Ella dudaba en subir. Mirando las puertas del elevador y a la gente alrededor trabajando. “Vamos solo serán unos minutos”. Trato de convencerla amablemente. Ella aceptó, pero entró a elevador sin darle la mano Subieron en completo silencio Edgar seleccionó el piso 3. Al abrir las puertas del elevador Delia observó que el lugar era muy parecido a la empresa de su padre. Salió caminando poco a poco. “¿Qué es este lugar?”. Edgar caminó con ella. “Es la empresa de tu padre… tu empresa”. Delia frunció el ceño. “Mi padre te la entrego a ti”. Ella se acercó a un escritorio y observó las pinturas alrededor del lugar todas las había escogido su padre y su mamá. Edgar negó acercándose a ella. “Yo sólo trabajé para que la empresa siguiera Delia, aunque tu padre me la entregó yo solo percibo mi sueldo, todo lo que ves aquí es tuyo”. Delia trató de alejarse, pero Edgar la acorraló. “No te entiendo”. Edgar sonrió acercándose más. “El día de nuestro aniversario cuando te fugaste…” Él hiz
Ben no pudo detenerlo, Constanza se acercó. “Lo siento, yo…” Ben negó interrumpiendo. “No te preocupes, ve a casa”. Constanza asintió y fue tomar sus cosas, Samara se acercó también se iba. “¿Que loco no? Todo lo que pasó”. Constanza confirmó, pero se sentía triste por la pequeña, su padre era muy violento. En la empresa… Delia despertó, observo la ventana, estaba oscureciendo, giro mirando a Edgar dormido abrazado a su espalda. “¡Maldición!”. Recordó todo lo que paso y se levantó vistiéndose. Busco su teléfono, estaba apagado. Edgar despertó. “¿A dónde vas?”. Delia negaba. “No debimos…” Edgar se levantó. “¿Por qué no? me demostraste que me amas y que podemos estar juntos de nuevo”. Delia empezó a discutir. “No, fue un error y no va a volver a pasar”. Ella se puso su vestido y busco sus tacones. Edgar se acercó. “Delia”. Delia lo alejo. “No. Olvídate de esto… tengo que irme”. Salió de la oficina dejando a Edgar en medio de la habitación. El observó alrededor y sonrió miran
Por la noche en la casa de Delia… Gabriel colocaba los platos, Delia terminaba la comida y la llevaba a la mesa. Gabriel observó lo que iban a comer. “¿Y esto?”. Delia se sintió avergonzada eran los platillos favoritos de Gabriel. “Hace mucho que no los preparaba, solo tuve deseos de hacerlos, hace tiempo que no te consiento”. Gabriel asintió en silencio, comieron mientras conversaban de algunas cosas de sus trabajos, llegó el postre, Delia lo sirvió, Gabriel seguía escéptico, tomó el primer bocado y observó a Delia, ya había notado que jugaba con sus manos y cabello nerviosa, él sonrió. Al terminar su postre dejó la cuchara y le dijo. “Ahora sí, dime ¿Qué pasa?”. Delia lo miro. No podía ocultarle mucho a él hombre. “Recuerdas que tengo un viaje con Ben, será la próxima semana”. Gabriel apretó los ojos dándose un golpe en la frente. “Lo olvidé, pero, tengo mucho trabajo la próxima semana, ¿Cómo haremos con Giovanna?”. Delia jugó con la cuchara. “De eso quería hablarte… Tengo ya
Delia le explicó a Ben mientras caminaban. “Habrá mucha gente importante y tienes que socializar con los invitados, recuerda que es bueno para el restaurante”. Ben le dijo pícaramente. “Estoy listo para deslumbrar a la gente”. Delia negó con la cabeza y recogió su bolso, la tarjeta de la habitación y teléfono, ella llevaba un vestido de cóctel rosa pardo y zapatos de tacón blancos. Delia le explicó. “Habrá mucha gente importante y tienes que socializar un poco con los invitados”. Ben rodó los ojos. “Estoy listo para deslumbrar a la gente”. Delia negó con la cabeza y recogió sus cosas, ella llevaba un vestido de cóctel rosa pardo y zapatos de tacón blancos. Bajaron al restaurante del hotel, al entrar había mucha gente degustando vino y bocadillos, conversaban entre ellos muy alegremente, la mayoría de los restauranteros se conocían entre sí. Ben le ofreció el brazo a Delia, ella amablemente se abrazó a su brazo y caminaron juntos saludando a algunas personas conocidas. Una muje
