Início / Romance / La Baronesa de la Mafia / Capítulo 21 - Capítulo 30
Todos os capítulos do La Baronesa de la Mafia: Capítulo 21 - Capítulo 30
38 chapters
Propuestas, charlas y más (2da. Parte)
La misma nochePalermo, SiciliaAdlerLa sinceridad es un filo de navaja que pocos saben manejar. Para algunos, es un acto de valentía; para otros, un error imperdonable. Y luego están los que la dosifican según la ocasión, como si fuera un veneno que solo debe administrarse en dosis controladas. Pero la realidad es que no hay un manual para saber cuándo abrir el pecho y exponer lo que nos quema por dentro.A veces, ser sincero es como caminar descalzo sobre vidrio: una palabra de más y la herida es inevitable. Nos metemos en problemas por hablar cuando deberíamos callar, por dejar escapar un pensamiento que nuestro instinto nos decía que guardáramos. Pero, ¿qué hacemos cuando el sentimiento es un grito interno, cuando cada fibra de nuestro ser exige ser escuchada?En el amor, la sinceridad es una moneda de dos caras. Puede ser un puente o un precipicio. Hay momentos en los que desarmar a alguien con la verdad nos acerca más que cualquier promesa vacía, donde la franqueza se convierte
Ler mais
Propuestas, charlas y más (3era. Parte)
La misma nochePalermo, SiciliaOrianaAcertijos, misterios, secretos… Todos comparten el mismo propósito: ocultar algo. Y lo que está oculto nos carcome, nos irrita, nos descoloca. Porque lo desconocido nos quita el control, nos convierte en meros espectadores de nuestra propia historia, y eso es lo que más detestamos. Algunos ilusos encuentran en ello una chispa de emoción, un desafío que estimula la mente y acelera el pulso, como si el riesgo fuera un juego. Otros lo consideran una crueldad, una forma retorcida de manipulación que los deja a merced de quien maneje las piezas. Y luego están los que lo ven como una amenaza, una sombra que acecha desde las esquinas de lo no dicho, esperando el momento justo para derrumbar sus certezas.Pero la verdad es que los secretos tienen peso. Y ese peso no se diluye, no desaparece con el tiempo, solo se transforma, moldeando el curso de una vida, arrastrándonos hacia consecuencias inevitables. No importa si fueron creados por necesidad, por est
Ler mais
Propuestas, charlas y más (4ta. Parte)
La misma nochePalermo, SiciliaCarloDirigir un cártel es como conducir un auto de carreras a 180 kilómetros por hora en una pista sin barandas, donde cada curva es una sentencia y cualquier mínimo error puede significar un choque fatal. En este mundo, no hay frenos de emergencia ni segundas oportunidades, solo velocidad, estrategia y la certeza de que el que duda, muere.La mafia no perdona a los que titubean. Es un tablero de ajedrez donde cada pieza tiene su peso y su función, y el que no sabe moverlas termina como un peón sacrificado en la primera jugada. Aquí no hay espacio para la suerte ni para el azar, porque en el instante en que dejas algo a la fortuna, alguien más lo convierte en tu debilidad.La información es el arma más letal en este negocio. Una bala mata una vez, pero un secreto en las manos equivocadas puede enterrarte mil veces antes de que toques el suelo. Saber es poder, y el que controla el flujo de información controla el juego. No se trata solo de conocer a tus
Ler mais
Abriendo el corazón (1era. Parte)
La misma nochePalermo, SiciliaAdlerDicen que la rabia no es buena consejera. Que cuando se cuela en la sangre, lo hace como un veneno lento, nublando el pensamiento hasta convertirnos en bestias sin razón. Nos descontrola, nos arrastra como una corriente feroz que nos ahoga antes de darnos cuenta de que nos metimos demasiado hondo. Y lo peor… es que cuando abrimos los ojos, ya es tarde. El desastre está hecho, las ruinas a nuestros pies, y no hay vuelta atrás.Tal vez sea parte de nuestra esencia más primitiva, ese instinto salvaje que vive agazapado dentro de nosotros, esperando el momento exacto para despertar. Algunos logran domarlo, convertirlo en un arma fría, afilada, letal solo cuando es necesario. Pero otros… otros somos fósforos, encendiéndonos al menor roce, consumiéndonos en llamas sin pensar en lo que dejamos atrás.Y luego están los que no solo se queman a sí mismos, sino que arrasan con todo a su paso. Los que no distinguen entre amigos o enemigos cuando la furia toma
Ler mais
Abriendo el corazón (2da. Parte)
La misma madrugadaPalermo, SiciliaOrianaAbrir el corazón debería ser simple. Al final, se trata solo de poner en palabras lo que sentimos, ¿no? Pero la realidad es otra cosa.Hay quienes creen que exponer los sentimientos es un acto de debilidad, una rendición que los deja desnudos ante los demás. Otros lo ven como algo innecesario, porque para ellos los actos pesan más que las palabras. Y están los que, como yo, llevan heridas que nunca terminaron de cerrar. Esos que han aprendido a callar, a refugiarse en el silencio, porque alguna vez confiaron, hablaron… y fueron destrozados.No es fácil salir de ahí. Uno se acostumbra a la coraza, a la burbuja de aparente control, al autoengaño de que nada nos toca, de que nada nos importa tanto como para arriesgarnos otra vez. Pero el amor es un puto campo minado. No basta con mirar, con tocar, con desear. A veces, hay que darle voz a lo que quema por dentro. Porque el silencio no siempre protege, a veces solo es un verdugo lento que nos alej
