Capítulo 18 ¿Intentas seducirme? Después que se llevaron a la mujer, Daniela camino hasta donde estaba Fabián reflejando una gran preocupación en su expresión Su rostro estaba pálido, y su mirada reflejaba una mezcla de confusión y miedo.—Fabián, lamento haberte descuidado ¿qué fue lo que ocurrió? —preguntó, acercándose a él con la voz suave y calmada, tratando de tranquilizarlo.El niño respiró hondo, intentando organizar sus pensamientos.—Cuando salí del baño, esa mujer no me dejaba pasar. Me preguntó si era hijo de Felipe —dijo, su voz temblando ligeramente. —No la conozco. Me dio miedo.Daniela frunció el ceño, sintiendo una punzada de inquietud en su estómago. Se preguntó que pretendía esa mujer.— ¿Qué más te dijo? —insistió, tratando de mantener la calma.—Solo me miró de una manera rara, me sentí incómodo y le grité —respondió Fabián, alzando la voz con un toque de desafío—. Entonces, ella comenzó a hacerme preguntas y comencé a gritar como me has dicho tú y mama.—Hiciste
Capítulo 19 Esa mujer da miedo Daniela lo miro con furia, el imponente hombre tenía la habilidad de sacarla de quicio, haciendo surgir la necesidad de luchar contra él y no dejarse intimidar. — ¿Quién quiere seducirte? ¿Estás loco? Si por mí fuera, me gustaría tenerte a kilómetros de distancia —preguntó Daniela, sorprendida por la insinuación de Felipe. —Una pregunta, ¿hasta cuándo consideras conveniente que esté al servicio de tu madre? —replicó, manteniendo la mirada fija en él. —Hasta que crea que has pagado todos tus pecados o hasta que me canse de verte a diario —respondió Felipe, con una mirada desafiante. —Eso será si no me canso antes —dijo Daniela, cruzando los brazos con frustración, lo que atrajo la atención del hombre hacia sus senos. Aun así, y luchando con la imperiosa necesidad de mirar su exquisita figura, él le replicó. —No tienes derecho a cansarte. Eres una mujer sin moral ni vergüenza. Esta es la manera de pagar tus pecados. Además, no tienes los medios económ
Capítulo 20 Ahora pretendes quitarme a mi hijoSin esperar respuesta, Felipe salió disparado hacia la puerta de la habitación en dirección hacia donde se escuchó el grito. Le pareció que los gritos venían de la casa de huéspedes ¿Estaban los niños en peligro? Al abrir la puerta, un escalofrío recorrió su espalda al ver a Daniela de pie, con una expresión de preocupación, mientras las gemelas lloraban abrazadas a Fabián.— ¡Daniela! —gritó, acercándose rápidamente—. ¿Qué pasó?Daniela se volvió hacia él, sus ojos llenos de ansiedad y lágrimas. Su cabello estaba mojado y parecía que había salido muy rápidamente, pues llevaba solo una bata que se le pegaba a su cuerpo. Estaba de rodillas revisando a una de las gemelas.—Ángela salió al jardín un momento y se cayó mientras jugaban. No sé si se lastimó mucho, pero está muy asustada —respondió, con su voz temblorosa y sus ojos llorosos.Felipe se arrodilló junto a las gemelas, su mirada fija en Ángela, que sollozaba con desesperación. Con s
Capítulo 21 Recuerda tu posición en esta casaLa niña fue atendida en la emergencia del hospital. Felipe, sin tener la más mínima noción de lo que hacía, sostenía la mano de Ángela mientras los médicos evaluaban su lesión. La pequeña se mostraba muy asustada en los brazos de Daniela, y su llanto había resonado en el automóvil durante el trayecto.—Todo estará bien, Ángela —le decía Felipe, intentando infundirle calma mientras ella miraba a su alrededor con ojos grandes y asustados. Su cabello estaba desordenado, y su vestido arrugado, pero lo que más le preocupaba era la expresión de dolor en su rostro.Finalmente, un médico apareció con una sonrisa tranquilizadora.—Hola, Ángela. He escuchado que te has portado muy valiente. Vamos a revisar esa rodilla, ¿de acuerdo?La niña asintió, aun con lágrimas en los ojos, agarrando fuertemente la mano de Daniela. Mientras el médico revisaba a la niña y le tomaban una radiografía. ella se culpaba a sí misma por cada queja de la pequeña niña. Nu
