Lukyan daba pequeños pasos ya pudiendo sostenerse sobre sus rodillas sin que estas se doblaran en el acto, aun así le dolían y lo ocultaba de Sasha y Axel, que hacían su mayor esfuerzo en ayudar a recuperarse lo más rápido posible.
En el otro extremo del aposento, Fallen estaba sentado con unos papeles que revisaba de arriba a abajo, con datos de su antigua manada y ahora perteneciente a Dante; quedarse de lado no estaba en su personalidad y le había pedido al alfa que al menos le dejara organizar los registros de su familia directa.
-Ma, ten cuidado, no te apresures, lo estás haciendo bien- Sasha lo sostenía con un brazo alrededor de su cintura, cuidando cada uno de sus movimientos.
-Cualquiera diría que yo soy su hijo pequeño si sigues hablando así- bromeó el lobo por primera vez desde hacía muchos años.
La conexión instintiva entre madre y cachorro era más fuerte que cualquier separación que podía existir, y prueba de ello era la aceptación de
-Tengo que reconocer que eres más duro que una piedra- Dante caminaba lentamente, con las manos en los bolsillos de su pantalón, a pocos metros por delante del lobo.Lukyan había insistido en caminar él solo. Le había dicho, soltándose de sus brazos, que si seguían ayudándolo en todo, no sería capaz de levantarse por él mismo; que agradecía su ayuda, pero que necesitaba hacerlo.Lobo decidido, con un espíritu fuerte, cada vez más se percataba que él cumplía los requisitos. Aún era pronto y no podía dejarse cautivar, después de más de 600 años de firme convicción. El reinado de la Manada de Plata no era, no sería de cualquiera.El omega dio un paso delante de otro, midiendo la fuerza, la distancia, su respiración. Demasiados años habían hecho estragos, necesitaba entrenarse otra vez y recuperar su fortaleza lo antes posible.Seguía a Dante, que mantenía una distancia prudente, aunque sin dejar de vigilarlo. La pared era su mejor soporte, cuando se acabó al lle
Hasta el mismo Dante se impresionó por su acción. El gruñido en su garganta no era una simple advertencia. No, no era el hecho que lo estuviera tocando, había algo más que por el momento no sabía y lo molestaba al punto de apretar los dientes.El lobo castaño soltó las manos y se levantó cautelosamente, no le gustaba la intensa mirada plateada del alfa que parecía querer moverse en cualquier momento y rasgarle la garganta en dos.Sonrió disimuladamente y prestó su atención a el lobo una vez que supo que no sería atacado.-Mi reina venga, todos estarán muy contentos de verlo- iba a tomarlo del brazo, pero se detuvo en el aire. La mano de Dante se había posado sobre la cadera de Lukyan y volvía a advertirle con la mirada que mantuviera la distancia.El omega por su parte sintió el ambiente tenso y la razón era él. Le gustaba mantener un perfil bajo y tener a dos lobos discutiendo por su persona en el medio la incomodaba y de mala manera.-Ryan- utilizó un
El silencio cortante y la atmósfera tensa incomodaron a más de uno. Los dos soberanos se miraron fijamente. Él le había pedido ver a su gente y él se lo había negado. Lukyan hizo de sus labios una línea y se levantó lentamente, analizando cada uno de sus movimientos, aun así sus rodillas crujieron. Aguantando el dolor se acercó a donde debía estar el alfa y se detuvo delante de él alzando la cabeza.Su olor delataba calma, tranquilidad, no arrebato como Dante se imaginaba después de su negativa.-Solo quiero verlos y que vuelvan a su estado normal-razonó ecuánime.-No- el alfa volvió a negar.-¿Por qué?- inclinó la cabeza intentando colegir con él.-¿Acaso eres consciente del estado de tu cuerpo?- su voz había bajado varios tonos -No llevaría a nadie en tu condición a un lugar tan peligroso-comentó, temiendo por la integridad física y mental del lobo. Muchos lobos de la antigua manada estaban fuera de control y no creía que reconocieran al omega r