Ler mais
El rostro del enemigo (1era. Parte)
El mismo díaPalermo, SiciliaAdlerMás allá de las mariposas revoloteando en el estómago, de los suspiros profundos que parecen robarte el aire, de la cara de tontos que ponemos cuando nos perdemos en la mirada de quien amamos… más allá de la conexión especial y lo espectacular que pueda ser el sexo con tu pareja, nos cuesta acoplarnos. A veces estamos un poco perdidos, o más bien, nos cuesta ceder. No son celos. No es posesividad.Es solo que cuando amas, quieres estar allí, ser parte de su mundo, formar un "nosotros" sin que ninguno de los dos pierda su esencia. Pero el amor, como una casa bien construida, necesita equilibrio. Si solo un lado pone los cimientos y el otro se deja llevar por el viento, tarde o temprano todo se desmorona.Por eso las etapas son importantes. Allí aprendemos a respetar los espacios del otro. Aprendemos a leer al otro sin necesidad de palabras, a negociar sin sentir que perdemos, a construir sin destruir. Porque hasta el amor debe echar raíces fuertes si
Ler mais
El rostro del enemigo (2da. Parte)
El mismo díaCerca del estrecho de Messina, SiciliaOrianaSer jefe no es solo dar órdenes, ni sentarse a cosechar aplausos cuando todo sale bien. No se trata de mandar desde la distancia con una copa en la mano y los pies sobre el escritorio. Ser jefe de verdad significa estar ahí cuando las cosas se desmoronan, cuando el caos golpea la puerta y todos miran buscando a alguien que no tiemble. Significa responder por tu gente. No usarla como escudo. Asumir los errores como propios, incluso cuando no fuiste tú quien falló, porque al final, si tú los pusiste ahí, también es tu responsabilidad.Cuando todo se pone feo, cuando el peligro es real y la sangre podría correr, no escapas como una rata. No desapareces. No te escondes esperando que pase la tormenta. Te quedas, das la cara. Te plantas frente al enemigo con la misma rabia y determinación que exigirías de ellos. Porque si tú no estás dispuesto a mancharte las manos, no esperes que ellos den la vida por ti.El respeto no se compra, s
Ler mais
El rostro del enemigo (3era. Parte)
El mismo díaPalermo, SiciliaCarloNinguna mujer está fuera de tu alcance. Esa es la regla número uno. Ni las más dulces ni las más fieras. Todas, en algún punto, ceden. Solo tienes que encontrar por dónde se quiebran.Los hombres que se arrodillan, que ruegan o esperan paciencia… terminan siendo el chiste de la historia. Monigotes emocionales, decorativos. Las mujeres les pasan por encima, se burlan de ellos y luego los botan como se bota un trapo sucio. ¿Y sabes qué? Lo merecen. Porque fueron débiles.Por eso, cuando una mujer te dice que no, no es un rechazo. Es un reto. Es una forma de tantear hasta dónde puede manipularte. Y si cedes… perdiste. Pero si cambias el juego, si le das vuelta a las reglas y eres tú quien lleva las riendas, entonces empieza a verte diferente. A sentir diferente. No se trata de ternura, se trata de poder.A veces hay que ser más feroz. Más agresivo. Atacarlas donde duele, ponerlas en su lugar. Humillarlas si hace falta. Porque algunas… sí, esas que van
Ler mais
El rostro del enemigo (4ta. Parte)
El mismo díaCerca del estrecho de Messina, SiciliaAdlerSupongo que hay cosas que simplemente no puedes detener cuando alguien te importa… cuando esa persona se vuelve parte de tu mundo, de tu rutina, de tu puta existencia. Y ahí empieza el verdadero problema: dejas de ser acero, dejas de ser irrompible. De repente, todo lo que eras—duro, frío, impenetrable—se viene abajo. La coraza no sirve, el escudo se agrieta, y ese dolor… ese maldito dolor se filtra como agua sucia por cada grieta que juraste no tener.No es físico. Es peor. Cada segundo sin saber de ella es una tortura disfrazada de espera, te carcome desde adentro, te hace sombra de lo que fuiste. Una mezcla podrida de desesperación y rabia. Porque no tienes control, porque la incertidumbre te tiene de rodillas. El corazón se estruja con fuerza, y la mente… la mente no colabora. Empieza a dibujar escenarios, los peores, los más crueles. Tal vez es un reflejo, una forma de prepararse para el golpe. Tal vez una maldita defensa p
Ler mais
Las cartas sobre la mesa (1era. Parte)
La misma nochePalermo, SiciliaOrianaConfiar en alguien es como poner tu vida en sus manos. No es una metáfora. Es literal. Cuando confías, te expones. Te vuelves vulnerable. Dejas la puerta entreabierta, esperando que no la derriben.Dicen que la confianza es la base de toda relación sana. Tal vez tengan razón. Pero nadie te habla de lo difícil que es cruzar esa línea invisible entre lo que te dicta el corazón y lo que te grita la mente. Porque una cosa es sentir… y otra muy distinta es apostar tu estabilidad por ese sentimiento.No se trata de miedo. Se trata de memoria. De cicatrices. De haber visto de cerca lo que ocurre cuando confías en la persona equivocada. Y ahí está el verdadero dilema: ¿cómo saber quién no te va a fallar? ¿Cómo distinguir entre una promesa y una mentira disfrazada de amor? La gente habla de seguir el instinto, de dejarse llevar. Pero nadie te prepara para el día en que tu instinto también te falle.Porque confiar a ciegas es un acto de fe, y la fe necesit
Ler mais
Digitalize o código para ler no App