Delia les dio algunas instrucciones y las dejó con Ben qué les diría sus horarios de trabajo y las reglas del lugar. Al entrar Delia se encontró con Gabriel sentado en el sillón serio y al parecer muy molesto. “Quiero que la despidas”. Delia se sentó en su lugar. “Pero si la acabo de contratar, ella podría demandarnos”. Gabriel afirmó. “Si la dejas aquí será un problema, no presenciaste como me hablo, es una grosera”. Delia jugó con su pluma. “¿Por qué te molesta tanto Gabriel? Fue solo un malentendido”. Gabriel se levantó exasperado. “¿Un malentendido? Esa chica se atravesó en mi auto cuando estaba en verde, pude haberla atropellado incluso pudo morir y ella lo único que hizo fue golpear mi auto furiosa gritándome groserías”. Delia río del hombre. “Tú siempre has dicho que yo soy la que tomó decisiones aquí, así que me gusta ella para trabajar aquí, solo ignorala y ya”. Gabriel se quedó en silencio apretando las sienes era decisión de Delia todo lo relacionado con el restaurante
Delia nerviosa quería que él se alejara, pero al mismo tiempo sentía gran deseo por sus labios que estaban tan cerca. “Edgar detente”.Edgar sonrió tomándola de la barbilla. “¿Por qué? Delia, no engañes a tu corazón, lo escuchó y lo siento palpitar, así como el mío, sé que todavía sientes algo por mí, sé que hay dentro de tu corazón, ahí una esperanza para mí, solo necesito una oportunidad, ¿Puedes dármela?”. Ella tragó ante sus palabras y miraba fijamente sus ojos, esos ojos que tanto venían a su mente en las noches solitarias.Edgar no pudo más y se acercó a besarla, Delia giró la cabeza, el beso cayó en su mejilla.Edgar se alejó y río burlándose de sí mismo pensando que había ido muy rápido. “Dejaré de venir a buscarte si prometes aceptar mis regalos”.Ella entrecerró sus ojos, no confiaba en sus palabras.Edgar levantó las manos rindiéndose. “En serio, solo acepta mis regalos”.Delia aceptó. “Está bien, acepto tus regalos si me dejas tranquila”.Edgar asintió y salió de la oficin
Delia lo interrumpió. “Tengo una hija con otro hombre que te hace pensar que quiero volver contigo”. Edgar sonrió. “Investigue… sé que es hija de Gabriela, que tú y Gabriel no están juntos”. Delia se quedó en silencio mirándolo. “¿Cómo sabes que no estamos juntos? vivimos en la misma casa”. Edgar negó. “Solo lo sé, al principio quería irme y dejarte ser feliz pero cuando me enteré de la situación, me di cuenta que podía tener una oportunidad, solo necesito que me la des”. Delia negó. “Tú y yo terminamos hace mucho Edgar solo deja las cosas así”. “¡Pero no puedo! quiero estar contigo, te amo Delia, nunca lo he dejado de hacer y nunca dejaré de hacerlo”. Él fue acercándose poco a poco sin darle tregua a Delia. El corazón de Delia vibró con sus palabras. Trago saliva. “Edgar…” Él acarició los labios de Delia con las yemas de sus dedos. “Eres tan hermosa, siempre lo has sido, la más hermosa de todas”. Delia río burlonamente. “Y aun así me engañaste”. Edgar tomó su rostro para qu
Delia resignada se acercó. “Buenas noches Ray”. Le dio un beso en la mejilla mientras Ray estiraba los brazos para abrazarla. “Buenas noches mamá Delia”. Se despidió con mucho cariño en sus palabras. Ray se alejó y con ojos suplicantes dijo. “¿Puedes darle las buenas noches a papá Edgar también?”. Esto lo dijo tierno y lastimero. Delia observó a Edgar con los ojos entrecerrados. Sospechaba que todo era una treta de Edgar. Edgar negó al instante. “No fue mi idea”. Ray volvió a decir. “Por favor…” Delia se acercó para besar la mejilla de Edgar, el giró un poco haciendo que las comisuras de sus labios se unieran en un beso rápido, el hombre sonrío y disfruto del pequeño beso. Delia solo abrió los ojos sorprendida por la desfachatez del hombre. Gabriel carraspeó acercándose y tomando el brazo de Delia. Delia se alejó. “Buenas noches”. Camino junto a Gabriel quien la abrazó de la cintura mientras volvían a la casa. Ray y Edgar los observaban, Ray preguntó. “¿Puedo dormir ya?”. Ed