Uno de los guardias entró corriendo a la celda con una expresión exasperada en el rostro.-Alfa, Comandante, los lobos, los lobos- le costaba articular palabras- de buenas a primeras se quedaron quietos, sus ojos cambiaron de color y se quedaron inconscientes-miraba a uno y a otro sin tener una explicaciónDante miró a su hermano que no salía de su misma impresión. En sus brazos Lukyan apenas podía moverse, había agotado el último atisbo de energía que le quedaba y dentro de poco acompañaría a sus compañeros a un buen merecido sueño, pero no quería. Sacudió la cabeza en un intento de espabilarse.El alfa sintió el movimiento y le prestó atención.-Después quiero que me expliques con detalles que fue lo que hiciste, ahora descansa- le quitó los mechones de cabello que caían sobre su rostro.Él negó.-No lo haré- sus ojos se cerraban y los volvía a abrir con fuerza.Dante lo comprendió. La forma en que su pequeño cuerpo comenzaba a temblar era
Lukyan parecía caminar a su juicio y literalmente lo hacía. Bastian a su lado lo dirigía por una se las tantas alas de la mansión que no conocía. Parecía más nervioso que él mismo.-Cálmate Lukyan, tu tranquilo- sus manos estaban sudadas y temblaban ligeramente, ese no era buen indicio.Se detuvieron delante de una inmensa puerta de roble con incrustaciones de metal y cobre. El sonido de estar abriéndose erizó la piel de ambos lobos. Dante apareció con un semblante serio y tenso, hasta que cambio al ver al omega.Su delgado cuerpo ya con sus debidas curvas recuperadas enfundado en aquel traje le quedaba hermoso. Su rostro parecía más joven pero no perdía seriedad debido al peinado que mantenía sus mechones recogidos elegantemente.Las ojeras que antes la maquillaban habían desaparecido y sus labios parecían apetecibles. Se tragó la lengua recordando cuando le había dicho que no era hermoso. No es que fuera la mayor belleza del mundo, pero sus cual
Abrió los ojos con la respiración atorada en su garganta. El techo se cernía sobre él en una nebulosa clara que reconoció. Estaba en su habitación. Se incorporó con cuidado. Cada músculo de su cuerpo rugió y tuvo que morderse los labios para no gritar.¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba? ¿Qué había ocurrido con sus cachorros? Lo último que recordaba era haber saltado contra alguien y todo negro después. Había una inmensa laguna mental desde haber oído las palabras de aquel lobo.Aquel lobo. ¿Qué demonios se creía? Le hablaba como si él fuera una mísera basura que no valía nada. Eso lo había molestado, pero la gota que había colmado el límite era que intentaba poner los dedos sobre sus hijos y no lo permitiría.La rabia volvió a invadirlo y tensó los brazos en respuesta, causándole repetido dolor.-¿Ya estás despierto?-la voz de Dante se escuchaba cerca.El olor del alfa de aquel lugar lo invadió. Denotaba decepción, molestia. Estaba intranquil
Si había algo que Lukyan había aprendido a lo largo de los años era que las lágrimas no resolvían absolutamente nada, así que derramarlas era en vano. En vez de eso, tenía muchas cosas en las que pensar y qué hacer. Una de ellas era el estado de su relación con ese alfa que cada vez que podía le mencionaba que era suyo.No podía negar que tenía mucho que agradecerle, había hecho por él y su manada más que cualquiera; aun cuando el precio era su cuerpo, el cual dentro de poco perdería, incluso, su independencia.Acarició la marca de mordid
La risa frenética de la loba invadió de forma molesta el comedor. La atención de todos estaba enfocada en aquellos que se enfrentaban. Más de uno se había levantado de su asiento para intervenir. A pesar de tener nuevos integrantes y de irse adaptando, tenían órdenes específicas de Dante de no atacar a ninguno. Siempre había alguien que obviaba la palabra del alfa. Ese, por supuesto, terminaba castigado. Y esta no sería una excepción.En primera, aquella loba estaba amenazando e insultando un cachorro indefenso, error fatal; segundo, se enfrentaba con el que había sido la reina de la Manada Gris y el nuevo protegido del alfa. Al igual que con Bastian, a quien quería como un hijo, provocar a Lukyan o sus hijos significaba ofender al mismo Dante.Pero la ofensiva loba pasaba por alto todas las reglas. Sus orbes se habían vuelto dorados. En medio de la trasformación y olvidando toda advertencia se lanzó contra Lukyan, en un salto, agitando los brazos.Falco caminó rápido para interceptarl