Falco y Dmitri los recibieron en la entrada. A pesar de que el rostro del beta no mostraba alteración, sus manos como puño y el ceño ligeramente fruncido le dio a entender a Dante que le daría un puñetazo en el medio de la nariz si no se ponía a la distancia adecuada. Así era la confianza que se tenían.
-Bastian- le indicó con la cabeza al lobo y dejó que él hiciera su magia, calmando a su esposo.
-Hermano- Dmitri lo abrazó con una palmada en la espalda -Futura reina- hizo una leve inclinación de la cabeza hacia Lukyan y volvió su atención a su gemelo para gritarle-¿Se puede saber qué te pasa? Casi nos jalamos los pelos intentando contener a este beta que no se le podía hablar porque estaba tan tenso por tanto papeleo. No te vuelvas a desaparecer así, al menos di para dónde vas-
Dante sonrió levantando sus hombros con
Dante se esperó cualquier cosa menos aquella confesión.Matías por su parte sintió como todo el peso se desvanecía de golpe, pero solo pudo ver como el alfa frente a él no se movía, aunque sus ojos se habían vuelto de un plateado más intenso y frío. Sus uñas se habían tornado más largas y se enterraban con fuerza astillando la madera de los reposa manos.Tragó en seco, había confesado aquello que le ha la quitado el sueño desde que su madre había sido rescatada. Pero tal vez no había sido una buena idea. Su padre tenía razón, era mejor quedarse callado. Siempre.-¿Porque no hiciste nada?- para su sorpresa el alfa se mantuvo en la misma posición y a pesar de su cambio de apariencia, su voz se mantuvo en el mismo tono.-¿Por qué lo haría? -esa respuesta solo hizo que Dante entrecerrara
Dante tenía que reconocer que si había algo que odiaba de su manada era aquella casi tradición infundada por el fundadora de la manada de que todos aquellos lobos que fueran a ser reinas tenían que tener una alta tolerancia al alcohol para no poner en ridículo a su alfa en alguna reunión especial. Y sus miembros se lo habían tomado muy a pecho con cada una de las pocas reinas que habían estado a lo largo de su historia.Una de las mejores había sido su madre. Su padre decía siempre molesto que podía acabar la despensa y seguir lúcida, así que siempre la tenía bajo llave aunque después de tenerlos a ellos no había consumido una gota más, al menos no ante ellos.Pero ahora, sus queridos lobos estaban sometiendo a aquel omega y futura reina a aquel reto que no tenía ni idea de cómo terminaría y que sabía quedar&iacu
Lukyan se removió pesadamente entre las sábanas reconociendo dos cosas. Primero que no era su cama, o al menos no la de la habitación que le habían asignado. Segundo, que aquella misma cama tenía impregnado el olor de Dante por todas partes y que ahora se filtraba por la piel de él.Con dificultad abrió los ojos pestañeando solo para recibir una fuerte pulsada en su cabeza llevándose la mano a la frente. Los recuerdos del día anterior vinieron. Solo quedándose hasta la segunda jarra de vino. De ahí en adelante no tenía conciencia de lo que había ocurrido.Incorporó la cabeza y revisó verificando que su ropa estaba puesta, y suspiró de alivio. Su cuello tampoco dolía y no sentía que nada hubiera cambiado. Sabía por poca experiencia que el alcohol afectaba a los omegas en más de un sentido, quitándole su parte de racioc
Nervioso. Tal vez era la palabra adecuada para Dante.Todos que lo veían pensaban que estaba bien, normal, su alfa como siempre, serio, elegante, hermoso, inalcanzable, inmaculado, seguro de sí mismo, amable, justo, pero nadie se podía imaginar el caos que era su interior. La razón. Su boda sería mañana. Bajo la luna.No podía estar más feliz por ese hecho. A pesar de tener algunos problemas que resolver todo se estaba desenvolviendo con pasos positivos. Había logrado en los últimos días que Matías no se confiscara más en su cuarto y al menos los acompañara a la hora del almuerzo y de la cena sin querer levantarse lo antes posible, incluso aceptaba una caricia en la cabeza por parte de Lukyan de vez en cuando.Por su parte, las cosas con la cachorra no mejoraban ni empeoraban, estaba en un pare total. No daba el brazo a torcer. Se negaba a pedir perd&oac
