Falco terminaba todos los papeles de un bulto para empezar con el de las cuentas. La presión de que su alfa no estuviera en la manada le ponía mucha responsabilidad sobre sus hombros que no debía ni podía delegar a nadie.Agradecía que su esposo se estuviera encargando de las demás cosas, como la organización de los nuevos integrantes, el seguimiento de los suministros y de inventar excusas para todos aquellos que preguntaban por qué no veían a su alfa hacía días, incluso cuando su celo ya debía haber terminado. Además, la pregunta de donde estaba su prometido era la más común, sobre todo por parte de sus cachorros, que no paraban de interrogar a Bastian sobre el paradero de su madre.El pretexto que se habían ido con Lucian para resolver algunos asuntos urgentes, dentro de poco se desvanecería.Falco se compadecía de él. Ya las manchas oscuras aparecían por debajo de sus ojos arruinando su belleza natural. Lo oía suspirar a cada rato y aunque esta le respondía con
Falco continuó lavando el cuerpo de su esposo y compañero, esta vez desplazando sus manos por la estrecha cintura y sobre su abdomen donde se detuvo unos segundos. Bastian se dio cuenta que los ojos de él se habían quedado mirando fijamente a este punto.-¿Quieres tener cachorros?- le preguntó él casualmente.Él negó con la cabeza.-No-Bastian sonrió tranquilamente sin que sus palabras le dolieran. Para ser sincero, sabía de la carga de trabajo que tenía por ser beta, y más ahora que tenía que estar velando con muchas más cosas como el hecho de acaban de reunificar las dos manadas y los cambios que vendrían con la nueva reina. Pero, no se le había pasado por alto las veces que lo había visto mirando a otras parejas con sus crías envueltas en sus brazos y las pequeñas caritas inocentes.-Disculpa que por ser macho no pueda darte cachorros- pasó sus dedos por la mejilla masculina para dejar un beso en la otra, aunque su tono salió apagado.-N
Satisfecho, no era la palabra adecuada para describir como se sentía Dante en estos momentos. Apreciaba con una ligera sonrisa el contorneo del cuerpo de Lukyan al caminar unos pasos delante de él. Reconoció que le encantaba verlo de tan buen humor ahora. Suspiró complacido y se sacudió el cabello que llevaba alborotado y ligeramente húmedo por las acciones anteriores de ambos.Se pasó la lengua por sus labios y sintió todavía el sabor del lobo sobre ellos. La idea de recorrerlo completo y saborearlo, ahora que ya habían entrado en más confianza, se materializaba poco a poco.Lo vio detenerse hasta que se ubicó a su lado y puso una mano sobre la curva de su espalda baja, un lugar que le gustaba tocar más de lo que quería reconocer y que mostraba hasta donde él tenía posesión de él.-¿Ocurre algo?- le preguntó suavemente.Lukyan giró su rostro hacia él y sus ojos otra vez le quitaron el aliento, eran simplemente hermosos. Él era hermoso.-Estamos c
Falco y Dmitri los recibieron en la entrada. A pesar de que el rostro del beta no mostraba alteración, sus manos como puño y el ceño ligeramente fruncido le dio a entender a Dante que le daría un puñetazo en el medio de la nariz si no se ponía a la distancia adecuada. Así era la confianza que se tenían.-Bastian- le indicó con la cabeza al lobo y dejó que él hiciera su magia, calmando a su esposo.-Hermano- Dmitri lo abrazó con una palmada en la espalda -Futura reina- hizo una leve inclinación de la cabeza hacia Lukyan y volvió su atención a su gemelo para gritarle-¿Se puede saber qué te pasa? Casi nos jalamos los pelos intentando contener a este beta que no se le podía hablar porque estaba tan tenso por tanto papeleo. No te vuelvas a desaparecer así, al menos di para dónde vas-Dante sonrió levantando sus hombros con
Dante se esperó cualquier cosa menos aquella confesión.Matías por su parte sintió como todo el peso se desvanecía de golpe, pero solo pudo ver como el alfa frente a él no se movía, aunque sus ojos se habían vuelto de un plateado más intenso y frío. Sus uñas se habían tornado más largas y se enterraban con fuerza astillando la madera de los reposa manos.Tragó en seco, había confesado aquello que le ha la quitado el sueño desde que su madre había sido rescatada. Pero tal vez no había sido una buena idea. Su padre tenía razón, era mejor quedarse callado. Siempre.-¿Porque no hiciste nada?- para su sorpresa el alfa se mantuvo en la misma posición y a pesar de su cambio de apariencia, su voz se mantuvo en el mismo tono.-¿Por qué lo haría? -esa respuesta solo hizo que Dante entrecerrara
Dante tenía que reconocer que si había algo que odiaba de su manada era aquella casi tradición infundada por el fundadora de la manada de que todos aquellos lobos que fueran a ser reinas tenían que tener una alta tolerancia al alcohol para no poner en ridículo a su alfa en alguna reunión especial. Y sus miembros se lo habían tomado muy a pecho con cada una de las pocas reinas que habían estado a lo largo de su historia.Una de las mejores había sido su madre. Su padre decía siempre molesto que podía acabar la despensa y seguir lúcida, así que siempre la tenía bajo llave aunque después de tenerlos a ellos no había consumido una gota más, al menos no ante ellos.Pero ahora, sus queridos lobos estaban sometiendo a aquel omega y futura reina a aquel reto que no tenía ni idea de cómo terminaría y que sabía quedar&iacu
Lukyan se removió pesadamente entre las sábanas reconociendo dos cosas. Primero que no era su cama, o al menos no la de la habitación que le habían asignado. Segundo, que aquella misma cama tenía impregnado el olor de Dante por todas partes y que ahora se filtraba por la piel de él.Con dificultad abrió los ojos pestañeando solo para recibir una fuerte pulsada en su cabeza llevándose la mano a la frente. Los recuerdos del día anterior vinieron. Solo quedándose hasta la segunda jarra de vino. De ahí en adelante no tenía conciencia de lo que había ocurrido.Incorporó la cabeza y revisó verificando que su ropa estaba puesta, y suspiró de alivio. Su cuello tampoco dolía y no sentía que nada hubiera cambiado. Sabía por poca experiencia que el alcohol afectaba a los omegas en más de un sentido, quitándole su parte de racioc
Nervioso. Tal vez era la palabra adecuada para Dante.Todos que lo veían pensaban que estaba bien, normal, su alfa como siempre, serio, elegante, hermoso, inalcanzable, inmaculado, seguro de sí mismo, amable, justo, pero nadie se podía imaginar el caos que era su interior. La razón. Su boda sería mañana. Bajo la luna.No podía estar más feliz por ese hecho. A pesar de tener algunos problemas que resolver todo se estaba desenvolviendo con pasos positivos. Había logrado en los últimos días que Matías no se confiscara más en su cuarto y al menos los acompañara a la hora del almuerzo y de la cena sin querer levantarse lo antes posible, incluso aceptaba una caricia en la cabeza por parte de Lukyan de vez en cuando.Por su parte, las cosas con la cachorra no mejoraban ni empeoraban, estaba en un pare total. No daba el brazo a torcer. Se negaba a pedir perd&oac