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Capítulo 91: Perdiéndolo todo y atada a él
ANDY DAVISMe quedé en completo silencio, viendo a ese tal Lucien Blackwell. Era un hombre atractivo, no lo podía negar, con esos ojos hipnóticos, fríos y crueles. Todo en él te daba la impresión de peligro. Como tener directamente enfrente a la muerte disfrazada. Sacó de un sobre el acta de matrimonio y la sostuvo ante los ojos de Damián, pero como bien cabía esperar, Damián ni siquiera le prestó atención. Su mirada estaba fija en Lucien. No le tenía miedo, por el contrario, de nuevo había dejado su máscara de padre y compañero dulce, por la del hombre de negocios feroz, egoísta y despiadado que conocí, ese que siempre obtenía lo que quería y en caso de no hacerlo, era capaz de incendiar el mundo.Era como ver dos fuerzas de la naturaleza intentando mantener la distancia, sabiendo que chocar entre ellas podría suponer el fin del mundo. Fue entonces cuando bajé la mirada y me puse a leer el documento. Había sido firmado con la fecha de hoy y eso no era lo peor.—¿Dónde están mis hijo
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Capítulo 92: Los hermanos que nunca nos dejaron ser
CAMILLE ASHFORDSalí del cuarto con los ojos enrojecidos, pero sin ninguna lágrima, mientras que mi corazón latía desesperado y mi mente iba a mil revoluciones por minuto. Lo que me había dicho Andy se había clavado en el centro de mi cerebro y no dejaba de escucharla. Había cometido un error y ahora sabía cuál era la urgencia de Lucien por casarse conmigo. Quería todo lo que yo había adquirido, era más que obvio, pero… ¿por qué? Bajé las escaleras lentamente, Andy se quedó en el barandal, viendo todo como una espectadora más. Lista para correr hacia Damián o hacia los niños, todo dependía de lo que ocurriera. Ya no había miedo dentro de mí, solo determinación y parecía que Lucien se dio cuenta en cuanto volteó hacia mí y notó que mis manos ya no temblaban. —No voy a dejar que te vayas de esta casa… —susurró Damián con firmeza. —Es mi esposa —contestó Lucien levantando una ceja y con una sonrisa que parecía augurar su victoria. —Es mi hermana… —refunfuñó Damián y se acercó un pas
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Capítulo 93: ¿Una mentira convertida en realidad?
LUCIEN BLACKWELLIgnoré lo mejor que pude sus sollozos y me obligué a mantener la mirada clavada en la ventana, pero en el reflejo podía verla, tenía la apariencia de un ángel en desgracia, con esos mechones rubios cayendo por sus hombros y su hermoso rostro consumido por la tristeza, hasta que de pronto su dolor cesó. La vi por el rabillo del ojo, tenía las mejillas surcadas por lágrimas frescas que aún nacían desde sus párpados cerrados. Estaba dormida y, por primera vez en mucho tiempo, me dolió.No debería doler. No después de todo. No después de lo que le hizo a Anna. Pero dolía igual.Saqué el pequeño colguije, lo único que me quedaba de Anna, atado al último botón de mi chaleco y escondido en mi bolsillo. Lo abrí y entonces vi nuestra foto. Ella se veía tan hermosa y sonriente, me abrazaba con todas sus fuerzas. El corazón se me rompió. «Nunca me gustó esta vida para ti», había dicho hacía mucho tiempo. «Me encantaría que encontráramos otro camino, juntos. Nuestra vida no deb
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Capítulo 94: De millonaria a sirvienta
CAMILLE ASHFORD—¡Arriba! ¡Levántate! —exclamó una voz femenina algo cascada mientras la cama parecía estar en medio de un terremoto. Apenas abrí los ojos cuando alguien ya me había tomado del brazo y sacado de entre las sábanas de un tirón. Tuve que sujetarme de la mesita de noche para no caer. Entonces me di cuenta de quien me había despertado con tanta energía. —¡Ya son las seis de la mañana y no puedo entender como sigues holgazaneando! —gritó la mujer en mi cara, entrada en años, bastante corpulenta, y se estaba aprovechando de que mi cerebro aún no comenzaba a trabajar—. ¡Qué vergüenza de mujer!De nuevo me tomó del brazo y me arrastró hacia el baño, dejándome caer en una tina, con todo y ropa. El agua helada fue lo que necesitaba para terminar de despertar. Aunque intenté salir, la mujer puso su mano en mi cabeza, manteniéndome dentro. —No habrá agua caliente para ti si sigues despertándote tarde —siseó mientras se limpiaba las manos en su mandil blanco.—¡¿Por qué me está h
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Capítulo 95: Una vida que no es suya
LUCIEN BLACKWELL—Es un hueso duro de roer, señor —dijo mi ama de llaves recargada en el marco de la puerta de mi despacho, con la mirada perdida a través de la ventana—. No es una chiquilla caprichosa que provenga de una cuna de oro. Se nota que sabe usar una escoba. —El dinero le llegó después… —susurré mientras veía el reloj en mi muñeca y suspiré cansado—. ¿Ya terminó? —Sí, señor… —contestó con el mentón en alto—. Cada labor que le he encomendado la ha realizado casi a la perfección. —¿Ya comió? —pregunté queriendo fingir que no me importaba.—No, señor —respondió mi ama de llaves con suficiencia y entornando los ojos—. Aunque no es una inútil, no significa que haya sido rápida en sus labores y se perdió su horario de comida. No pude evitar sentir un retortijón en mi estómago. ¿Era piedad? ¿Culpabilidad? Rechiné los dientes queriendo contener mi molestia. —Llévala a mi habitación, que coma algo, que se dé un baño y que se ponga la lencería para esta noche. No tardaré en subir
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Capítulo 96: ¿Es lo mejor que tienes?
