Un mensaje llegó al instante. Me costó leerlo, mi vista estaba nublaba, veía borroso. •Hola, Karina, ¿Cómo va todo? ✓ Su mensaje me desconcertó, esta persona estaba actuando como si le estuviera hablando a un viejo amigo, como si hace un minuto no me hubiera mandado una foto de mi esposo desangrándose. Quise gritar y pedir ayuda, pero el siguiente mensaje me acobardó. •Si le llegas a pedir ayuda a cualquiera dentro de esa casa, lo degollaré y te mandaré el vídeo. Quiero que salgas de la casa en completo silencio y sin que nadie sospeche. Un taxi te va a estar esperando afuera de la propiedad, en la esquina del lado norte. Ven sola. ✓ Mi mente estaba en otra dimensión. No podía procesar lo ocurrido, lo rápido que estaba pasando. Apreté el botón de llamada con los nervios a flote. No repicó ni dos veces cuando me rechazó la llamada. Con los pensamientos de la realidad alterados, me atreví a volver a llamar, pero una vez más, me colgó . •¡Deja de llamar, puta! ✓ Con la rabi
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