L. Alejandra
Tenía tanto miedo, salgo corriendo mientras la sangré corría por mi piel, no sabía de quién era esa sangre ni que es lo que había hecho.
Estaba asustada, pero a la vez me sentía entusiasmada, la adrenalina que corría por mi piel.
Puedo escuchar a los lejos unos pasos, busco un lugar donde esconderme y entro a una habitación, estaba vacía, busco dónde puedo esconderme, siento que alguien pasa su mano por mi cintura y cubre la boca con su otra mano.
—Shh no grites —Dice al soltarme y volteo a mirarlo.
—¿Me extrañas?
—No comiences con eso Mar.
—Oh Thiago, no te resistas — Me mira fijamente y su cara se transforma de una seria a una de preocupación.
—¿Qué hiciste?
—Yo— escuchamos unas voces afuera, nos escondimos debajo de la cama y podemos observar solamente los pies de un par de personas.
—¿Está muerto?
—Sí.
—Ahora que harás.
—Decir la verdad.
—¿Cuál es esa verdad?
—De quien lo mató.
—¿Quién fue?
—Fue Mar.