una mujer y un hombre, justo en pasillo derecho. Visualizo como la chica de vestido levantado color negro con lentejuelas, que esta recostada de la pared color vino. Está de piernas abiertas y enredadas a la cintura del hombre con traje que la sostiene de sus nalgas y mientras la besa, al mismo tiempo se impulsa dentro de ella. Sus gemidos o jadeos no se escuchan gracias a la canción que retumba en el lugar. Para no interrumpir me dirijo al pasillo i
Barbra.No me niego. También deseo sus labios, así de esa forma como él está besando los míos. Elevando mis dos manos sujeto su nuca, para besarlo al mismo ritmo. Ladeando mi cabeza hacia la derecha, arremeto con sus suaves y húmedos labios, mientras sus manos viajan a mi cintura y con suavidad me estrecha contra su cuerpo. Ahora envueltos en un beso intenso y hambriento en el cual los dos tratamos de alguna manera tomar el control. Volviéndose posesivo y ardiente. Un beso deseoso el cual ambos necesitamos para desatar estas ganas inmensas que tienen nuestros cuerpos de probarse una vez más. De saciar esa sed. Su mano de inmediato sube por debajo de mi vestido y yo dirijo las mías hasta los botones de su camisa, para comenzar a desabrocharlos con agilidad. Sin que nuestros labios se alejen. Sintiendo como sus manos se apoderan de mis nalgas las aprieta con firmeza, pegándome a su erección que ya siento como crece. Esta vez nuestros labios se mueven con calma y pequeñas pausas. Rec
Barbra.Hace lo que le pido. Comienza a dar estocadas rudas en mi interior, bombardeándome con salvajismo, haciéndome cerrar los ojos. —¡Ah… ah, así! —digo y cierro los ojos al sentir cada entrada y salida. Su impacto contra mi pelvis ocasiona que mis jadeos salgan sin parar y mis gemidos fuertes en esa habitación salgan libremente. Su respiración acelerada y sus ronroneos suaves de total disfrute, se escuchan realmente espectaculares. Y cuando creí que era todo, me penetra con más intensidad y rudeza. —¡Ah...! —abro mis ojos y levanto mi rostro para mirarlo nuevamente con los labios entreabiertos y arrugando mis cejas —. ¡Travis! —grito para después dejar caer mi cabeza hacia atrás sobre la cama. Volviéndome loca. No negare que este ser humano llamado hombre coge como los putos Dioses. Y eso hace. Me esta follando duro y sin piedad. El sonido de nuestras pieles al impactar hace una melodía fuerte en el lugar. Su miembro toca lugares dentro de mi que me hacen ir a otra dim
Barbra. Mirándome al espejo con él ceño fruncido y la frente sudada. Trato de subirme mi pantalón negro del trabajo. Así que haciendo un movimientos de cintura suave de un lado a otro, logro subirlo con dificultad; y después abrocho el botón también con algo de inconveniente. Me observo en el espejo con los ojos aguados. No es drama. Siento una impotencia dentro de mi por ser así. A veces me gustaría ser como esas modelos hambrientas. Bueno, no tan hambrientas, pero así como las de Victoria Secret's. Tipo las hermosas rubias Barbara Palvin o Cara De levigne, que comen y no les engordan casi nada, aún teniendo dietas. Hay personas así. Pero no. Barbra Isabella Evans heredó el exagerado culo de su madre. Es mi problema. Cuando engordo, lo único que se esponja en mi es mi CULO. Razón de bajo autoestima en mi desde que tengo conciencia. Era difícil usar vestidos cortos, ya que se levantaban y al momento de comprar vaqueros también era un problema al subirlos. Hubo un tiempo en mi ado
Barbra.En cuanto entramos a la oficina impregnada de ambos perfumes caros que pertenecen a Jon y a Travis. Diviso al señor tomate frente a nosotros sentado sobre su cómodo y elegante sillón del escritorio. Jon no se molestó en entrar, así que simplemente nos encontramos nosotros tres. Travis con la mandíbula endurecida me observa a mi y a Ricardo. —¡¿Están locos, ustedes dos?! —refiere en un tono de reclamo—. Barbra, te di la oportunidad de ganarte el puesto que ahora posees y te encuentro... allí —levanta su mano para señalar a Ricardo y lanzarle una mirada de arriba abajo—, con este hombre... —lo interrumpo. —Se llama Ricardo y no es nadie extraño, es mi mejor y amigo íntimo —aclaro tranquilamente. —¡Oh, si. Ya veo lo íntimos que son! —suelta con molestia, esta vez con los ojos puestos sobre Ric nuevamente. —Con su permiso, señor. Mi compañera y yo no estábamos haciendo lo que usted creer. Travis soltando una risita irritante se recuesta del respaldo del sillón. —¡Por los ci