Nora. A través de la pared de vidrio, veo el maniquí que usa un hermoso minivestido en forma de corazón. Su fondo es blanco sus flores son de color rojo, algo parecidas a las amapolas. Es hermoso. Aunque mi día no lo esté pasando de esa manera. Salir con mi madre significa, conversaciones aburridas, temas de matrimonio, las hijas de sus amigas y otras cosas más, nada interesantes. Los días en los cuales mis padres vienen, no puedo ir a donde realmente vivo. Es algo incómodo, no por la casa. Sino por ellos y lo adaptada que estoy de vivir con Preston. Mi madre y mi padre no se quedan en un hotel, sino en la villa con Travis y conmigo. Así que en esos días Travis debe por lo menos amanecer en casa. Lo conozco y sé que en sus andanzas llega extremadamente tarde. Pero yo no le digo nada, ya él sabe. O bueno, ya los dos sabemos lo que debemos hacer. —Nora, querida —escucho la voz de mi madre detrás de mi. Giro sobre mi eje y la miro. —¿Necesitas algo, mamá? —inquiero mirándola con s
Barbra. Los fines de semana son algo estresantes en el restaurante. Vienen muchas personas, y son más activos que los días de semana. En si todos los días, pero los sábados y domingos son peores, Y eso indica mucho trabajo. Mi ventaja de ya haber pasado la prueba y ser la nueva Chef, es que Amy—quien está haciendo las pasantías—, se queda a cargo en las noches, pero con mis reglas. La chica lo hace bien, así que cuento con ella. Además, sabe que, si hace algo mal, esta consiente que su jefe superior la pondrá de patitas a la calle. —Son dos tipos de quesos, Ric —le comunico, mientras me detengo a su lado con una bandeja pequeña de jamón de pierna. Ricardo voltea a mirarme y asiente una vez. Dejo las dos bandejas sobre la el mesón y sin perder tiempo comienzo armar la pizza. Salsa especialmente traída desde Italia, queso de cuatro tipos, jamón, champiñón, granos de maíz, pimentón y otras cosas más. —Señorita, Barbra —escucho que dicen detrás de mi. Termino de colocar unas lonjas
Barbra.En cuanto se detiene bajo y con mis manos ocupadas me adentro al edificio. Pero al entrar veo como un hermoso perro color chocolate y peludo me recibe. Me quedo estática en mi lugar al ver como el pequeño perro mueve su cola y después se sienta soltando un gemido y luego ladea su cabeza mirándome con ternura. Arrugo mis cejas, preguntándome quien lo trajo. Pero suavizo mi rostro al recordar que el único que tiene acceso a mi apartamento es Ricardo. —¡Ay! Que cosa más linda —me pongo en cuclillas y dejo el arreglo de rosas sobre el piso al igual que la caja donde se encuentra el pedazo de pastel. Agarro al lindo perro y me elevo cargándolo entre mis brazos. El animal de inmediato comienza a lamer mi mentón, mientras hundo mi rostro entre su pelaje suave. —¡Eres hermoso...! —con suavidad acaricio su cabecita. Me pongo en cuclillas y agarro el pedazo de pastel para después dirigirme a mi cómodo sofá y tomar asiento. —¿Tienes hambre? —abro la caja y agarro un trocito de past
Barbra.Mirándolo me aproximo a sus labios para besarlo, pero se aleja. —Nos vemos adentro —dice bajando del auto. Cierro mis piernas de inmediato. Quedando completamente encendida. Dios, dame fuerzas para no ser yo quien lo agarre del cuello y lo obligue a follarme como debe ser. Un rato después de ver a él causante de convertirme en una bola de fuego viviente, encaminarse tranquilamente en dirección al edificio. Acomodo mi vestido y agarro mi bolso. Al bajar ya el chofer se encuentra fuera con las otras cosas que traigo conmigo. —Tenga señorita —dice él hombre extendiendo la bolsa de comida. Las sostengo. —Gracias. Me giro y me voy en dirección al edificio. Al adentrarme de inmediato subo al ascensor que en minutos me deja en el piso del apartamento. La puerta se encuentra entreabierta, así que entro en el lugar y veo que Travis va camino al salón mientras se quita su chaleco tranquilamente. Es inevitable no sentir molestia por lo que acaba de hacer y después se va como si
