Cuando Ezequiel se levantó esa mañana tenía la tela de la almohada pegada a la mejilla, e hizo una nota mental para no seguir acostándose tan tarde viendo series, estaba claro que no necesitaba trabajar para mantenerse, su tres por ciento en la esmeraldera le daba para vivir toda la vida sentado si le daba la gana, pero no estaba acostumbrado a no hacer nada, necesitaba un empleo pronto o se moriría del aburrimiento.Tomó su celular y comprobó que apenas eran las cinco de la mañana.—No puede ser que vaya a hacer esto —se dijo así mismo con la cobija enredada en el torso, la noche antes, el profesor de Eloísa, el tal Harrison, lo había llamado para entrenar, Ezequiel intentó buscar una excusa para no ir, pero el hombre pareció bastante necesitado de la actividad física así que terminó aceptando. Si no hubiera sido por lo hetero que parecía el hombre, Ezequiel hubiera sospechado que estaba interesado en él, en realidad sí que lo estaba, pero no supo exactamente por qué, ya que cuando é
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