Lukyan sobaba sus manos sobre su regazo. Las tenía incómodamente húmedas, el único signo que denotaba su nerviosismo. Era temprano y en su habitación había un enorme bullicio de las personas caminando de un lado a otro.-Futura reina, ya es hora- su hombro fue tocado por un lobo vestido simple y él lo siguió hacia el baño donde le hicieron entrar en una enorme tina de agua caliente.Dos lobos más restregaron sus brazos con esponjas mientras otro lavaba su cabello de forma agradable. El aroma con que había sido perfumado el baño era ligeramente fuerte pero relajante y se impregnaba en su cuerpo.Su piel fue secada minuciosamente y acostado en una camilla donde le dotaron de un masaje reparador que casi lo deja dormido. No supo cuánto tiempo fue hasta que sacudieron su hombro.-Lukyan, es hora de que te alimentes- Bastian le sonrió.El ritual antes de la
Lukyan miró frente al espejo, su imagen y podría decirse que se vio apuesto. Gracias a la buena alimentación de los últimos días había ganado el peso necesario para estar en un peso adecuado,La túnica que Lucian le había regalado le quedaba bastante bien. Una pieza larga de tela roja que se ajustaba al cuello cubriendo sus hombros y brazos Diversos patrones de hilos de plata se fundían con la rica y detallada textura de la tela haciendo que con cada movimiento pareciera que tuviera vida propia. Simplemente hermoso.Se giró para apreciar la leve cola que se arrastraba que terminaba en un completo tejido con diferentes patrones. Sonrió complacido con su aspecto. Le encantaba la vestimenta que no dejaba de ser masculina dado el fajín alrededor de su estrecha cintura, Lucian se había lucido. Solo se aseguraría de quitárselo cuando estuviera con Dante, no fuera a
Lukyan avanzó tomado de la mano de Dante, por la alfombra que terminaba a los pies de la pequeña tarima. A ambos lados los miembros de las dos manadas se fusionaban como una. Los rostros de los lobos del Consejo se alzaban alrededor de la tarima, mientras arriba esperaban dos personas que Lukyan no reconoció al primer momento, pues no recordaba haberlos visto antes, pero analizando a detalles había rasgos que le parecían familiares, como los ojos plateados del macho de la pareja y el cabello muy oscuro de la mujer menuda y hermosa a su lado.-¿Ellos son tus padres?-le preguntó en voz baja.Dante asintió con la cabeza y una sonrisa en sus labios orgulloso de a quien llevaba consigo. No podía negar que estaba extrañamente emocionado, pocas veces se sentía así. Sintió la mano de Lukyan apretar la suya y él le respondió el gesto dándole apoyo.El ome
Dante pareció oler la incomodidad de su pareja pues lo tomó de la mano y apretó los delgados dedos con delicadeza. A su lado apareció el padre de este, que con una sonrisa comenzó a retirarse la camisa. El resto de la manada lo copió para después convertirse todos en lobos.Lukyan se quedó fija en Kaiser por unos segundos. Al parecer la mayoría de sus atributos los había sacado de su madre pues mientras Dante era un lobo negro, el pelaje de su padre se extendía entre el cobrizo y el marrón. Eso sí, su estatura era por encima de la media con creces, incluso de Dante y los músculos caninos se detallaban por encima del manto peludo.-¿No nos vamos a trasformar también?- la voz del omega salió vacilante, a decir verdad y aunque sentía que su cuerpo estaba prácticamente recuperado no estaba seguro de aun convertirse, hacía mucho que no