La vida es muy corta, hay que vivirla y dejar huella en los corazones de las personas... Ara Yi Escritora
Después de un tiempo la puerta sonó, Samara abrió, encontrando a ambos muy cerca, ya Constanza se había retirado de los brazos de Gabriel. “Señor…” Ella observó a ambos había un aura extraña en el ambiente. “La Señorita Mari quiere hablar con usted”. Gabriel observó el escritorio, su teléfono tenía notificaciones de llamadas. “Le llamaré, gracias”. Constanza seguía de pie en silencio. Samara la miró por una última vez y salió. Constanza se limpió la cara y estaba apunto de irse cuando escuchó la voz de Gabriel. “Toma el cheque, me irás pagando como puedas”. Constanza miró el cheque y lo tomó, necesitaba el dinero urgentemente, la hospitalización de su madre no era nada barata. “Prometo pagarle pronto”. Ella salió de la oficina dejando a Gabriel con un sentimiento extraño en su corazón, le dolía ver a si a la chica, era una mujer fuerte que escondía sus pesares. Delia escuchó la voz de Gabriel. “Hola Delia”. “¿Cómo estás? ¿Giovanna ha comido bien?”. Gabriel giró a observar a l
Regresaron a la ciudad, curiosamente en el mismo vuelo, Ben dormitaba mientras Ray se quedaba dormido y hablaba entre sueños recargado en el hombro de Delia, ella lo escuchaba atenta, mientras frente a ellos Edgar no dejaba de ver a la mujer, deseaba tanto abrazarla y someterla en su regazo, pero no podía ser tan impulsivo, tenía que ir despacio para poder convencerla, lo malo es que ella volvía a la casa donde vivía con Gabriel. Al tener ya las maletas, Edgar la detuvo. “Te llevaré a casa, Ben va hacia otro rumbo”. Ben miró a Ambos y afirmó. “Si, es mejor que vayas con él, es tu vecino”. Delia lo fulminó con la mirada, pero al final aceptó, lo único que quería era llegar y descansar, se despidieron de Ben y subieron al coche. Edgar ayudó a Delia a abrochar su cinturón, Ray le contaba una infinidad de cosas mientras ella escuchaba en el camino, por raro que pareciera se sentía a gusto con ambos hombres. Miraba a Edgar de vez en cuando de reojo, que llevaba una gran sonrisa. Ray s
Delia le dio un beso a la pequeña y camino hacia la puerta, Gabriel la detuvo hablando con ella en voz baja al ver esto Constanza se alejó a la cocina para dejarlos hablar. “Puedo ir contigo, no me gustaría que estuvieras sola”. Delia negó. “Estaré bien solo es un chequeo, nos vemos en la noche”. Gabriel la observó salir y caminar a su auto, él suspiró y regresó a la cocina encontrándose con Constanza y la pequeña. Al verlo Constanza sonrió. “¿Quiere que le prepare algo de desayunar?”. Ella vio que solo había café hecho. Gabriel asintió. “Algo ligero por favor”. Constanza le entregó a la pequeña mientras hacía el desayuno para ambos, Giovanna jugueteaba con Gabriel mientras él reía de sus ocurrencias. Constanza giraba a verlos de vez en cuando, ella le dijo. “Su hija es muy parecida a usted, no tiene rasgos de la señora Mari”. Gabriel que seguía jugando con la niña y sin voltear a verla le contestó. “Giovanna es mi sobrina, mi hermana murió en el parto, Delia era su mejor amig
Gabriel molesto siguió. “Regresaste del viaje muy extraña y ahora te sigues viendo con él ¿Piensas volver con Edgar? Dímelo”. Delia sin ganas de seguir peleando le dijo cortante. “Hablaremos en la noche”. Ella cortó la llamada y observó a los dos hombres en la mesa, comían y sonreían entre sí. Ella regresó ya sin ánimos de seguir. “Tengo que ir al trabajo”. Edgar quería detenerla. “Espera ¿Pasó algo?”. Delia negó. No, los veré después”. Ella salió rápidamente, Ray siguió comiendo y dijo. “Bueno… dijo que nos vería después”. Edgar se sentó para terminar su comida, pero ya sin ganas. Al otro lado de la ciudad… Samara revisaba las cuentas de la casa cuando Paula entró. “Paula ¿Por qué gastaste tanto en gasolina y comida chatarra? ¿Qué has estado haciendo?”. Ella notaba que el dinero se acababa rápido, Paula está gastando mucho más de lo que ella ganaba por su parte Paula no conseguía trabajo por sus antecedentes penales. Paula se recostó en el sillón para mirar televisión. “Ya te l