CAMILLE ASHFORDAston Smith, ¿quien carajos es Aston Smith?, me preguntaba mientras trapeaba la estancia, casi de manera automática. Entre más averiguaba, más me confundía y más deseaba estar en casa, con mis pequeños mellizos, el cabeza hueca de mi hermano y la maternal Andy. De pronto escuché que algo se cayó a mi lado, cuando volteé no solo noté una maceta volcada y rota, con toda la tierra desperdigada, sino también a una mujer bastante hermosa y arrogante con una sonrisa bien dibujada y una mirada tan afilada que me atravesó el pecho. —¿Qué esperas, sirvienta? ¡Recoge! —gritó y pateó la tierra con la punta de su zapatilla, dispersándola. Mis manos se apretaron alrededor del palo de mi trapeador y me esforcé por sonreír. Reconocía su voz. Era la mujer con la que había hablado Lucien en el hangar. Sin decir nada me acerqué para comenzar a recoger todo, empezando por la tierra, pero en cuanto me hinqué ella volvió a patearla haciendo que mi uniforme se ensuciara. ¡Uff! Solté u
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Capítulo 97: ¿Crees que espero mucho de ti?
CAMILLE ASHFORD—¡Es una perra sarcástica que merece un buen escarmiento! —exclamó Nadia al notar que, pese a la furia de Lucien por mis palabras, él no parecía querer hacer nada.—Sí, supongo que merezco un escarmiento —contesté sin desviar mi mirada del turquesa de sus ojos—. ¿Lo harás? ¿Me lastimarás un poco más? Te recomiendo la cara o las piernas, mis brazos están molidos, tengo moretones en ellos con la forma de tus dedos. »Hazlo… pégame, te doy el gusto, pero déjame te advierto algo: me darás el primero, pero el segundo ya no. Sé quién eres… sé lo que haces… y estoy consciente de que matarme no te será difícil, pero te juro que me llevaré algo de ti a la tumba, un ojo, una oreja, un dedo, lo que sea para que te acuerdes siempre de mí y de que no todas las personas que te rodean están para complacer tus putos berrinchitos de mierda. Si con algo había nacido, y ni mi propia madre me había quitado al criarme, era la maldita soberbia y orgullo dentro de mi corazón.Esperé pacient
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Capítulo 98: Un demonio disfrazado de ángel
CAMILLE ASHFORDCon ambas manos sobre su pecho, alejé a Lucien, llena de furia.—¿Eso quieres? ¡Bien! —respondí mientras me quitaba el uniforme, mostrando cada marca, cada moretón y cada inflamación, no solo producto del trabajo arduo, sino de su crueldad—. ¿Te gusta lo que ves, guapo? ¡Mira lo que has logrado en tan poco tiempo! ¡Todo tuyo! ¡Disfruta de tu muñeca rota todo lo que quieras y después déjame en paz!Esta vez no fue tan fácil. Las lágrimas caían por mis mejillas y mis labios temblaban mientras le mostraba mi cuerpo, dejando solo la lencería, y luciendo mis heridas. Sus manos bajaron la velocidad, apenas se desabrochó la camisa cuando sus ojos se movían en mi piel, en cada moretón. —Desagradable… ¿no? —solté con un suspiro y volví a recargarme en la pared—. Pensé que… había encontrado a alguien bondadoso entre toda esa podredumbre que me rodeaba. Creí que eras una clase de ángel guardián, pero no… me confundí. Solo eres un diablo más que planea llevarse un trozo de mí ant
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Capítulo 99: El prometido de su hermana
LUCIEN BLACKWELLLa enfermera sabía muy bien las respuestas que quería obtener, o más bien, solo esperaba una confirmación de lo que ya sabía.—La señora Blackwell respondió al equipo médico que se trató de una caída y que esos moretones son resultado de eso, porque sí, una mujer con esas características al ser ingresada se tiene que hacer una investigación profunda. —Intentaba mantener la cordialidad en su voz, sin embargo, parecía que me odiaba por lo que aún no confirmaba—, pero… hay patrones en ciertas lesiones que no se pueden justificar tan fácil. »Ya sabe lo que dicen por ahí, si tiene escamas es un pez, si tiene plumas es un ave… Si hay hematomas en forma de dedos en los brazos, es violencia. Hay cosas en la vida que son demasiado simples, ¿no cree? —De nuevo me ofreció una sonrisa, pero esta vez estaba cargada de advertencia, y su mirada aguda lo confirmaba—. Puede entrar a verla, porque legalmente no hay una denuncia que lo evite, pero no la altere, por favor, porque lo sab
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Capítulo 100: Creí que me querías muerta
LUCIEN BLACKWELLEsa noche los había visto discutir de manera disimulada, no me gustaba la manera en la que Aston veía a mi hermana, pero aun así me mantuve al margen por ella. —Yo puedo encargarme de todo —dije entre dientes viendo fijamente a Aston, listo para saltar sobre él en cuanto Anna me diera la orden, pero ella tomó mi rostro entre sus manos y me sonrió. —Escúchame bien… —Aunque sus ojos estaban enrojecidos, trataba de mostrarse como la mujer feliz y fuerte de siempre— …esto es algo entre Aston y yo. De por si no me gusta que uses tu fuerza bruta para solucionar cualquier detalle. Dejar que te encargues de esto sería como querer matar una mosca con un lanzamisiles. Sonreí junto con ella, siempre tenía la habilidad de ponerme de buenas incluso en los momentos más complicados. —Solo dime que no te quedarás con él… dime que no tendré que verle su maldita cara de perro infiel durante la cena de navidad o en tu cumpleaños —supliqué sintiéndome más tranquilo, aunque sabiendo q
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