No eres hermoso

Lukyan se removió pesadamente entre las sábanas reconociendo dos cosas. Primero que no era su cama, o al menos no la de la habitación que le habían asignado. Segundo, que aquella misma cama tenía impregnado el olor de Dante por todas partes y que ahora se filtraba por la piel de él.

Con dificultad abrió los ojos pestañeando solo para recibir una fuerte pulsada en su cabeza llevándose la mano a la frente. Los recuerdos del día anterior vinieron. Solo quedándose hasta la segunda jarra de vino. De ahí en adelante no tenía conciencia de lo que había ocurrido.

Incorporó la cabeza y revisó verificando que su ropa estaba puesta, y suspiró de alivio. Su cuello tampoco dolía y no sentía que nada hubiera cambiado. Sabía por poca experiencia que el alcohol afectaba a los omegas en más de un sentido, quitándole su parte de racioc

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