SofíaCasi no puedo creerlo. Estoy parada frente a una puerta que parece de otro mundo, tan grande, tan sólida. Mis manos, que hace apenas unos minutos estaban sudando de nerviosismo, se sienten frías ahora, aunque mi cuerpo se estremece con la ansiedad. La oficina de Alexander Hawke es un reflejo de su poder: moderna, elegante y tan controlada como el hombre que me espera dentro.Alzo la mano, tocando la fría manilla de la puerta, y respiro hondo. A pesar de todo lo que he leído sobre él, lo que he escuchado en los pasillos, nada me prepara para lo que estoy a punto de enfrentar. Mi corazón late a un ritmo acelerado, pero mi mente se mantiene firme. Esta es mi oportunidad. No puedo dejarla escapar.La puerta se abre sin esfuerzo, como si estuviera esperando que yo la atravesara. Y lo hago. Al entrar, mi vista se ve atrapada por el gran ventanal que domina la pared opuesta. Desde aquí, la ciudad parece más pequeña, más distante. La oficina está decorada con un gusto impecable: muebles
Ler mais