Mientras tu padre estaba enfermo y lo cuidabas, yo me encargaba de todos los problemas, no me di cuenta de lo que Paula hacía, sé que se escucha tonto, pero nunca me percate de sus intenciones… Ella me mintió diciendo que eran hermanas, me mostró una prueba de paternidad y no podía preguntarle a tu padre sobre esto mientras sufría por su enfermedad, por eso la apoyaba, fue el peor error que he cometido…” El se quedó en silencio. Delia observaba de reojo su rostro, toda la información que llegaba a ella era nueva. Edgar le dijo. “Ese día… que huiste… Te iba a contar todo y regresarte la nueva empresa”. Él dijo esto mirándola. Delia lo observaba detenidamente. “No pude recuperar el nombre de la empresa y como dueño en aquel tiempo tenía que nombrar a la nueva empresa… su nuevo nombre es *DELI*, es tu empresa Delia”. Edgar se acercó a ella lentamente. “Hay dos cosas de las que me arrepiento… Una es no haber acudido a esas reuniones, si te hubiera conocido antes, estaríamos juntos de
En otro lugar… Gabriel arrullaba a la pequeña, al ver que dormía la acostó en su cuna, ese día decidió quedarse en la habitación de Delia, donde estaba la cuna de la pequeña. Observo a la niña dormir por un tiempo recordando a su hermana, era muy parecida pero también tenía rasgos de aquel hombre que abandono a Gabriela. Arropó a la pequeña y le dijo en voz baja. “¿Extrañas a mamá? Yo también, Gabriela me hace mucha falta”. Él se fue al baño, se dio una ducha y se acostó y en todo momento checo su teléfono, Delia no lo llamó, solo mando un mensaje temprano avisando que llego con bien a aquella ciudad. Al día siguiente, Gabriel despertó temprano, la pequeña seguía durmiendo, se levantó y se arregló para salir a trabajar, salió de la habitación directo a la cocina para hacer el desayuno, encontrándose con Constanza. “¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?”. Constanza que cocinaba huevos revueltos dio un brinco. “¡HAA! Me asustó”. Gabriel rodo los ojos. Constanza le dijo. “La señora M
Caminaron a la puerta de la casa, Constanza la dejó medio abierta, él tocó y un pequeño niño de cuatro años se apareció. “¿Qué quiere?”. Gabriel le dijo. “Busco a Constanza”. El chico miró de arriba abajo al hombre y abrió la puerta dejando entrar. “Esta con mamá, ella se puso mal”. Gabriel asintió y siguió al niño Llegaron hasta una habitación donde se escuchaba la voz de Constanza, al entrar una chica estaba de pie y Constanza revisaba los signos de una mujer mayor que estaba acostada en la cama. “¿Mamá me escuchas?”. Constanza trataba de que su madre reaccionara, pero era inútil La chica más joven nerviosa jugaba con sus manos. “Le inyecté la insulina y también comió bien, no sé qué pasó, pero ya no podía hablar”. Constanza tranquilizó a la chica. “Está bien, la llevaremos al hospital, pide un taxi”. La chica asintió y se giró para encontrarse con Gabriel en la puerta ella abrió mucho los ojos asombrada de que estuviera ahí. “¿Usted quién es?”. Constanza intrigada levan
Después de un tiempo la puerta sonó, Samara abrió, encontrando a ambos muy cerca, ya Constanza se había retirado de los brazos de Gabriel. “Señor…” Ella observó a ambos había un aura extraña en el ambiente. “La Señorita Mari quiere hablar con usted”. Gabriel observó el escritorio, su teléfono tenía notificaciones de llamadas. “Le llamaré, gracias”. Constanza seguía de pie en silencio. Samara la miró por una última vez y salió. Constanza se limpió la cara y estaba apunto de irse cuando escuchó la voz de Gabriel. “Toma el cheque, me irás pagando como puedas”. Constanza miró el cheque y lo tomó, necesitaba el dinero urgentemente, la hospitalización de su madre no era nada barata. “Prometo pagarle pronto”. Ella salió de la oficina dejando a Gabriel con un sentimiento extraño en su corazón, le dolía ver a si a la chica, era una mujer fuerte que escondía sus pesares. Delia escuchó la voz de Gabriel. “Hola Delia”. “¿Cómo estás? ¿Giovanna ha comido bien?”. Gabriel giró a observar a l
