Ambos se acomodaron en la cama, y aunque el tono de la conversación había sido liviano y cómico, había una extraña paz entre ellos.Aziel, con una sonrisa traviesa, la ayuda a acomodarse en la cama, asegurándose de que Naiara estuviera cómoda antes de meterse bajo las sábanas. Se acomodaron uno al lado del otro, y Naiara apaga la luz, dejándolos en la penumbra de la habitación.Unos minutos después, Naiara, nerviosa, decide darle la espalda. Pero al hacerlo, siente algo extraño… algo firme. Aziel, con su clásica calma, intenta hacerse el dormido, pero Naiara no tarda en darse cuenta.—Aziel… ¿por qué estás aún duro? —pregunta, sin poder evitar un tono de incredulidad.Aziel respira hondo, como si estuviera a punto de dar una respuesta filosófica.—Naiara, no es algo que pueda controlar. No hagas caso de mis… sentimientos.Naiara frunce el ceño, sintiendo la incomodidad de su cercanía.—Siento que me harás un agujero en la espalda. —responde, entre broma y desespero.Aziel soltó una ri
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