Para los que vieran a Lukyan en ese momento pensarían que estaba totalmente tranquilo, esperando a que volviera su alfa y el resto de los guardias. Pero no, era todo lo contrario. Lukyan temblaba ligeramente y su corazón latía en su pecho dolorosamente.Una mano sobre su hombro lo hizo sobresaltarse un poco y girar la cabeza. A su lado estaba su hijo Matías y él soltó un suspiro.–Madre, estás muy tenso.Él dirigió su vista hacia adelante mientras apretaba la mano de su hijo con la suya. Un calor reconfortante lo invadía. Miraba hacia afuera, en la entrada de la mansión y a lo lejos aún no había rastros de su esposo.–Estoy preocupado –su rostro estaba sombrío.–¿No puedes comunicarte con el alfa?Él negó.–Parece que está en una situación densa y mi voz no le llega –sus palabras salieron graves– Espero… espero que todo esté bien –tuvo que respirar profundo.–Tranquilo, madre –Matías hizo algo que él no se esperó, lo rodeó desde atrás con sus brazos y lo acogió con su olor. Era leve d
Como siempre, las fiestas de la manada de Plata eran por todo lo alto, y más cuando se trataba del cumpleaños del alfa y de su gemelo, el Comandante de la manada. Y Dante podía sentir que cada año era mejor, sobre todo, porque su familia cada día era más grande. Tenía un hermoso esposo y cinco cachorros a los que cuidar, aunque algunos de estos crecían muy rápido.El bullicio en el comedor era inmenso. Toda la manada estaba reunida comiendo, bebiendo y riéndose. Era una escena típica de una esperada celebración.Dante estaba feliz y lo mostraba con una enorme sonrisa.Había recibido muchos regalos. Quizás demasiado, como todos los años, solo que esta vez se emocionó aún más con los de sus hijos. Matías le regaló una cadena que contenía una piedra de color tan claro y traslúcida que era idéntica a sus ojos, Fallen le dio un libro extraño de la historia de las manadas que ni siquiera se preguntó de dónde lo había sacado, pero le encantó. Axel y Sacha habían dibujado un cuadro y pintado
Dante tenía que reconocer una cosa. A pesar de que amaba a toda su manada, a su protegido Bastian, a su hermano y a sus hijos, el regalo que realmente había estado esperando era el de su esposo Lukyan. Y por lo visto ya entendía por qué no podía dárselo delante de todos.Estaba seguro de que si lo hacía tendría que arrancar unas cuantas cabezas. No por ver el cuerpo desnudo de su lobo, eso era normal en ellos, sino por lo que se imaginaba que estaba sobre este. Ya estaba salivando y dolorosamente duro cuando alzó la mano en dirección a él.Lukyan caminó hacia su compañero con paso decidido, aunque su pecho latía duramente. Su corazón casi se le quería salir porque podía enfrentarse a una manada inmensa y al peligro y no temer, pero estar ahora en esa situación lo ponía tan nervioso.Él mismo no se comprendía, pero quería esto. No solo por el placer que de seguro le daría a su lobo, sino porque sabía que rompería una de las tantas trabas mentales que tenía, pudiendo evolucionar en su
Dante estaba agotado. Nadie le dijo que ser alfa de una manada traería, además de fama entre su raza, tantos dolores de cabeza, por lo que apenas tuviera tiempo de estar con su familia. Maldecía. Quería vacaciones, y eso era lo que había vuelto loco a Falco cuando le había dicho que al otro día no contara con él. Un día siendo un lobo normal no tendría consecuencias ¿verdad?Entró, por fin, a su habitación bien entrada en la noche y la imagen que vio lo hizo sonreír y enternecerse.–Llegaste –Lukyan acomodó al bebé de apenas un mes en sus brazos y que chupaba el pecho de su madre con ganas, como si tuviera la mayor hambre del mundo.–Mucho trabajo amor, pero ya estoy de vuelta –se acercó e inclinándose dio un beso a su esposo chupando su labio inferior. Llevaba todo el día sin verlo ni tocarlo. Estaba ansioso por el contacto con él.Después se inclinó y besó la cabecita oscura de su cachorrito.–Cada día se parece más a ti.–Creo que de todos mis hijos será el que más rasgos tendrá d
