Secándome las lágrimas en silencio, guie a mi querido caballo, mientras me lamentaba por todo el esfuerzo perdido.Sin embargo, no era momento para la tristeza. Después de todo, me esperaba una dura batalla.Esta noche era la fiesta de compromiso, en donde conocería formalmente a Iván. Y debía lograr que él se enamorara de mí a primera vista. Aun así, por seguridad, llevaba una pistola conmigo.Ya había averiguado el perfume que le gustaba y sus colores preferidos, por lo que, después de arreglarme con cuidado, me preparé para dirigirme a la mansión de la familia Suárez.Al bajar las escaleras, mi mirada se posó inadvertidamente en un rincón del jardín, en donde Leonardo abrazaba a Dolores.Ella tenía la mirada perdida, su cuerpo se agitaba ligeramente, con la falda caída en el suelo, y sus generosos pechos completamente expuestos.Leonardo alzó la vista y se encontró con mi mirada. Por un instante, se mostró nervioso, antes de sonreír de manera burlona. Enredando sus dedos en el
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