Ella dudaba en subir. Mirando las puertas del elevador y a la gente alrededor trabajando. “Vamos solo serán unos minutos”. Trato de convencerla amablemente. Ella aceptó, pero entró a elevador sin darle la mano Subieron en completo silencio Edgar seleccionó el piso 3. Al abrir las puertas del elevador Delia observó que el lugar era muy parecido a la empresa de su padre. Salió caminando poco a poco. “¿Qué es este lugar?”. Edgar caminó con ella. “Es la empresa de tu padre… tu empresa”. Delia frunció el ceño. “Mi padre te la entrego a ti”. Ella se acercó a un escritorio y observó las pinturas alrededor del lugar todas las había escogido su padre y su mamá. Edgar negó acercándose a ella. “Yo sólo trabajé para que la empresa siguiera Delia, aunque tu padre me la entregó yo solo percibo mi sueldo, todo lo que ves aquí es tuyo”. Delia trató de alejarse, pero Edgar la acorraló. “No te entiendo”. Edgar sonrió acercándose más. “El día de nuestro aniversario cuando te fugaste…” Él hiz
Ben no pudo detenerlo, Constanza se acercó. “Lo siento, yo…” Ben negó interrumpiendo. “No te preocupes, ve a casa”. Constanza asintió y fue tomar sus cosas, Samara se acercó también se iba. “¿Que loco no? Todo lo que pasó”. Constanza confirmó, pero se sentía triste por la pequeña, su padre era muy violento. En la empresa… Delia despertó, observo la ventana, estaba oscureciendo, giro mirando a Edgar dormido abrazado a su espalda. “¡Maldición!”. Recordó todo lo que paso y se levantó vistiéndose. Busco su teléfono, estaba apagado. Edgar despertó. “¿A dónde vas?”. Delia negaba. “No debimos…” Edgar se levantó. “¿Por qué no? me demostraste que me amas y que podemos estar juntos de nuevo”. Delia empezó a discutir. “No, fue un error y no va a volver a pasar”. Ella se puso su vestido y busco sus tacones. Edgar se acercó. “Delia”. Delia lo alejo. “No. Olvídate de esto… tengo que irme”. Salió de la oficina dejando a Edgar en medio de la habitación. El observó alrededor y sonrió miran
Por la noche en la casa de Delia… Gabriel colocaba los platos, Delia terminaba la comida y la llevaba a la mesa. Gabriel observó lo que iban a comer. “¿Y esto?”. Delia se sintió avergonzada eran los platillos favoritos de Gabriel. “Hace mucho que no los preparaba, solo tuve deseos de hacerlos, hace tiempo que no te consiento”. Gabriel asintió en silencio, comieron mientras conversaban de algunas cosas de sus trabajos, llegó el postre, Delia lo sirvió, Gabriel seguía escéptico, tomó el primer bocado y observó a Delia, ya había notado que jugaba con sus manos y cabello nerviosa, él sonrió. Al terminar su postre dejó la cuchara y le dijo. “Ahora sí, dime ¿Qué pasa?”. Delia lo miro. No podía ocultarle mucho a él hombre. “Recuerdas que tengo un viaje con Ben, será la próxima semana”. Gabriel apretó los ojos dándose un golpe en la frente. “Lo olvidé, pero, tengo mucho trabajo la próxima semana, ¿Cómo haremos con Giovanna?”. Delia jugó con la cuchara. “De eso quería hablarte… Tengo ya
Delia le explicó a Ben mientras caminaban. “Habrá mucha gente importante y tienes que socializar con los invitados, recuerda que es bueno para el restaurante”. Ben le dijo pícaramente. “Estoy listo para deslumbrar a la gente”. Delia negó con la cabeza y recogió su bolso, la tarjeta de la habitación y teléfono, ella llevaba un vestido de cóctel rosa pardo y zapatos de tacón blancos. Delia le explicó. “Habrá mucha gente importante y tienes que socializar un poco con los invitados”. Ben rodó los ojos. “Estoy listo para deslumbrar a la gente”. Delia negó con la cabeza y recogió sus cosas, ella llevaba un vestido de cóctel rosa pardo y zapatos de tacón blancos. Bajaron al restaurante del hotel, al entrar había mucha gente degustando vino y bocadillos, conversaban entre ellos muy alegremente, la mayoría de los restauranteros se conocían entre sí. Ben le ofreció el brazo a Delia, ella amablemente se abrazó a su brazo y caminaron juntos saludando a algunas personas conocidas. Una muje