Capítulo 41 Cuando haya pagado mis pecadosAl día siguiente, Daniela se levantó casi de madrugada. La casa estaba en silencio, pero su mente no dejaba de dar vueltas. Tenía que dejar el desayuno y el almuerzo de los niños listos, e ir a revisar las tareas que Georgina le tenía para hoy. Alicia, la niñera, solo debía atender a los niños y no había otra persona que hiciera la comida del día.Además, necesitaba aclarar lo del colegio de los niños.Mientras preparaba la comida, decidió enviarle un mensaje a Felipe, deseando que le respondiera en cuanto despertara, era necesario hablar sobre la educación de los niños.Con el desayuno listo y el almuerzo preparado con anticipación, se colocó su uniforme de matrona color negro que le había entregado Georgina el día de ayer y se dirigió a la casa grande. Al llegar, vio a Georgina en la cocina, organizando un desayuno.—Buen día, señora Georgina. ¿Podría decirme qué tengo que hacer hoy, por favor? —preguntó Daniela, intentando mantener un ton
Capítulo 42 ¡No puedo más!Eugenia había llegado hasta la cocina para determinar que había demorado a Georgina. Su asistente sabía de sobra que tenía una hora fija para su desayuno todos los días.Cuando cruzo por una de las puertas de la cocina, escucho las palabras de la desgraciada amante de su esposo. Así que no pudo evitar decirle:—Nunca, nunca pagarás todo el mal que me has hecho. Eres una sinvergüenza, todavía te atreves a hacerte la víctima.Georgina, al sentir el apoyo de Eugenia, se tranquilizó y se cruzó de brazos, observando la escena con una mezcla de satisfacción y desdén.Felipe se dio cuenta de que debía intervenir. Sin saber exactamente por qué, todo lo que escucho antes acerca de los niños, lo puso incómodo. En realidad toda esta situación lo tenía bastante alterado. Sin importarle la presencia de su madre, dijo directamente lo que pensaba, —Georgina, creo que ha ido demasiado lejos —dijo, manteniendo su mirada fija en la asistente de su madre—. Este no es el ambien
Capítulo 43 Felipe… ¿Qué haces aquí? Al ver a Daniela inconsciente en sus brazos, la expresión de Felipe se tornó grave y llena de preocupación. Sus cejas se fruncieron, reflejando la tensión que sentía en su interior. Sus ojos, usualmente seguros y decididos, ahora estaban cargados de angustia y culpa.Mientras la sostenía, su mirada vacilaba entre la preocupación y el deseo de poder hacer algo, cualquier cosa, para aliviar su sufrimiento. Sabía que había contribuido a este caos, y la culpa lo consumía. En su mente, una pregunta resonaba: ¿cómo había llegado a este punto?Sin pensarlo dos veces, la alzó en sus brazos con cuidado, asegurándose de que estuviera cómoda mientras se dirigía hacia la salida de la mansión. La determinación reemplazó su angustia; sabía que debía actuar rápidamente. Nunca había pasado por una situación similar.Con cada paso que daba, su corazón latía con fuerza, y la preocupación se reflejaba en su rostro. Pasó junto al personal de la casa, que lo miraba co
Capítulo 44 ¿Desde cuándo tienes amigos en el personal de servicio?Belinda se detuvo en seco al ver a Felipe en el pasillo del hospital. Su expresión de sorpresa se transformó rápidamente en una mezcla de sospecha y preocupación. Había estado llamándolo sin cesar, pero él nunca había respondido. La imagen de Daniela en la silla de ruedas, él tan cerca de ella, con esa expresión de preocupación, la inquietó aún más.— ¿Felipe? ¿Qué haces aquí? —repitió, su voz un poco más alta de lo que pretendía, mientras sus ojos se movían entre él y la mujer que lo acompañaba.Felipe se sintió indeciso. No quería que Belinda u otra persona supiera nada sobre Daniela o la situación con los niños por el momento. No quería dar tantas explicaciones en un lugar público. Además, si se supiera la verdad, la perjudicada no solo sería su madre, también los niños y Daniela. Y esta última ya tenía mucho que procesar con su estado de salud. Por esta razón, se apresuró a buscar una respuesta que no levantara má