Mientras tu padre estaba enfermo y lo cuidabas, yo me encargaba de todos los problemas, no me di cuenta de lo que Paula hacía, sé que se escucha tonto, pero nunca me percate de sus intenciones… Ella me mintió diciendo que eran hermanas, me mostró una prueba de paternidad y no podía preguntarle a tu padre sobre esto mientras sufría por su enfermedad, por eso la apoyaba, fue el peor error que he cometido…” El se quedó en silencio. Delia observaba de reojo su rostro, toda la información que llegaba a ella era nueva. Edgar le dijo. “Ese día… que huiste… Te iba a contar todo y regresarte la nueva empresa”. Él dijo esto mirándola. Delia lo observaba detenidamente. “No pude recuperar el nombre de la empresa y como dueño en aquel tiempo tenía que nombrar a la nueva empresa… su nuevo nombre es *DELI*, es tu empresa Delia”. Edgar se acercó a ella lentamente. “Hay dos cosas de las que me arrepiento… Una es no haber acudido a esas reuniones, si te hubiera conocido antes, estaríamos juntos de
En otro lugar… Gabriel arrullaba a la pequeña, al ver que dormía la acostó en su cuna, ese día decidió quedarse en la habitación de Delia, donde estaba la cuna de la pequeña. Observo a la niña dormir por un tiempo recordando a su hermana, era muy parecida pero también tenía rasgos de aquel hombre que abandono a Gabriela. Arropó a la pequeña y le dijo en voz baja. “¿Extrañas a mamá? Yo también, Gabriela me hace mucha falta”. Él se fue al baño, se dio una ducha y se acostó y en todo momento checo su teléfono, Delia no lo llamó, solo mando un mensaje temprano avisando que llego con bien a aquella ciudad. Al día siguiente, Gabriel despertó temprano, la pequeña seguía durmiendo, se levantó y se arregló para salir a trabajar, salió de la habitación directo a la cocina para hacer el desayuno, encontrándose con Constanza. “¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?”. Constanza que cocinaba huevos revueltos dio un brinco. “¡HAA! Me asustó”. Gabriel rodo los ojos. Constanza le dijo. “La señora M
Caminaron a la puerta de la casa, Constanza la dejó medio abierta, él tocó y un pequeño niño de cuatro años se apareció. “¿Qué quiere?”. Gabriel le dijo. “Busco a Constanza”. El chico miró de arriba abajo al hombre y abrió la puerta dejando entrar. “Esta con mamá, ella se puso mal”. Gabriel asintió y siguió al niño Llegaron hasta una habitación donde se escuchaba la voz de Constanza, al entrar una chica estaba de pie y Constanza revisaba los signos de una mujer mayor que estaba acostada en la cama. “¿Mamá me escuchas?”. Constanza trataba de que su madre reaccionara, pero era inútil La chica más joven nerviosa jugaba con sus manos. “Le inyecté la insulina y también comió bien, no sé qué pasó, pero ya no podía hablar”. Constanza tranquilizó a la chica. “Está bien, la llevaremos al hospital, pide un taxi”. La chica asintió y se giró para encontrarse con Gabriel en la puerta ella abrió mucho los ojos asombrada de que estuviera ahí. “¿Usted quién es?”. Constanza intrigada levan
Después de un tiempo la puerta sonó, Samara abrió, encontrando a ambos muy cerca, ya Constanza se había retirado de los brazos de Gabriel. “Señor…” Ella observó a ambos había un aura extraña en el ambiente. “La Señorita Mari quiere hablar con usted”. Gabriel observó el escritorio, su teléfono tenía notificaciones de llamadas. “Le llamaré, gracias”. Constanza seguía de pie en silencio. Samara la miró por una última vez y salió. Constanza se limpió la cara y estaba apunto de irse cuando escuchó la voz de Gabriel. “Toma el cheque, me irás pagando como puedas”. Constanza miró el cheque y lo tomó, necesitaba el dinero urgentemente, la hospitalización de su madre no era nada barata. “Prometo pagarle pronto”. Ella salió de la oficina dejando a Gabriel con un sentimiento extraño en su corazón, le dolía ver a si a la chica, era una mujer fuerte que escondía sus pesares. Delia escuchó la voz de Gabriel. “Hola Delia”. “¿Cómo estás? ¿Giovanna ha comido bien?”. Gabriel giró a observar a l