El día había amanecido soleado, un clima ideal para disfrutar de un chapuzón. Encabezando el grupo iba Dmitri, moviendo su cola de un lado a otro en su majestuosa forma de lobo negro, al igual que su hermano. Solo que este último iba detrás, con Sacha y Axel, que le mordían las orejas intentando que este los alcanzara.–Cachorros –dijo, con un suspiro Dmitri, mirando por encima de su peludo hombro.Segundos después sintió que alguien le mordía ligeramente la cola, no de forma para hacerle daño, si no como cuando un lobo quiere llamar la atención. Lo que vio le gustó. Detrás de él estaba Matías con la mota negra en su boca y caminaba con la cabeza gacha.Dmitri podría sonreír si no fuera porque estaba en su forma de lobo, que le sacaba bastante tamaño a Matías. El lobo más joven últimamente se había unido a él en las diferentes inspecciones por la manada y su compañía era agradable. Incluso parecían hacer más química que con sus hermanos. Quizás porque ambos tenían una manera fría de p
Ya estaban de regreso cuando el sol comenzaba a caer. Los seis lobos se notaban cansados, pero de buena manera. Habían tomado un descanso rápido, Dante los había llevado a cazar en zonas seguras logrando que Axel se hiciera con su primera presa, y después habían vuelto a darse un chapuzón en el estanque.En resumen, estaban molidos y Dante sabía que sus cachorros irían directo a la cama después de comer, pero todos se notaban conformes con la salida familiar. Incluso Matías, después que Sacha lo hubiera empujado junto con ellos y lo hubieran enredado entre sus garras, parecía más relajado. Aunque ahora iba al lado de Dmitri.Bueno que podía hacer. El lobo parecía estar cómodo con la cercanía del gemelo. Un paso a la vez y el alfa podía afirmar que podría relacionarse con todos naturalmente otra vez.–Pa, cárgame –le pidió Axel que se tambaleaba de un lado a otro y sus ojos se cerraban.Tuvo que recostarse en uno de los árboles para no tropezar. Habían decidido ir caminando desde el es
–Pa, ya se fueron? –fue la pregunta de un temblante Sacha que se abrazaba contra su hermano Fallen.Dante no habló, estaba mortalmente tenso. Tenía a sus cachorros detrás de él y no se arriesgaría a perder a ninguno, y mucho menos que alguno resultara herid…Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando un destello blanco pasó frente a él y lo próximo que supo era que estaba enredado entre uñas y dientes, con precisamente uno de los leopardos.Un gemido colectivo de exclamación se escuchó ante la pelea, uno que no fue nada agradable. El leopardo podía ser más pequeño que el alfa, pero lo compensaba con agilidad y violencia. Además, estaba usando toda su fuerza para morder y desgarrar la piel de Dante.Dmitri no estaba preocupado por su hermano. Este, a pesar del espectáculo, solo estaba recibiendo pequeños rasguños, mientras el lobo realmente mordía con fuerza al felino. Pero había más cosas en la que estar atento y eso era que sabía que había otro leopardo más, y con las patas llen
El celo de un lobo macho no era tan fácil como se imaginaba, y eso era algo que Dante sabía bien. Lo que más odiaba era lo mucho que dolía y lo devastado que quedaba después. Y aunque ahora era un lobo enlazado nunca le pediría a su compañero pasar su celo junto con él. La razón muy fácil: estaba seguro que lo tomaría tan fuerte y tan profundo, lo mordería tanto y devoraría a tal punto que sería él el que no se pudiera levantar en varios días después.Y no se arriesgaría.Incluso había preparado todo para que Lukyan no se diera cuenta de que estaba a punto de llegar su celo y había ideado todo un plan fingiendo de que estaría visitando a Lucian, o a quien fuera, con tal de no hacerle pasar por un mal momento.Pero, primero, Lukyan era muy perceptivo, y segundo, ya se había dado cuenta de la situación debido a que él se ponía muy meloso. Mucho más de lo que era habitualmente, y lo buscaba en todo momento, no importándole si estaba en medio del trabajo.Antes, cuando estaba soltero, él