Regresaron a la ciudad, curiosamente en el mismo vuelo, Ben dormitaba mientras Ray se quedaba dormido y hablaba entre sueños recargado en el hombro de Delia, ella lo escuchaba atenta, mientras frente a ellos Edgar no dejaba de ver a la mujer, deseaba tanto abrazarla y someterla en su regazo, pero no podía ser tan impulsivo, tenía que ir despacio para poder convencerla, lo malo es que ella volvía a la casa donde vivía con Gabriel. Al tener ya las maletas, Edgar la detuvo. “Te llevaré a casa, Ben va hacia otro rumbo”. Ben miró a Ambos y afirmó. “Si, es mejor que vayas con él, es tu vecino”. Delia lo fulminó con la mirada, pero al final aceptó, lo único que quería era llegar y descansar, se despidieron de Ben y subieron al coche. Edgar ayudó a Delia a abrochar su cinturón, Ray le contaba una infinidad de cosas mientras ella escuchaba en el camino, por raro que pareciera se sentía a gusto con ambos hombres. Miraba a Edgar de vez en cuando de reojo, que llevaba una gran sonrisa. Ray s
Delia le dio un beso a la pequeña y camino hacia la puerta, Gabriel la detuvo hablando con ella en voz baja al ver esto Constanza se alejó a la cocina para dejarlos hablar. “Puedo ir contigo, no me gustaría que estuvieras sola”. Delia negó. “Estaré bien solo es un chequeo, nos vemos en la noche”. Gabriel la observó salir y caminar a su auto, él suspiró y regresó a la cocina encontrándose con Constanza y la pequeña. Al verlo Constanza sonrió. “¿Quiere que le prepare algo de desayunar?”. Ella vio que solo había café hecho. Gabriel asintió. “Algo ligero por favor”. Constanza le entregó a la pequeña mientras hacía el desayuno para ambos, Giovanna jugueteaba con Gabriel mientras él reía de sus ocurrencias. Constanza giraba a verlos de vez en cuando, ella le dijo. “Su hija es muy parecida a usted, no tiene rasgos de la señora Mari”. Gabriel que seguía jugando con la niña y sin voltear a verla le contestó. “Giovanna es mi sobrina, mi hermana murió en el parto, Delia era su mejor amig
Gabriel molesto siguió. “Regresaste del viaje muy extraña y ahora te sigues viendo con él ¿Piensas volver con Edgar? Dímelo”. Delia sin ganas de seguir peleando le dijo cortante. “Hablaremos en la noche”. Ella cortó la llamada y observó a los dos hombres en la mesa, comían y sonreían entre sí. Ella regresó ya sin ánimos de seguir. “Tengo que ir al trabajo”. Edgar quería detenerla. “Espera ¿Pasó algo?”. Delia negó. No, los veré después”. Ella salió rápidamente, Ray siguió comiendo y dijo. “Bueno… dijo que nos vería después”. Edgar se sentó para terminar su comida, pero ya sin ganas. Al otro lado de la ciudad… Samara revisaba las cuentas de la casa cuando Paula entró. “Paula ¿Por qué gastaste tanto en gasolina y comida chatarra? ¿Qué has estado haciendo?”. Ella notaba que el dinero se acababa rápido, Paula está gastando mucho más de lo que ella ganaba por su parte Paula no conseguía trabajo por sus antecedentes penales. Paula se recostó en el sillón para mirar televisión. “Ya te l
Edgar se quedó mirando a Gabriel mientras Ben trataba de detenerlo. Delia se puso en medio cubriendo a Edgar. “¡Basta Gabriel!”. Gabriel furioso se soltó de Ben. “¡¿Todavía lo defiendes?!”. Ben miraba a Delia que ella negaba asustada, lo último que quería es que Edgar se enterara en ese momento. Ben hizo que Gabriel lo mirara advirtiéndole. “Debes calmarte y cerrar la boca”. Gabriel observó los ojos de su amigo. “¿Tu lo sabias?”. Estaba indignado. Ben se quedó en silencio. Gabriel se soltó y se burló saliendo de la casa. Delia miro a Edgar. “Lo siento”. Se fue detrás de Gabriel. Edgar quería seguirla, de la forma en que estaba Gabriel tenía miedo que le diera un golpe a Delia y quería saber qué pasaba. Ben lo detuvo. “Yo iré”. “Pero…” Edgar quería ir tras de ellos. “Quédate estaré al pendiente de ella”. Ben miró al chico asustado. “Tranquilo ya pasó”. Ray asintió. Ben salió detrás de la pareja. Al llegar a la casa miro a Delia de pie mientras Gabriel estaba caminando e