Capítulo 45 La sabiduría de los niñosFelipe se metió las manos en los bolsillos del pantalón y se apoyó en una columna cercana. Sacó su teléfono y llamó a su chofer.— ¿Estás de regreso al hospital? —preguntó, su voz tensa.—Ya voy de vuelta —respondió el chofer.—Ven, te espero aquí. Necesito ir a casa.Aún no entendía bien por qué le había dicho a Belinda que Daniela era parte de su personal. Belinda era su amiga desde hace muchos años, pero también estaba en trámites de divorcio con Javier y aún podía verse y a ella escapársele esa información. No confiaba en Javier. Aunque en realidad no había mentido, solo omitió información, no podía arriesgarse a que Belinda le diera esa información a Javier.Javier era peligroso. Su apodo, "Tiburón", lo decía todo. En el mundo de los negocios, su reputación era temida; siempre estaba dispuesto a devorar a quienes se interponían en su camino. No era solo su agresividad lo que asustaba, sino su astucia.Estos comportamientos lo habían converti
Capítulo 46 Búsqueda del tesoro—Sí —asintió Fabián, su voz llena de seriedad—. Mami siempre quería lo mejor para ti, para todos nosotros. Ella nos decía, no se aferren a las cosas materiales, solo la familia es importante.— ¡Mamita!, —exclamo Daniela recordando las palabras de su madre y admirándola porque supo transmitir su sabiduría a todos sus hijos.—Esas cosas son para recordarte que ella está contigo—intervino Ángela, mirándola con ojos inocentes que reflejaban sinceridad —. Pero si necesitas dinero, podrías usar algunas. Mami nos dijo.Daniela se quedó en silencio. Esas pocas joyas representaban tanto amor y recuerdos, pero también una posible solución a sus problemas.—Quizás podríamos pensar en eso más adelante —dijo finalmente, intentando mantener la calma—. Por ahora, prefiero mantenerlas cerca de mí.Los niños intercambiaron miradas entre ellos, pero aceptaron su respuesta.—Podemos hablar de nuevo más adelante, cuando estés más tranquila —sugirió Manuela, acurrucándose
Capítulo 47 Señor Ortiz, ¿Nos dejará marchar?—Sabes, desde que nos conocemos he tratado de entender cuál es tu molestia —dijo Javier, cruzando los brazos con una sonrisa desafiante—. Eres el hijo legítimo. Tu padre te reconoció como su hijo legal… incluso te heredó todo lo que le pertenece, mientras que a mí solo me dio un capital ínfimo para comenzar mi negocio. Entonces, ¿qué tienes en mi contra?La provocación en su voz molesto a felipe profundamente. La arrogancia de Javier siempre lo había irritado, pero en ese momento alcanzaba un nuevo nivel.—Lo que me molesta es tu constante interferencia en mi vida y en la de mi madre. Lucy y tú han hecho de esto un juego, y lo que más me duele es que mi padre ya no está y continúan con su acoso. No te cansas ¿Por qué no pasas la página? Ya somos hombres adultos.Javier se inclinó hacia adelante, su expresión tornándose más seria.— ¿Y qué esperabas? ¿Qué me quede de brazos cruzados mientras tú te haces con todo? No soy un niño, Felipe. Y t
Capítulo 48 Flotando en una nubeFelipe sintió un nudo en el estómago al escuchar el tono cortante de Daniela. Le debía una explicación. No sabía realmente por qué sus palabras y su tono le molestaban. Se acercó un poco más, tratando de suavizar su voz.—Daniela, necesito hablar contigo. ¿Podríamos ir dentro de la casa, por favor?Fabián observó a su hermana y contempló a Felipe con desconfianza. Se interpuso entre ellos, con los brazos cruzados y una expresión decidida.— ¡Déjala en paz! —dijo, su voz firme y protectora.Felipe lo escuchó con calma; El niño solo quería proteger a Daniela, pero él quería hablar con ella.—Por favor, Fabián —insistió Felipe, tratando de mantener la calma—. En verdad necesito hablar con ella un momento.—No. —Fabián lo apunto con el dedo, —tú estás aquí para hacerla sentir mal. No quiero que la hagas llorar.Daniela no quería más discusiones que inquietaran a los niños, pensó que mientras más rápido atendiera a Felipe, mucho más rápido se marcharía—Fab