La sonrisa de Tamara se amplió, pero esta vez, había algo oscuro en sus ojos, algo que Alejandro no había notado antes. Se acercó más, hasta que pudo sentir su perfume, uno que le recordaba noches que prefería olvidar.—¿Estás seguro de eso, Alejandro? —murmuró, inclinándose un poco hacia él—. Porque no pareces tan seguro.Alejandro retrocedió un paso, su mente buscando desesperadamente una salida. Sabía que, si Tamara había regresado, no era solo por casualidad. Era calculadora, siempre lo había sido. Sabía lo que hacía y por qué lo hacía. Y ahora, su aparición podía poner en riesgo todo lo que estaba construyendo con Luciana.—Mira, Tamara… —su voz era más dura ahora, sus ojos se endurecieron—. No sé qué esperas de esto, pero lo nuestro fue hace años. He seguido adelante, y tú deberías hacer lo mismo.—¿Ah, ¿sí? —respondió Valeria, levantando una ceja—. ¿Con esa chica, Luciana?, no creas que no reviso tu Facebook y redes sociales.El solo hecho de que mencionara su nombre hizo que a
Leer más