Capítulo 22 Siempre seré la señora de OrtizDespués de vestirse apresuradamente, Daniela se dirigió a la cocina para preparar el desayuno que Eugenia había ordenado.Mientras batía los huevos y tostaba el pan, pensaba en cómo cada día se convertiría en una lucha por cumplir con las expectativas de la señora de la casa.A pesar de sus esfuerzos, Eugenia nunca parecía satisfecha. Cada pequeño error provocaba una reprimenda, y la ansiedad aumentaba con cada nuevo requerimiento.— ¿Por qué no hiciste el desayuno como te pedí? Esto no sirve, me quieres envenenar —exclamó Eugenia—Esto no es lo que quería. Necesito algo más nutritivo, más variado. ¿Es que no puedes hacer algo bien?Daniela sintió que su corazón se hundía. Sin poder contener las lágrimas, se esforzó por mantener su control.—Lo lamento, señora. Lo haré mejor la próxima vez.Pero Eugenia no parecía dispuesta a escuchar. Se dio media vuelta, murmurando algo sobre la incompetencia del servicio.Justo en ese momento, el teléfono
Capítulo 23 ¿Te gusta mi esposa?—Ya la has visto Felipe, ese es su verdadera personalidad. Busca lastimarme a como de lugar. Seguramente siente celos de que yo haya sido la esposa legal de tu padre y ella solo una amante insignificante de pueblo.Felipe estaba a punto de responder a las acusaciones de Eugenia cuando notó que el teléfono móvil estaba sonando. Lo miró con gesto de contrariedad. Le molestaba que le interrumpiesen en aquellos momentosLa pantalla iluminó su rostro con el nombre de Belinda, la esposa de su hermano Javier. Al instante, una punzada de preocupación le atravesó el pecho. No habían hablado en semanas, y la tensión entre ellos había crecido desde que Javier había comenzado a presionarla por el divorcio.—Disculpen un momento —dijo Felipe, interrumpiendo la confrontación. Se apartó de ellas, sintiendo la mirada intensa de Eugenia en su espalda mientras atendía la llamada.— ¿Belinda? —su voz era un susurro, lleno de inquietud.—Felipe… —la voz de Belinda temblab
Capítulo 24 Intentas buscar otra forma de ofender a tu esposa.Felipe se quedó en silencio, asqueado por la pregunta de Javier. La pregunta le pareció asquerosa, sobre todo porque tenía algo de verdad. Se dio cuenta de que tenía varios días sin ser atormentado por sus sentimientos hacia Belinda. La tensión en la sala era palpable, y decidió retirarse.—Espera un momento Felipe, escucho la voz de Javier a sus espaldas.—¿Qué más quieres decirme? Intentas buscar otra forma de ofender a tu esposa.—Mama me dijo que en el incidente del centro comercial, había una mujer joven y tres niños, ¿quiénes son? Tienes una mujer e hijos por aquí, al mejor estilo de nuestro padreFelipe sintió un estremecimiento de alerta—No responderé a esa pregunta, si tengo hijos o no, no es algo que te importe, cuida de tu propia vida y deja de interesarte en lo que hago—No te parece irónico que me digas eso, cuando vives entrometiéndote en mi matrimonio. Mi preocupación es… únicamente porque tengo la impresi
Capítulo 25 No eres tan malo Felipe sintió un torbellino de emociones tras la pregunta de Belinda. Su corazón latía con fuerza, y una mezcla de sorpresa y confusión lo abrumó. La forma en que ella lo miraba, con esos ojos llenos de anhelo, le hizo recordar momentos compartidos, risas y una conexión que había intentado enterrar desde que ella se casó con Javier. La realidad es que ella era su cuñada, y había una línea que no podía cruzar. —Eres mi cuñada —respondió nuevamente, tratando de mantener la voz firme—. Has estado casada con mi hermano. Y es mi deber ayudarte. Eso es todo. No significa nada más. Belinda frunció el ceño, y Felipe notó cómo la decepción se reflejaba en su bello rostro. Era evidente que su respuesta no era la que esperaba. La tensión en el aire se tornó palpable, y él sintió el peso de su responsabilidad. Sabía que debía mantener la distancia, pero el deseo de protegerla y su instinto de cuidar de ella lo hacían dudar. — ¿Estás seguro de eso? —preguntó ella