Ya de vuelta en la tranquilidad relativa de la posada, Magaly y Valentina repasaban los eventos del día, la información vertida por Alberto y el peso de las nuevas revelaciones.—¡Uf! Esto es un gran misterio, Val —exclamó Magaly, a pesar de la tensión, dejando escapar una de sus características risitas nerviosas—. ¡Todo está tan enredado!—Sí, es cierto —respondió Valentina, con el ceño fruncido por la concentración—. Pienso que tenemos que conocer mejor a la familia Contreras. Entender sus dinámicas, sus secretos...—Yo pienso lo mismo —asintió Magaly—. ¿Y qué se te ocurre?Valentina suspiró, mirando un punto fijo en la pared. —Quiero que la señora Contreras me conozca. Si llega a verme de cerca, no podrá ignorar el parecido que tengo con su familia. De alguna manera, estando cerca, podré averiguar de dónde vengo.—Pero te digo, Val, no es tan fácil —advirtió Magaly, con un tono más serio—. Ellos son muy reservados, viven en su propio mundo.—Sí, creo que no es buena idea todavía —c
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