Travis. Miro a través de la pared de vidrio. La ciudad de Boston, y el sin fin de edificios que nos rodean. Con ventanales de espejos, estructuras elegantes y hasta las más simples. En silencio escucho la disputa que hay detrás de mi. —¡Es mi hijo, debes dejar que yo también comparta con él! —reclama mi padre irado. —¡Ahora si es tú hijo, Taylor! —replica Pamela de inmediato—. ¡Después de no querer darle el apellido, porque creíste que no era tuyo! — le recuerda con sus ojos puestos sobre mi padre. Suelto un suspiro cansado y deslizo mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón. Dándome cuenta que no me gustaría que ocurriera esto conmigo si algún día llego a Casarme. Realmente es una tortura. Mi padre perdió a una buena mujer y la cual lo amaba, por una aventura. Nunca hay que perder algo estable, a causa de lo inestable. Hacer eso es un grandísimo error. Es normal en los hombres que sean tentados por otras mujeres que no sean sus esposas, pero Joder, realmente me gustar
Travis.Lentamente deslizo una sonrisa mientras las miro, y ella simplemente sonríen con ternura. —Felicidades —extiendo mi mano hasta ella, quien aún sin dejar de sonreír la sujeta—. Me alegro por ustedes —esta vez estiro mi mano para Preston, quien también mirándome con una sonrisa alegre, deja caer su mano sobre la mía—. Saben muy bien que si empezamos esto juntos, lo terminaremos juntos. Solo siento como ambas aprietan mi mano con suavidad. —Bueno ya, van a pensar que me acuesto con mi esposa y con su amiga —muevo mis ojos de un lado a otro, mirando a mi alrededor y soltando sus manos—. La gente espera cualquier cosa de que hablar sobre las familias que menos ruido hacen. Nora suelta una risa divertida. —Ya quisieran ellos ser como tú salir con la esposa y la amante —agrega, Preston sonriendo. —Serás su padre legal por unos meses —comenta Nora. —Tengo el derecho de escoger el nombre ¿Cuantos meses tienes? —Cuatro, es niña. Y por supuesto que no. Los tres lo haremos —comenta
Barbra. Al abrir la puerta soy recibida por Nutella, quien algo inquieta camina de aquí para allá alegre por mi presencia. No tenemos mucho tiempo juntas y ya somos inseparables. Realmente es el mejor regalo que he recibido, aparte de la sudadera tejida que mi madre me envió desde Alaska. —Te traje nuevamente tus galletitas de hueso —expreso, y al ponerme en cuclillas la sujeto y acurrucándola entre mis brazos me levanto nuevamente, mientras con ayuda de mis propios pies me quito los zapatos y después me dirijo en dirección a mi típico y cómodo sofá—. Veamos algo, Nutella, para no aburrirnos. Tomo el control remoto y cambio a varios canales, en busca de algo entretenido que ver. Y después de tanto cambiar y cambiar me detengo en FootNetwork. Y en silencio observo las técnicas de la chef. Pero al ver tanta comida deliciosa y mirar que mi reloj marca la hora de cenar. Tomo mi teléfono y decido pedir una exquisita hamburguesa de cerdo, carne, pollo y lo demás incluido. Así que me li
Barbra.En cuanto llego a la parte de arriba me detengo y observo las otras dos escaleras que conducen al tercer piso. En medio de ellas hay dos gigantes puertas doradas que están cerradas. A mi derecha hay un pasillo largo con hileras puertas dobles de vidrio y transparente a ambos lados. También lámparas del mismo modelo y en ese tono de luz. Ha si mismo como en mi lado izquierdo. El piso de esta zona es negro, casi que de espejo. Hay una que otra pareja recostadas de las paredes, hablando, besándose, y claramente se puede ver como hay una mujer y un hombre, justo en pasillo derecho. Visualizo como la chica de vestido levantado color negro con lentejuelas, que esta recostada de la pared color vino. Está de piernas abiertas y enredadas a la cintura del hombre con traje que la sostiene de sus nalgas y mientras la besa, al mismo tiempo se impulsa dentro de ella. Sus gemidos o jadeos no se escuchan gracias a la canción que retumba en el lugar. Para no interrumpir me dirijo al pasillo i