Capítulo 40 —No voy a ser tu amanteNarrador:El silencio volvió a colarse entre ellos, esta vez menos afilado, más denso. No era una tregua, pero tampoco un final. Cédric bajó la mirada, con los codos aún apoyados sobre las rodillas, sin saber si quedarse o levantarse. Desirée tampoco se movía. Pero algo en su postura había cambiado. Ya no estaba rígida. Solo… vacía.Pasaron varios minutos así. Juntos, pero distantes. Cargando con la misma noche, desde extremos distintos del mismo conflicto.Finalmente, Desirée se puso de pie sin decir una palabra. Caminó hacia la puerta con pasos lentos, los hombros caídos, la espalda recta por pura costumbre. Al llegar al umbral, se detuvo. Apoyó una mano en el marco de la puerta y, sin girarse del todo, preguntó con voz neutra, casi monótona:—¿Quieres un café?Cédric levantó la vista hacia su espalda, midiendo cada palabra antes de responder.—Sí.Ella asintió una sola vez, sin decir más, y entró en la casa. La puerta quedó abierta. Él se levantó,
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