131. TRANSMISIÓN DE PODERES
El Alfa Supremo lo observó por un momento, evaluando su resolución, y luego le preguntó el nombre de su lobo y de qué color era.— Mi lobo se llama Anker, mi Alfa —dijo Héctor, erguido, describiendo a su compañero con orgullo—. Es de color amarillo, con un diamante negro en la frente.— ¡Vaya, sí que eres la mitad de Nert! —exclamó Horacio, sorprendiendo a todos con su comentario. La atmósfera se llenó de una energía renovada, mientras cada uno de ellos se preparaba para lo que estaba por venir. La conexión entre Héctor y Merytnert, fortalecida por el amor y el poder, parecía estar destinada a enfrentar cualquier desafío.Todos se dirigieron a la cueva de plata, un lugar sagrado que impediría que los poderes de la princesa causaran estragos. Al llegar, el Alfa asumió el control de la situació
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