Edgar se quedó mirando a Gabriel mientras Ben trataba de detenerlo. Delia se puso en medio cubriendo a Edgar. “¡Basta Gabriel!”. Gabriel furioso se soltó de Ben. “¡¿Todavía lo defiendes?!”. Ben miraba a Delia que ella negaba asustada, lo último que quería es que Edgar se enterara en ese momento. Ben hizo que Gabriel lo mirara advirtiéndole. “Debes calmarte y cerrar la boca”. Gabriel observó los ojos de su amigo. “¿Tu lo sabias?”. Estaba indignado. Ben se quedó en silencio. Gabriel se soltó y se burló saliendo de la casa. Delia miro a Edgar. “Lo siento”. Se fue detrás de Gabriel. Edgar quería seguirla, de la forma en que estaba Gabriel tenía miedo que le diera un golpe a Delia y quería saber qué pasaba. Ben lo detuvo. “Yo iré”. “Pero…” Edgar quería ir tras de ellos. “Quédate estaré al pendiente de ella”. Ben miró al chico asustado. “Tranquilo ya pasó”. Ray asintió. Ben salió detrás de la pareja. Al llegar a la casa miro a Delia de pie mientras Gabriel estaba caminando e
Por la mañana en el departamento… Constanza despertó miró alrededor y recordó la noche anterior, ella suspiró amargamente, se levantó buscando su ropa mientras miraba al hombre en la cama durmiendo boca abajo. Ella salió de la habitación y busco su bolso, sacó su teléfono tenía un montón de llamadas de su hermana. “Hola”. La chica angustiada le dijo. “¿Dónde has estado? Te he llamado toda la noche”. Constanza abrió la puerta del departamento. “Lo siento voy para el hospital”. Ella cerró dejando todo en silencio. Más tarde Gabriel despertó con una fuerte resaca, se cubrió de la luz de la ventana que llegaba hasta las sábanas, notó que estaba desnudo y vio que algo reflejaba la luz en la cama, lo recogió y noto el dije con la cadena. El empezó a recordar la noche anterior. “¡Maldición!”. Fue un completo estúpido, se provechó de la chica sin control. Se levantó tirando las sábanas, buscaba su ropa, fue cuando notó la mancha en la cama… Constanza era virgen. En el hospital… Consta
Edgar le lanzó una mirada a Ray, el chico entendió al instante. “Mama Delia… ¿Podrías llevarme a la escuela? El auto de Papá no funciona”. Delia los observó con los ojos entrecerrados, ya estaban planeando algo tan temprano. Ray siguió… “Somos vecinos, te hicimos el favor de traer tu maleta…” Al ver la linda mirada de Ray no pudo negarse. “Ok”. Ray tomó su mochila y salió feliz de convencerla, Delia se quedó un momento para enfrentar a Edgar. “Deberías de dejar de usar a Ray en tus trucos, es solo un niño”. Edgar se acercó a ella y le robó un pequeño beso rápido, regalándole una sonrisa pícara después. “Pero funcionan ¿O no?”. El camino hacia la puerta arrebatándole la pañalera de la bebe, Delia solo se quedó mirándolo. Este hombre era un cínico sin vergüenza. Subieron al auto, Delia condujo hasta la escuela, Delia observaba a los chicos en el asiento trasero y a Edgar que observaba por la ventana y la miraba con una gran sonrisa, él llevaba lentes oscuros, se veía extremadamente
Luis observó a Constanza al escuchar a la mujer mayor, ella se giró para no verlo con mucha vergüenza de las mentiras que tuvo que decirle a su madre para que no supiera que terminaron hace mucho. Él sonrió a la mujer. “He estado algo ocupado…” Converso con el hasta que la enfermera llego. “Señora es hora de sus medicamentos. Constanza se levantó. “Te llevare mama”. La mujer se negó. “No. La enfermera me ayudara”. Palmeo la mano de ambos y sonrió. “Ustedes hablen un rato”. Cuando se fue Constanza miro al chico. “Gracias por lo de hace un rato, te pagare las flores”. El negó. “Un año Constanza”. Ella que buscaba billetes en su bolso levantó la vista mirándolo. El siguió. “A pasado un año que no nos vemos”. El respiro profundo. “¿Cómo has estado?”. Constanza apenada le confeso. “Bien… hay días buenos y malos, pero mama está saliendo adelante”. Luis le confesó. “Lo siento”. Ella no entendía a que se refería. El siguió. “Ahora que mi abuela está aquí enferma me he dado cuenta de